La comunidad judía de Miami. Fuerte compromiso con Israel e interés por la educación judía

Enlace Judío México | ¿Puede hablarse de una comunidad judía de Latinoamérica en los Estados Unidos?
Juan Dircie, director asociado del Instituto Latino y Latinoamericano del Comité Judío Estadounidense (AJC por su sigla en inglés), a cargo de la Latin American Task Force, el Grupo de Trabajo Latinoamericano, respondió afirmativamente sin dudarlo un instante: “La comunidad judía del sur de La Florida está integrada por unos 40.000 latinoamericanos, lo cual la posiciona como la tercera o cuarta de la región en cuanto a cantidad de miembros”, precisó.

“Su característica particular es que no es homogénea, sino diversa y representativa de casi todas las comunidades judías de América Latina: México, Argentina, Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Colombia…; en ese sentido, es viva y muy pujante, y la impronta latinoamericana es absolutamente visible, con un componente muy fuerte en instituciones de la comunidad judía de Miami”, prosiguió.

En esa ciudad “la manifestación del ‘latinoamericanismo’ es muy visible: la gente vive en español, trabaja con América Latina y sigue totalmente ligada a su comunidad de origen porque tiene familia, amigos o negocios allí y está al tanto de lo que pasa”, explicó el funcionario, quien especificó que “en la zona norte hay una muy fuerte presencia judeolatinoamericana, que de alguna manera pudo reproducir la organización comunitaria que existía en América Latina, adaptada al modelo norteamericano, y en otras el elemento latinoamericano es mucho menos visible porque hay menos cantidad de gente y forma parte de las instituciones existentes, pero aporta su característica, que tiene que ver con un muy fuerte compromiso con Israel e interés por la educación judía: el porcentaje de chicos latinoamericanos que van a escuelas judías es muy alto, y quienes visitaron Israel son muchos más que el resto”.

Además, “el nivel de conocimiento de hebreo -que traen de su país de origen- es infinitamente superior al promedio local, y eso se ve reflejado en las escuelas, donde hay interés por que el idioma tenga un valor más importante”, agregó.

“Acá hay dos tipos de educación judía clásica: la integral y la complementaria, a la cual los chicos van dos veces por semana”, y a diferencia de los locales, entre la comunidad latinoamericana el porcentaje más alto va a la primera porque es lo que conoce, informó este argentino que hizo toda su escolaridad en Wolfsohn, al igual que sus dos hermanos.

“También hay que tener en cuenta que hay todo un sector de profesionales -rabinos, jazanim, maestros, directores…- que traemos nuestro bagaje cultural, el cual aporta a una diferencia muy fuerte en la calidad de la comunidad”, puntualizó.

De todos modos, “por lo general el judío latinoamericano trae un bagaje que no apunta tanto a lo religioso, sino a lo cultural, educativo y sionista, y en esto difiere mucho del norteamericano”, señaló Dircie.

“En la parte sociodeportiva, algo muy puntual y que refleja el impacto de la comunidad judeolatinamericana es que, a fin de mes y desde hace más de treinta años, en el JCC se hacen los Maccabi Games, en los cuales los chicos juegan según el país en el que nacieron, o sus padres, y últimamente se agregaron equipos de los Estados Unidos e Israel”, resaltó.

El director asociado del Instituto Latino y Latinoamericano del AJC comentó a a la Agencia Judía de Noticias (AJN) que los latinoamericanos tienden a integrarse a las instituciones existentes, y “la Cuban Hebrew Congregation (foto), fundada por quienes llegaron al inicio de la revolución, es quizás el único ejemplo de una entidad judeolatinoamericana”, ya que “Hebraica empezó como un sector latinoamericano del JCC de Aventura y hoy es una parte integral del mismo” y hubo otros intentos que no prosperaron.

Otro ejemplo: “en la sinagoga de Jabad en Aventura hay servicios de Iamim Noraím al estilo sefaradí, en los cuales se utiliza un majzor traído de Venezuela, y hay rabinos de Jabad colombianos y argentinos; también los hay conservadores y reformistas”, añadió.

Por otra parte, si bien “siempre hay algún incidente minúsculo de antisemitismo, como la aparición de una esvástica en una sinagoga, no es un tema de preocupación”, como sí lo son los matrimonios mixtos, la continuidad y la educación de las jóvenes generaciones, consideró el funcionario.

En cambio, “es fácil acceder a la cashrut o la práctica del judaísmo, e incluso hay zonas de Miami donde se incrementó la cantidad de restaurantes casher, justamente a partir de la inmigración latinoamericana”, ya que muchos de ellos pertenecen a personas provenientes del subcontinente, ejemplificó.

En tanto, “a través de la Latin American Task Force, el AJC permite que gente que habría sido líder en su comunidad de origen se involucre en el trabajo político de la comunidad judía de los Estados Unidos”, como la relación con el subcontinente y sus comunidades judías y con los hispanos en este país, ya que es “el puente perfecto” porque comparte sus culturas, recalcó el director asociado de su Instituto Latino y Latinoamericano, a cargo de ese programa, que “el año pasado expandimos a Houston y Chicago y estamos lanzando en Nueva York y Washington, con lo cual surge como una institución central en lo que tiene que ver con incorporar a la diáspora latinoamericana en el mundo de las organizaciones judías de los Estados Unidos”.

“Desde el AJC trabajamos muy fuerte en educar al hispano no judío en los temas de nuestra agenda, entendiendo que en muchos casos no tuvieron relación con judíos” porque en sus países de origen había pequeñas comunidades, parta lo cual “tiene una presencia constante en los medios de comunicación en español sobre temas que tienen que ver con Israel, el antisemitismo y el judaísmo”, subrayó.

“La comunidad judía de los Estados Unidos no le había dado la importancia que merecen los hispanos, como la minoría de mayor crecimiento en el país y con un poder cada vez más influyente”, admitió Dircie.
Por ello, “durante el verano organizamos un seminario en Israel para diez periodistas hispanos y no judíos de primer nivel del sur de La Florida, que representaban a todas las diásporas latinoamericanas, para que tuvieran un contacto directo y conocieran una realidad que desde acá es muy difícil de ver”, finalizó.


Fuente:itongadol.com

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