“México ha demostrado disposición a ser tolerante”: Shimon Peres

Enlace Judío México | 01 de diciembre 2013.- Si algún consejo daría el presidente de Israel, Shimon Peres, a su homólogo mexicano Enrique Peña Nieto, sería el mismo que le transmitió a Barack Obama: “Si alguien viene y le dice que el futuro pertenece a los jóvenes, échele de la sala”, porque “es el presente el que le pertenece a los jóvenes, no el futuro. Nosotros tenemos tiempo, ellos no”.

En entrevista con EL UNIVERSAL y Canal 11, el también Premio Nobel de la Paz 1994 dice que México está pasando de la era de la tierra a la ciencia, liderado por un gobernante que lo lleva a nuevas alturas, que habla de mover al país y en realidad está logrando que vuele.

Además, afirma que el antisemitismo “es como una enfermedad que no tiene futuro”, y considera que la mejor aportación del pueblo judío para el mundo es la falta de satisfacción, pues “un judío nunca está satisfecho del todo, porque siempre quiere cambiar, siempre quiere mejorar y eso crea una reacción”.
La de Peres es la primera gira oficial de un jefe de Estado israelí en 10 años a México. Él se encuentra en Guadalajara, donde asiste encabezando la delegación de Israel en la Feria Internacional del Libro, donde este año ese país es el invitado.

Señor presidente muchas gracias, es un honor que usted nos conceda esta entrevista. Señor presidente, ha sido un lapso intensísimo de cinco días los de su visita aquí a México, ha estado usted en un país que tiene un territorio varias veces más grande que Israel, con un Presidente que tiene la mitad de su edad, ¿cuáles son sus experiencias al respecto?

Mi experiencia es que el Presidente está haciendo que llegue a nuevas alturas… y creo que el Presidente así lo entiende; él habla de mover a México, pero lo que está consiguiendo es que México vuele, porque en esta época no se puede uno mover despacio, hay que volar. Si uno quiere llegar a las alturas en la ciencia, en la tecnología y podemos subir con una escalera, paso a paso, escalón por escalón, tenemos que despegar y salir volando. Me ha impresionado el hecho de que el Presidente haya decidido hacerlo así y he podido sentir las expectativas que se sienten en todas partes.

¿En estas pláticas se llegaron a acuerdos concretos, señor presidente?

Sí, hemos firmado ocho acuerdos distintos, indistintos acuerdos en ciencia, agricultura y también estoy encantado de que hubo buenos acuerdos entre dos de sus universidades, uno en la universidad mexicana y una universidad israelí. Así que hemos abarcado una amplia gama de campos.

Señor presidente, estaba yo en Israel el día que se anunció la captura de Adolf Eichmann, y vi a la gente llorar en las calles y considerábamos que el proceso de Eichmann iba a contribuir a disminuir el antisemitismo en el mundo, pero ahora estamos viendo en Europa un renacimiento de grupos antisemitas que tienden a la parafernalia del nazismo, ¿cómo ve usted el renacimiento del antisemitismo que muchas veces se disfraza como antiisraelismo?

El antisemitismo es una enfermedad de los no judíos, es como una enfermedad y no tiene futuro. México, por ejemplo, es una buena ilustración; uno de los cambios que se han producido en nuestro tiempo es que el mundo ha llegado a la conclusión de que ser diferente no es algo negativo, no es un pecado, cada país tiene sus diferencias en su propia vida.

Hoy en día la democracia no consiste en la igualdad, sino en el derecho igual a ser diferentes. El mundo es un concierto de diferencias y no antiisraelismo, en el que todos somos iguales.

Por ejemplo, la economía; la economía se ha vuelto global; no puede ser uno global y racista; no puede uno ser global y antisemita, porque la competencia es mundial. Si uno se hace racista perderá, es una especie de enfermedad, como decía, y los países que sufren de antisemitismo deberían curarlo, porque si no, serán víctimas del propio antisemitismo.

Señor presidente, pertenece usted a una estirpe de los luchadores que dieron origen al Estado de Israel, tuve el honor de entrevistar (…) a muchos de los hombres que lograron, con una gran mística, crear y fortalecer al Estado de Israel. ¿La mística se ha traducido a las nuevas generaciones en Israel?

Yo no hablaría de algo místico, más bien de una elección.

¿Qué podemos considerar único en el pueblo judío y en la generación de Ben-Gurion y en la nuestra?

