Enlace Judío México | Que el polémico vídeo de Miley Cyrus “Wrecking Ball” (en el que la cantante norteamericana canta desnuda sobre una gran bola de demolición) es el caldo de cultivo ideal para crear parodias hilarantes es algo que no le pasó desapercibido al humorista californiano Steve Kardynal. Conocido por sus peculiares imitaciones de otros artistas como Carly Rae Jepsen o Katy Perry (que han recibido millones de visitas en YouTube) Kardynal logró batir su propio récord en la red, casi cien millones de reproducciones, con su original versión de “Wrecking Ball”. Una marca personal que, sin embargo, queda lejos de los 470 millones de visitas conseguidos en 2013 por el videoclip original de Cyrus, antiguo icono de Walt Disney reconvertido en ídolo irreverente de adolescentes.
Hasta aquí un fenómeno habitual, sin mayor trascendencia, para quienes gustan de entretenerse con los vídeos más virales de la red. Pero si quien parodia el videoclip de la artista estadounidense es una colona judía que vive en Ariel (uno de los mayores asentamientos de la Cisjordania ocupada, en la que residen ya unos 300.000 colonos israelíes) y cuya versión de la canción original es un argumento político a favor de la permanencia de los colonos más allá de la Línea Verde (demarcación fronteriza entre Israel y Cisjordania) o de la construcción de más asentamientos, entonces puede que la pantomima en sí no sólo genere sonrisas o hasta carcajadas, sino el más absoluto de los rechazos.
Orit Arfa ya saltó a la fama en Israel por su anterior versión de otro de los temas incluidos en el álbum Bangerz de Miley Cyrus. Al “We don´t stop” (Nosotros no paramos) de la norteamericana, Arfa primero le cambió el titulo por “Jews can’t stop” (Los judíos no pueden parar) y después le dio su toque personal a la letra. “Es nuestra tierra y podemos construir lo que queramos. Es nuestra tierra y podemos rezar lo que queramos. Es nuestra tierra y podemos vivir como queramos, ser quien queramos, hacer la paz si queremos”, canta.
Pero, sin duda, es en “Wrecking Ball” donde Arfa da muestra de sus mejores dotes artísticas. Mientras que en el tema original la estadounidense canta “Nos agarramos, encadenamos en vano nuestros corazones, saltamos sin preguntar nunca por qué”, la colona interpreta “Nosotros construimos, rezamos, nuestros corazones en vano, morimos, siempre preguntándonos por qué”. Y esto es sólo el comienzo…
Las críticas a la parodia de esta intérprete y escritora (Arfa escribió un libro titulado El colono, que versa sobre la retirada de Gaza en 2005, por la que Israel evacuó a unos 9.000 colonos que vivían en una veintena de asentamientos, además de todas las bases militares que tenía en la Franja) no se hicieron esperar en algunos medios locales. “¿Hay alguna opción de imponerle a Arfa una congelación –término habitual utilizado en el marco de las negociaciones entre israelíes y palestinos para referirse a la paralización en la construcción de asentamientos por parte de Israel– en sus parodias como parte del acuerdo marco de John Kerry?”, escribía jocoso el articulista israelí Adrian Hennigan hace unos días en el diario Haaretz, donde no escatima en críticas y burlas hacia la colona.
La vital cuestión de los asentamientos
El tema es sensible. No en vano, supone uno de los principales escollos a superar en las negociaciones entre israelíes y palestinos auspiciadas por la Administración Obama. Se espera que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, presente a ambas partes una propuesta de acuerdo preliminar como base única para una negociación definitiva durante los próximos días. Una propuesta que flota en una balsa que hace aguas por todos lados y que incluso empieza a hundirse antes de ponerse en marcha, dado que a día de hoy parece improbable que unos y otros vayan a aceptarla.
El primer jarro de agua fría llegaba hace semanas desde el Foro Económico Mundial de Davos, donde el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, mantuvo varias reuniones al margen de la cumbre con el secretario de Estado norteamericano acerca del proceso de paz. Allí, Netanyahu afirmó que no tenía intención alguna de evacuar ni un solo colono de Cisjordania, aseveración que, rápidamente, provocaba regocijo y satisfacción en las filas más conservadoras de su coalición de gobierno. Pero la alegría duraría poco. Dos días después, un representante de su Ejecutivo, que no el propio Netanyahu, comunicaba a los medios que lo que realmente quería decir Bibi –como se le conoce popularmente en Israel– es que en el futuro los colonos tendrán la opción de quedarse en sus casas, siempre y cuando acepten vivir bajo la soberanía de un futuro Estado Palestino.
Una posibilidad rechazada públicamente no sólo por los negociadores de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), sino también por algunos de los ministros israelíes y principales socios de gobierno del líder del Likud. Uno de ellos, Naftali Bennet, del partido ultraconservador Habayit Hayehudi (Hogar Judío), llegaba incluso a calificar las manifestaciones del primer ministro como una “pérdida irracional de valores”. “No han estado los judíos dos mil años anhelando la tierra de Israel para terminar viviendo bajo mandato palestino”, sentenciaba Bennett. Estas palabras le acarrearían una reprimenda por parte de Netanyahu poco después de que este aterrizara en Tel Aviv procedente de Davos.
Sea como sea, y a medida que el mes de abril se acerca –momento acordado por israelíes y palestinos como límite para que fructifiquen las actuales negociaciones impulsadas por EEUU–, crecen la actividad y las reticencias de los palestinos, pero también del ala más dura del Gobierno hebreo, en particular de la derecha radical y los movimientos integrados por colonos, contrarios a cualquier acuerdo.
“De aquí no nos iremos”
También seguirán floreciendo todo tipo de manifestaciones, más o menos artísticas, como la de la colona Orit Arfa, que ya amenaza con versionar el tercer sencillo de la estadounidense Miley Cyrus, “Adore You”. Que sea más o menos tórrido es una cuestión que, de momento, no preocupa a la israelí, quien ha afirmado en alguna entrevista que incluso ha recibido llamadas de apoyo de miembros del Movimiento Religioso Conservador en Israel –por su ideario, a priori contrarios a que Arfa salga en ropa interior (como Cyrus), pero a favor, según la israelí, de que “llegue el mensaje”–.
Y ese mensaje es “de aquí no nos iremos, esta es nuestra casa”, según la versión de la propia colona en su peculiar parodia. El tiempo lo dirá. De momento, estos semanas el voluntarioso Kerry ya lo advertía: “El statu quo, amigos míos, no va a durar para siempre”.
Fuente:elconfidencial.com
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