Aprobación de Reformas Estructurales

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

Enlace Judío México | La publicación Foreign Policy, al inicio de diciembre del 2013, destacó la actuación del Presidente Enrique Peña Nieto (EPN) a quien consideró “que ha sacudido a las instituciones del país con una cascada de reformas”, básicamente referidas al sector educativo, al de las telecomunicaciones, al de la banca y al energético; además de las aprobadas en materia de transparencia, contabilidad general, política electoral, así como la creación de la Comisión Nacional Anticorrupción en sustitución de la Secretaría de la Función Pública, que tendrá autonomía y facultades para investigar y sancionar actos de deshonestidad en los gobiernos Federal, en los estatales y municipales, al igual que en los tres poderes y personas físicas.

Por otra parte, Foreign Policy, menciona que EPN rompió la parálisis legislativa y se acercó a la oposición para concederle “un poder verdadero”; asimismo, considera que tiene la voluntad de llevar al “viejo PRI” al siglo XXI, también ha realizado cambios en la política contra el narcotráfico, “a diferencia de su predecesor que implementó una intensa represión militar contra los carteles, EPN ha seguido un enfoque de coordinación de los esfuerzos de seguridad entre las distintas instituciones del gobierno”.

En el contexto de las reformas existe consenso de que la principal ha sido la aprobación en el Congreso del cambio constitucional a los artículos 25, 26, y 27 para que, a través de diferentes modalidades, se permita la participación de los particulares en el sector energético: hidrocarburos y energía eléctrica; hecho que ha creado un entusiasmo desbordado en diferentes analistas en cuanto a que en los próximos cinco años habrá una gran afluencia de Inversión Extranjera Directa con lo cual se podría acelerar el crecimiento de la actividad productiva doméstica.

En el entorno de los cambios aprobados, es innegable que EPN ha impulsado una ambiciosa agenda; ha roto con atavismos y tabús que le dan a México una perspectiva para insertarse de lleno al mundo globalizado; sin embargo, para alcanzar este propósito, es vital que los cambios se aterricen en la práctica con leyes secundarias eficientes y con una práctica productiva y transparente de la administración gubernamental, entre otros requerimientos. Los retos por superar son múltiples, sobre todo porque a un año desde que EPN asumió la Presidencia, el entorno económico, político y social y de la seguridad nacional se ha deteriorado.

Ciertamente, el PIB apenas se incrementó ligeramente por arriba de 1.0% en el 2013; tasa insuficiente, como la que se registró en los dos últimos sexenios, para absorber a la Población Económicamente Activa (PEA) que cada año se debe incorporar a la fuerza de trabajo y al desempleo que se acumula y que en buena medida se canaliza a la economía informal y, en la cual, ya participa alrededor de 60.0% de la PEA, 30 millones de personas. El desempleo abierto al final del 2013 superó al 5.0% de la PEA, el mayor nivel de los dos últimos años, 2.8 millones de individuos; el problema de la desocupación se agrava con la existencia de 4.3 millones de subempleados. En este sentido, la Secretaría del Trabajo estima que 8.3 millones de personas tienen un empleo precario, lo que significa bajas remuneraciones y escazas o nulas prestaciones laborales, en pocas palabras pobreza. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), ha señalado que la pobreza vinculada a los salarios se elevó en 5.9 millones de personas entre el 2008 y el 2012, lo que significa que la población con un ingreso inferior a la línea de pobreza pasó de 54.7 millones a 60.6 millones.

Como contraparte de la desaceleración que experimenta la economía de México, se manifiesta una importante disminución de los ingresos fiscales, lo que originó que en el 2013, el gobierno optara por un balance fiscal primario del orden de -0.4% del PIB, frente a una previsión original de equilibrio, proporción que se incrementará a -1.5% en el ejercicio del 2014. Diferentes analistas piensan que, dada la experiencia del pasado en materia de desequilibrios fiscales, se abre la posibilidad de que el gobierno se vea tentado a recurrir a este mecanismo de manera recurrente; los déficits podrán provocar dificultades en su financiamiento con efectos negativos en la economía en su conjunto.

El avance para el PIB se proyecta entre 3.0% y 3.5% para el 2014; el adelanto se fundamenta en que ese año no habrá subejercicios como los que se observaron en el 2013, y en el estímulo que México recibirá del exterior; no obstante, analistas económicos anticipan que el crecimiento de la economía mundial será limitado en el 2014; porque el “mundo está y seguirá inmerso en una gran recesión; el avance de la economía continuará siendo limitado en los próximos años”.

Por lo demás, existe la percepción de que la ingobernabilidad está aumentando; la violencia de las bandas criminales y la que ha generado el supuesto movimiento magisterial está desbordada, al igual que los actos de corrupción e impunidad, fenómenos que las reformas estructurales no modificarán en el corto plazo. La inseguridad y la incertidumbre desincentivan a los inversionistas y la sociedad vive en un continuo estado de zozobra.

El entorno descrito ha mermado la credibilidad del Ejecutivo, asimismo, los partidos políticos y el poder legislativos son cada vez más cuestionados por la incapacidad de sus miembros para desempeñar sus tareas. En este ámbito, la aprobación para que legisladores y presidentes municipales puedan ser reelegidos, inducirá a que ambos están permanentemente en campaña política y no resolverá la sobrerepresentación de la ciudadanía a través de las legislaturas plurinominales, ni la falta de transparencia en los recursos que el gobierno asigna a los grupos parlamentarios en el Congreso, quienes no están obligados a informar sobre el uso de los mismos. Por otra parte, la reforma política aprobada no necesariamente ayudará a impulsar el proceso de democratización del sistema político, en virtud de que es previsible que aumentará el abstencionismo en los próximos comicios intermedios del 2015 por la percepción de una buena parte del electorado de que nada va a cambiar, entonces… ¿para qué votar?