Hemos llegado a la conclusión que lo que hace único al pueblo judío es el hecho de que han elegido, en realidad han escogido la elección menos atractiva. El judaísmo se basa en la moralidad, no en el poder ni en el dinero ni en la fuerza, esa es nuestra primera consideración y la ambición de Israel es convertirse en un país moral, servir a la moralidad. O sea, que no se trata de misticismo, sino de una elección.

Creo que Moisés fue el primer demócrata del mundo, porque estaba en contra de la esclavitud, estaba en contra de los señores, en el sentido de que todos hemos nacido a igualdad y con igualdad de derechos porque no había un Dios que sea de carne y hueso, sino que existe un sistema legislativo y hemos pagado muy caro esa elección.
Yo creo que desde los paganos hasta Hitler, se ha mirado siempre a los judíos como un grupo peligroso de personas, porque hablaban en distintos idiomas y tenían una visión distinta.

No digo con ello que lo hayamos conseguido, pero desde luego lo estamos intentando. El hecho de que una persona intente alcanzar un logro, ya es un logro de por sí. También en la situación presente estamos intentando alcanzar esos logros.

Hay quien pregunta cuál es la mayor contribución del pueblo judío al resto del mundo y mi respuesta es: la falta de satisfacción. Un judío nunca está satisfecho del todo, porque siempre quiere cambiar, siempre quiere mejorar y eso crea una reacción.

Pero quizá el secreto del ADN judío sea intentar mejorar, porque siempre estamos insatisfechos. Quizá esa insatisfacción es una fuente de creatividad, así como somos pequeños, somos un pequeño país, pero estamos muy decididos, generación tras generación, hemos pagado muy caro nuestra lección, pero creo que estamos llegando a un momento en que se nos empieza a comprender y a aceptar de muchas maneras. Esta nueva era es una era judía, en el sentido de que no hay discriminación y no hay lugar para la discriminación.

Y nos gusta mucho México, porque México ha demostrado, precisamente a través de su historia, su arquitectura, su amor por la poesía y por la prosa, su disposición para tolerar y aceptar a los demás. México tiene ricos y pobres, pero los pobres también son felices. Hemos visto viviendas, por ejemplo, pobres, pero cada casa es como una flor, como un poema, tiene muchos colores, es muy colorido y tiene toda una historia.

Así que México, con todas las culturas que subyacen en el país, culturas distintas, con personas tan distintas, venidas de distintos lugares, con tantos idiomas, a pesar de todo ello existe un México, hay algo que se llama México. Y no podemos decir si es de derechas o de izquierdas, eso no importa.

Estamos ahora, señor Presidente, en un acontecimiento cultural que es la Feria del Libro de Guadalajara, dedicada a Israel, es un acto insólito de amistad y de respeto al pueblo de Israel, yo quisiera que me elaborara usted un poco más el concepto de intercambio cultural entre Israel y México, pero también le escuché la otra noche en Palacio Nacional un discurso en el que dice usted que la tierra debe ser sustituida por la técnica. ¿Cómo puede lograrse todo esto?

México y Latinoamérica son imperios culturales, la cantidad de libros, de poemas que se leen en todo el mundo. Hay autores latinoamericanos conocidos en el mundo entero, es extraordinario, porque ustedes han mostrado que se puede ser pobre en términos materiales y muy ricos en términos culturales.

Hasta hoy en día yo pondría a México al mismo nivel que la literatura rusa o la francesa, es extraordinario. Y yo creo que una parte de ello sucede de la agonía, del sufrimiento. La literatura es la voz del ser humano que necesita otro distrito, que necesita ir a otro lugar en el que pueda vivir como un verdadero ser humano. En Israel también, Israel es un país pequeño, pero desde el punto de vista literario es un país bastante importante.

Y respecto a la economía, en que la técnica sustituye a la tierra, ¿cómo se puede lograr esto?

Nosotros nos hemos embarcado en la ciencia y la tecnología por la sencilla razón de que no teníamos nada más.
Cuando llegamos a Israel, Israel es un pequeño país, muy pequeño, la tierra es poco amigable, teníamos pantanos en el norte, los únicos animales que había en el norte eran más bien los mosquitos y teníamos desiertos en el sur, una tierra árida y vacía. Tampoco teníamos agua.

