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martes 05 de noviembre de 2024

‘Yo di la noticia del asesinato de JFK’: Jacobo Zabludovsky

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Enlace Judío México- El periodista Jacobo Zabludovsky fue el primero en transmitir imágenes de televisión en México vía satélite y lo hizo con la crónica del funeral de Estado del presidente John Fitzgerald Kennedy, hace medio siglo.

Acucioso, en 70 años de ejercicio guarda en su memoria lo sucedido en los funerales de Winston Churchill, Anastasio Somoza —a quien llama Tacho—, Juan Domingo Perón, la princesa Diana. “Pero hoy vamos a hablar de los de Kennedy”, dice.

Las paredes de su oficina están tapizadas de libros de historia, arte, política. Guarda también las acreditaciones como periodista para ir a las exequias del cuarto mandatario estadounidense asesinado en su historia como un trofeo de guerra.

Zabludovsky muestra las acreditaciones, pero llama la atención de una. “Trip of the president”, se lee. “Viaje del presidente. Es decir, este es un gafete que se daba en las giras que realizaba el presidente, pero no estaban preparados para su último trip, para su último viaje. Entonces, en una de esas, en noviembre 24 de 1963, dice aquí en un sello de goma sobrepuesto: se usó esto para su último viaje.

“Ahí estuve, jajajaja”, evoca. Toma tragos de café. Mira fijamente. Cambia su vista al infinito para recordar el frío otoñal de Washington y las flores de sus cerezos, el aroma de las veladoras para honrar a Kennedy. Las lágrimas asoman cuando se cruza el momento de su narración del sismo de 1985 en la Ciudad de México. Se contiene.

Jacobo Zabludovsky estaba tranquilamente en su oficina de la dirección de noticias de Telesistema Mexicano el viernes 22 de noviembre de 1963. De pronto, le enteran de un cable noticioso: el presidente de EU acaba de ser asesinado. La adrenalina corrió por su cuerpo, pero no se dejó llevar.

“Esperé a que otra fuente la corroborara. Inmediatamente llegó la confirmación de la noticia y entonces interrumpí el programa al aire. Era de esos matutinos, de charlas sobre cocina… y yo di la noticia del asesinato de Kennedy. Parecía increíble. Mantuve la información con los cables que llegaban, ya teníamos reacciones del mundo de los corresponsales, por teléfono”.

¿En qué momento decide ir a cubrir lo acontecido?

En ese momento. Se precipitan los acontecimientos y yo decido irme. Le aviso a Emilio Azcárraga que me iba a Washington. Y me fui en el primer avión que logré tomar. Ni siquiera me despedí de mi esposa porque no me pude comunicar con ella. Cuando ella se enteró yo ya estaba en el avión rumbo a Washington. Yo conocí al jefe de prensa de la Casa Blanca porque Kennedy había estado en México y establecimos contacto. Se llamaba Pierre Salinger. Me atendió en medio de la avalancha de periodistas. Ya con todas las etiquetas empecé a transmitir. Yo fui por la XEW, porque no había imagen de televisión directa de Washington a México. La hubo el lunes y sin saberlo todo pasó en vivo. Hay un axioma de los reporteros que dice “el reportero que sale a buscar la noticia siempre tiene buena suerte”.

—¿Qué sucede el primer día?

Se acumula la información. ¿Quién es el que mató a Kennedy? Al otro día matan al asesino. Una riqueza noticiosa, trágica, pero al fin y al cabo profesionalmente ocurrían cosas increíbles. Tampoco llegó la imagen directa del asesinato de Lee Harvey Oswald, narré el asesinato cometido por un tal Jack Leon Ruby, dueño de un club nocturno y con motivos muy raros para matar a Oswald. ¿Quién era Oswald? Su esposa, que era Marina, y su mamá, que tenía mucha afición por las cámaras. Fundamentalmente empecé a transmitir y entraba ocasionalmente en la televisión sin imagen, nomás con el audio mío en la televisión. Sábado y domingo por XEW Radio. El lunes transmití la ceremonia de Arlington, todo el funeral, todo el cortejo. El saludo del niño John, de tres años de edad, un saludo militar a su papá muerto. La niña (Caroline) junto a la mamá viuda; esa niña tomó posesión hace tres días de la embajada en Japón. Es esa niña, que yo dije “esta niña…”. En mi noticiero de radio dije el miércoles que esa niña tomó posesión y esa niña la vi hace 50 años en el funeral de su papá. Y la presencia de la señora Kennedy con una enorme dignidad.

—¿Qué es lo más impactante que recuerda?

Los silencios. Había unos silencios larguísimos que yo no quise llenar con palabras. Los cronistas de radio, los periodistas de radio, tenemos el vicio de no dejar lagunas, llenar. Pero yo consideré en ese momento que los silencios tenían un valor periodístico. Dejé pausas para que ese silencio se impusiera en el ánimo del auditorio, como se impuso en el mío. De repente sólo se oían los cascos de los caballos. De repente sólo una trompeta. De repente el ruido del carro tirado por los caballos donde llevaban el ataúd. Ese ruido de las ruedas de madera y fierro era también testimonio del momento. El reportaje de radio es de sonidos y dejé correrlos sin encimarme con palabras.

—¿Cómo hizo su transmisión?

Un teléfono con una extensión. No recuerdo si fui con técnicos, lo he olvidado, pero dentro del Capitolio había un panel donde te podías conectar y marcar a larga distancia con un teléfono común y corriente. Cuando había tiempo, entre teléfono y línea se pone un amplificador para enviar con mayor nitidez, en esa ocasión no tuve tiempo (…) Todo ocurrió en tres días. Fíjate, el asesinato del presidente del país más importante del mundo y el nacimiento de la noticia televisada en vivo en todo el mundo, porque fue la primera vez, el lunes 25, en que se usó el satélite estacionario sobre un solo del Ecuador para transmitir la imagen del funeral. Se transmitió a México y yo lo narré sin saber que estaban viendo la imagen. Yo narré lo que estaba viendo. Cuando terminó la transmisión del lunes, como siempre pasa, habla uno para decir: “oye, ¿cómo me oíste”. “¿Cómo que cómo te oí, si ya narraste todo?”. Les dije que cómo. “Llegó por el satélite la imagen y te pusimos de narrador con la imagen”. Entonces resulta que soy el que transmitió por primera vez una imagen de televisión por satélite en México, con el funeral en Arlington de John Fitzgerald Kennedy.

Zabludovsky es periodista. Cuando habla, enseña: “En Cuba llegué a la caída de Batista, en los primeros días de 1959. Fui a ver al Che Guevara a la fortaleza de la cabaña. Se me acercó un individuo, yo llevaba mi cámara, yo mismo filmaba porque fui solo a La Habana, no había otra forma. “Chico, te vendo un fusilamiento”; me dijo al ver que era periodista. “¿Cómo?”, le respondí. “Sí, están fusilando gente y yo tengo imagen”. Entonces le dije: “No, yo no compro fusilamientos”.

Fuente: El Universal

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