Enlace Judío México | 04 de febrero 2014.- El régimen sirio ha incumplido los plazos del desarme químico al que se comprometió hace cinco meses, sin represalia alguna por parte de aquellos que auspiciaron el acuerdo, Estados Unidos y Rusia. A medianoche de este miércoles expira el tiempo señalado para que Damasco se libre de las 700 toneladas de mezclas y componentes de uno de los mayores arsenales del mundo. De su puerto de Latakia sólo han partido dos cargamentos con unas 20 toneladas, apenas un 4%, de los materiales más tóxicos.
Mientras, los grupos opositores acusan al presidente Bachar El Asad de intensificar el uso de armas prohibidas por la comunidad internacional, como barriles cargados de explosivos lanzados sobre zonas residenciales. Solo en enero, el mes en que comenzó el diálogo entre el régimen y los opositores, murieron en Siria 2.100 personas.
El gobierno ruso se apresuró este martes a prometer que su aliado El Asad cumplirá con su palabra y que sólo necesita más tiempo. “Están dispuestos a completar el proceso el 1 de marzo”, dijo este martes el viceministro de Exteriores ruso, Genadi Gatilov, en referencia al gobierno sirio. Añadió que el problema han sido “las dificultades de la seguridad de esta operación”, informa la agencia RIA.
Esa es una de las excusas del régimen: que los ataques rebeldes ponen en peligro los cargamentos. Sin embargo, el grueso del arsenal sirio estaba desperdigado por una cuarentena de instalaciones, y debe ser reunido para su extracción en el puerto de Latakia, un bastión del régimen altamente reforzado.
En una entrevista concedida en enero a la agencia AFP, el presidente El Asad achacó la demora al hecho de que la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), que junto a Naciones Unidas coordina el proceso de desarme, no le haya entregado aún “el equipamiento necesario para completar el proceso”.
“La responsabilidad de dedicar suficiente número de soldados para mantener seguras las carreteras que conducen al puerto de Latakia para que estos convoyes lleguen allí sin problemas recae sobre el régimen”, asegura Amy Smithson, experta en armas químicas en el centro James Martin pata Estudios contra la Proliferación, en EE UU. “Cada día que Siria retrasa el transporte de los químicos a Latakia, la capacidad de cumplir los plazos es menor”, añade.
Este martes un ataque del régimen con barriles cargados de explosivos, lanzados sobre una mezquita que se empleaba como escuela en zona rebelde de Alepo provocó al menos cinco muertos. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos una oleada de ataques en Alepo con esas rudimentarias armas, que carecen de precisión alguna y suelen provocar un elevado número de víctimas, mató a 150 personas entre el sábado y el lunes.
Mientras la guerra sigue su curso, EE UU se ha comprometido a destruir las sustancias tóxicas del régimen a bordo de uno de sus buques, el MV Cape Ray, que la semana pasada partió de Virginia con rumbo al Mediterráneo. El material, mientras, se almacena en el puerto italiano de Gioia Tauro, en Calabria.
El arsenal completo, que se estima de unas 1.200 toneladas, debe haber desaparecido antes del próximo 30 de junio. Enfrentada a una dilación que tiene este miércoles difícil remedio, la OPAQ ha optado por la diplomacia. Ahmet Uzumcu, su director general, ha recordado a Siria que está obligada a cumplir el plazo fijado por Washington y Moscú. Luego ha pedido “que acelere el ritmo actual” de entrega. “Dos cargamentos representan el principio, pero hay que buscar formas de asegurar que los retrasos no se conviertan en un aplazamiento”, ha dicho.
“Damasco asegura que lo más importante es la seguridad, y la situación actual (de guerra abierta) sigue siendo peligrosa. También ha pedido más equipamiento para transportar la carga hasta el muelle. Nuestros Estados miembros, por el contrario, creen que dispone de medios suficientes para viajar con regularidad hasta el mar”, señala Michael Luhan, portavoz de la OPAQ.
Dos senadores republicanos de EE UU intentaron obligar el lunes a la Casa Blanca a que admita un fracaso de su política respecto a Siria. John McCain y Lindsey Graham, que en el pasado han exigido un apoyo norteamericano más contundente a los rebeldes moderados, dijeron a su regreso de la conferencia de seguridad de Múnich, en la que participaron junto al secretario de Estado John Kerry, que este les dijo que “hay una ralentización en el desarme” y que es necesario “un cambio de estrategia”.
La portavoz del departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, negó que Kerry haya constatado el fracaso de la política norteamericana hacia Siria. “En ningún momento el secretario Kerry dijo que este proceso haya fracasado”, dijo.
En verano de 2012 el presidente norteamericano, Barack Obama, le marcó a El Asad una línea roja en el conflicto: no debía emplear su arsenal de armas químicas. En la primera mitad de 2013 hubo varios ataques menores, con algunas decenas de heridos, hasta que en agosto una compleja operación en las afueras de Damasco se saldó con 1.429 muertos, según un informe en poder de la Casa Blanca. EE UU decidió entonces atacar objetivos militares sirios, sólo para desistir días después porque Rusia logró que El Asad se comprometiera a librarse de su arsenal, en un pacto sellado en el Consejo de Seguridad de la ONU.
De esa hoja de ruta se habrán incumplido dos plazos. El de haber evacuado de Siria el grueso de las sustancias más peligrosas antes de final de año y el de esta medianoche.
“Era, desde luego, un plan muy ambicioso y con unos plazos irreales. A Libia le ha tomado tres años deshacerse de un arsenal mucho menor”, explica Ely Karmon, experto en armas químicas en el Centro Interdisciplinar de Herzliya, Israel. “Los iraníes, principales aliados de Siria en la zona, harán lo posible por que El Asad no se tenga que librar de todo el arsenal, ya que de ese modo puede seguir empleándolo como una estrategia de defensa de la minoría alauí, a la que pertenece el presidente y que se concentra sobre todo en la zona de Latakia”.
Las sustancias químicas que deben llegar a Latakia son las más dañinas del arsenal sirio porque carecen de usos en la industria civil. Una vez metidas en barriles sellados y contenedores, son transportadas por vehículos apropiados desde el interior de Siria hasta la costa. El MV Cape Ray cuenta con dos modernas unidades móviles herméticas dispuestas para la hidrólisis en alta mar.
Nada será lanzado al agua, y la basura resultante, menos tóxica, puede ser neutralizada en instalaciones de la industria química pesada. Hasta la fecha, 14 firmas han pujado por los correspondientes contratos y la lista definitiva se hará pública este mismo mes. Se sabe, eso sí, que Reino Unido y Alemania limpiarán parte de los residuos en una nave comercial y otra gubernamental, respectivamente.
A pesar de todo este proceso de desarme químico, menos de un 2% de las víctimas del conflicto sirio ha fallecido por ataques químicos. En tres años de revuelta contra El Asad han muerto 130.000 personas, según los grupos observadores. La primera ronda de negociaciones de paz con los opositores moderados, que tuvo lugar el mes pasado en Ginebra, no dio resultado alguno.
Fuente:elpais.com
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