Tenemos dos mares, uno muerto, el otro moribundo; tenemos un río muy conocido, el Jordán, pero es un río con un caudal rico en historia y pobre en agua.

No teníamos recursos naturales, yo recuerdo esos días. Estoy ahí desde el principio, no teníamos nada y no sólo llegamos a una tierra que era árida, sino a un entorno hostil, fuimos atacados por todos lados.
Desde el punto de vista racional deberíamos habernos perdido; es decir, desde el punto de vista racional difícilmente se puede justificar la fundación del Estado, pero sí teníamos un recurso, que son los seres humanos. En esas circunstancias, no teniendo nada material, pero teniendo seres humanos, Israel tiene una historia, es la historia de las personas que han enriquecido una tierra y no una tierra que ha enriquecido a las personas.

El mundo está al final de una era agrícola que ha durado decenas de miles de años, pero que ha sido una era pobre, porque la tierra no enriquece a las personas; es más, en los países agrícolas, el número de personas, la población está creciendo y, sin embargo, la producción agrícola se va reduciendo, o sea, que hay un déficit.

Ahora, cuando hablamos de la ciencia, sabemos que no tiene límites, no tiene fronteras. Los ejércitos no pueden conquistar la ciencia, no pueden atacar a la ciencia y, por lo tanto, estamos pasando de la era de la tierra a la era de la ciencia. No importa para la ciencia si es un país pequeño, lo importante es si la cultura está desarrollada, si los conocimientos y la educación es avanzada.

Si me pregunta sobre México, le diré que eso es lo que pienso; yo creo que México está pasando de la era de la tierra a la era de la ciencia y eso lo cambia todo, no hay fronteras, no hay diferencias, no se puede existir en ellas, todo está cambiando; América está cambiando. Yo no creo que Obama haya cambiado a América, yo creo que una América que ha cambiado ha elegido a Obama.

Hace 30 años nadie hubiera dicho nunca que fueran a escoger a un presidente negro, de color, y es Obama hoy en día, en un país democrático, basado en las diferencias. Los Estados Unidos ya no son esa tierra de blancos. Y ser diferente no es ningún pecado, no hay nada malo en ser diferente; es más, creo que cada uno debe ser diferente, yo estoy a favor de ser diferente desde el punto de vista cultural, siempre y cuando no dañe a los demás, hace que la vida sea más interesante, más colorida.

Señor presidente, hay un precepto que dice que siempre es muy bien aceptado el consejo de un hombre sabio y experimentado, ¿usted podría darle un consejo al Presidente de México, que es un hombre tan joven, y sin embargo tan maduro, y a los mexicanos también, al pueblo de México en este momento?

Bueno, yo le dije al Presidente, le conté al Presidente que Obama antes de ser elegido me preguntó si le podría dar algún consejo. Él tiene más o menos la misma edad que su Presidente. Y le dije: “Si alguien viene y le dice que el futuro pertenece a los jóvenes, échele de la sala”. Me dijo: “¿Por qué?” “Porque es el presente lo que pertenece a los jóvenes, no el futuro. Nosotros tenemos tiempo, ellos no”.

Por eso me gusta que el Presidente de México no tenga tiempo, porque realmente tiene razón. Es decir, su historia es como un caballo al galope, si el caballo pasa por su ventana y no se sube uno a ese caballo galopando, el caballo seguirá galopando sin nosotros. Y además, creo que no tiene que estar comprometido con las definiciones anticuadas, esas definiciones de derechas o de izquierdas, creo que son definiciones anticuadas y complicadas.

Yo le dije al presidente Putin que los gobiernos intentaron imponer una revolución en su época. ¿Y qué consiguieron con ello, con la Revolución Rusa? Muchas muertes y un país en bancarrota.

Y viene una persona como Zuckerberg y hace una revolución por sí mismo, él solo en Facebook. No ha matado a nadie, no ha hecho daño a nadie, no tiene un partido político, no pertenece a un país específico, no tiene un ejército que le respalde, no tiene ni una ideología, no sé si siquiera habrá leído a Karl Marx. Seguramente no.
Hay que darle una oportunidad a todo el mundo, a los individuos, a las empresas, a las universidades. Todo el que quiera apuntarse a este cambio, hacer de este mundo un mundo mejor, debe ser bienvenido. Por eso digo que es un concierto de diferencias, no es necesaria tanta disciplina.

Fuente:eluniversal.com.mx

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