Enlace Judío México | Cuando el presidente de Israel, Simón Peres, viaja a algún país extranjero, pide los informes correspondientes de los servicios de inteligencia y, además, una selección de las obras literarias más granadas que hayan dado sus más ilustres escritores. Sólo así, mantiene el veterano estadista, puede llegar a entender la cultura de la gente a la que va a visitar, incluidos sus políticos. Israel es un país de grandes e intensos escritores, que tienen el privilegio de experimentar con una lengua, el hebreo, que hace apenas un siglo comenzaba a ser rescatada de un antiguo desuso. Es tierra también de voraces lectores capaces de convertir en número uno de ventas incluso los volúmenes más densos e incómodos. que tratan de temas espinosos desde el Holocausto hasta la ocupación palestina. Invitado de este año en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Israel publica cada año 7.000 volúmenes en hebreo y en sólo 65 años de existencia ha logrado consolidar una de las literaturas más sólidas de la escena internacional, con traducciones de gran éxito tanto en Europa como Estados Unidos. Esta es una selección de algunos de los libros más destacados de y sobre Israel.
Un idioma, un paisaje. Antología poética 1948-1989
Selección, traducción y notas de Raquel García Lozano.
Hiperión, 1997
Yehuda Amijai
“Las primeras batallas produjeron / flores de amor terribles / con besos casi mortales como bombas. / En los bonitos autobuses de nuestra ciudad / viajan jóvenes soldados: / todas las líneas 5, 8, 12 / van al frente”. La obra de Yehuda Amijai (1904 – 2000) es íntima y épica a la vez. Canaliza lo personal para retratar a un pueblo acostumbrado al sufrimiento y al anhelo de la tierra. Fue el primer gran poeta israelí que escribió en el hebreo coloquial que décadas antes había rescatado del ostracismo religioso el periodista Eliezer Ben Yehuda. Y pocos capturan tan bien, con versos tan sucintos y melancólicos como los citados más arriba, la vida y las impresiones de los primeros meses de existencia del joven Estado de Israel. Isaac Rabin invitó a Amijai a que leyera uno de sus poemas en la ceremonia en la que aceptó el Nobel de la Paz en Oslo. Eligió Dios se apiada de los niños del jardín de infancia… “algo menos de los niños de escuela. / De los mayores ya no se apiadará, los dejará solos, / y algunas veces tendrán que arrastrarse a gatas / sobre la ardiente arena, / para llegar al hospital de campaña / derramando sangre”.
La vida entera
Lumen
David Grossman
Escribió Leon Tolstoi que “todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz lo es a su manera”. Puede que la excepción sea Israel, donde el drama y el dolor personal unen a las muchas familias que han perdido a seres queridos. La vida entera es más que una novela: es el testamento de toda una generación que nació y creció con el Estado de Israel, para ver algunos anhelos cumplidos y otros truncados. A su protagonista, Ora, la carcome el dolor de haber visto a su hijo marchar al frente y se niega, de forma irracional, a recibir las posibles noticias de su muerte. Huye y se refugia en los paisajes de su tierra, en un viaje que es más una búsqueda interior que un periplo a un punto concreto. Tres años después de comenzar la novela, el autor, David Grossman, perdió a su hijo en el frente, en la guerra de 2006 contra Líbano. La vida entera es un drama familiar porque en realidad la historia de Israel hasta ahora es también un gran drama familiar, el de un pueblo que, según el propio Grossman, ve su misma existencia amenazada ahora por la ocupación a Palestina.
Una historia de amor y oscuridad
Siruela
Amos Oz
La biografía de cualquier israelí es también la epopeya de un éxodo familiar de generaciones pasadas. En este país y en su literatura el presente lo forman capas y capas de historia, a veces gloriosa y a veces atormentada, que discurre en meandros que pasan por guetos, tragedias y grandes migraciones. En la que muchos consideran su obra maestra, Amos Oz cuenta trozos de su propia vida, partiendo de su infancia en la Palestina del mandato británico, retrotrayéndose a las generaciones de sus antepasados en Rusia y Polonia y preguntándose dónde está su futuro y el de su patria cuando uno se enfrenta a la realidad. En estas memorias se ve a Oz embarcarse en un lento viraje, que le lleva de ser un admirador de la derecha sionista que quiere toda la tierra entre el Jordán y el Mediterráneo, a soñar con la paz y el entendimiento con los vecinos árabes. En un país fundado con una obstinada manía por el colectivismo, Oz también reclama una voz propia e independiente. Como dice en el libro, “cada uno de nosotros es una península, con una mitad unida a tierra firme y la otra mirando al océano. Una mitad conectada a la familia, a los amigos, a la cultura, a la tradición, al país, a la nación, al sexo y al lenguaje y a muchos otros vínculos. Y la otra mitad deseando que la dejen sola contemplando el mar”.
El amante
Duomo Editorial
A. B. Yehoshua
Pocos traumas colectivos han afectado tanto a Israel como la guerra del Yom Kipur de 1973, cuando por unos días pareció que los ejércitos sirio y egipcio fueran a tomar Jerusalén y Tel Aviv, y la primera ministra Golda Meir jugaba con la idea de suicidarse “para no caer en manos de los árabes”. En ese contexto de cataclismo, El amante cuenta la historia una familia de la ciudad de Haifa, la de Adam, que se desintegra ella sola y sin ayuda de ningún ejército. Un hijo muere, en un accidente de coche. La guerra se traga al amante de la madre. La hija explora su sexualidad con un joven empleado árabe. Es una novela que recoge fielmente la existencia, a veces alucinada y cacofónica, del Israel en tiempos de conflicto. Con gran maestría muestra hasta qué punto los grandes abismos entre árabes e israelíes desaparecen en las distancias cortas y los momentos íntimos. El texto es denso, sombrío, casi pesimista. Yehoshua, otro de los grandes de la literatura en hebreo, es un maestro del monólogo interior, de una narrativa polifónica y caótica que deja ver el presente y el destino de un pueblo que se siente, una vez más, tremendamente vulnerable.
Jerusalén: la biografía
Crítica, 2011
Simon Sebag Montefiore
Un digno descendiente de una de las familias judías de más fama y renombre es el autor de la que muchos consideran la biografía definitiva de Jerusalén, una historia entre enciclopédica y sentimental que narra el devenir de siglos de historia en la ciudad por cuyo control tantos han perecido. Desde la prehistoria a la vida moderna, Simon Sebag Montefiore bebe de muchas fuentes, incluidas las bíblicas, para mezclar mitos y creencias con acontecimientos detalladamente documentados. Su valoración: “Jerusalén tiene el hábito de decepcionar y atormentar a los que la conquistan y la visitan. El contraste entre la realidad y las ciudades celestiales es tan doloroso que cada año a un centenar de pacientes se les ingresa en el sanatorio de la ciudad, aquejados del Síndrome de Jerusalén, una locura anticipatoria, decepción y engaño”. Para los que quieran una crónica de la ciudad menos hagiográfica, Karen Armstrong publicó en 2005 una biografía de Jerusalén, Una ciudad y tres religiones, que sacrifica al mito para centrarse únicamente en aquellos hechos que estén sólidamente documentados.
Fuente:elpais.com
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