En este mes de febrero, Enlace Judío solicitó a sus colaboradores textos relacionados con el amor. Gina Zabludovsky Kuper, Doctora en Sociología y profesora-investigadora definitiva de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, eligió escribir sobre cómo ha cambiado el amor en la sociedad contemporánea desde el punto de vista sociológico, de acuerdo a las tesis de Bauman en el libro “El Amor líquido” y de Beck “El normal caos del amor”.
Tú también puedes participar con tu historia de amor.
GINA ZABLUDOVSKY KUPER PARA ENLACE JUDÍO
Enlace Judío México- ¿Por qué es tan difícil encontrar la pareja adecuada? ¿Cómo explicar que las uniones sean cada vez más frágiles? ¿A qué se debe que, cada vez, existan más personas que busquen sin éxito a su “ alma gemela”?
Más allá de las respuestas en el plano personal, estas inquietudes forman parte de las preocupaciones de la sociología de nuestro tiempo. La importancia del tema durante los últimos años ha dado lugar a varios libros, entre ellos el de Ulrich y Elizabeth Beck “El normal caos del amor” y el de Zygmunt Bauman “ El amor liquido”.
Para este último autor, la realidad actual es “liquida” porque los compromisos ya no tienen la solidez de antaño. En la hiper- modernidad en la que vivimos, todo fluye constantemente, y, como sucede con los productos de consumo, las relaciones son cada vez menos duraderas. A menudo consideramos que nuestras parejas pueden ser desechables y remplazables.
Por su parte, Ulrich y Elizabeth Beck consideran que en las prácticas presentes del amor, el caos ha llegado a ser normal. Los hombres y mujeres no se contentan con cualquier pareja sino que, a través de ellas, aspiran a “encontrar la luna” o por lo menos alguien que les asegure la autorrealización personal en todos los niveles
Estas actitudes se explican por la creciente tendencia hacia la individualización. La biografía del ser humano se deslinda de los modelos y de las seguridades tradicionales y las decisiones son adjudicadas cada vez más a la acción de un individuo cuya tarea primordial en este mundo es su propia superación. Sin duda, la libertad que en muchas sociedades se posee para “escoger la propia vida” -sobre todo en el caso de las mujeres que en términos históricos no la habían tenido- constituye un factor eminentemente positivo de nuestra actualidad.
Sin embargo, también es cierto que, en la medida en que pensamos que todas las decisiones dependen de nosotros mismos, las responsabilidades también se viven como propias. A menudo nos sentimos arrepentidos y no podemos culpar a nadie más por un camino que no tomamos y que dejamos atrás o por las consecuencias no previstas de nuestras propias elecciones. Las “heladas de libertad” de la vida moderna hacen que cada vez sea más difícil estar seguros de nuestras elecciones lo que nos crea una creciente angustia e inseguridad. Lo anterior se agudiza en el caso de una de las decisiones más cruciales de la vida como es la de nuestra pareja sentimental.
A esta realidad se unen otra serie de factores. En un gran número de países, las mujeres han tomado un protagonismo creciente en la economía. A diferencia de lo que pasaba en los modelos anteriores de familia, ahora las parejas tienden a integrarse por dos personas económicamente independientes que, como tales, aspiran a realizarse fuera del hogar, más allá de sus papeles como como madres o padres.
Sin embargo, el modelo tradicional de una “pareja estable” no responde a esta nueva realidad. Durante mucho tiempo, se consideró que la “la familia feliz ” se basaba en la garantía de contar con un marido proveedor, cuyos éxitos se miden en relación a una trayectoria en el mercado laboral, y una esposa dedicada prioritariamente a las tareas del hogar y al cuidado de los hijos, y cuya biografía se anclaba en el trabajo doméstico de por vida.
Este tipo de familia ya es, en gran medida, inoperante, por lo menos en los “países occidentales” dónde, de forma creciente, los integrantes de la pareja buscan insertarse en el trabajo. Como lo señalan Beck y Beck, las generaciones actuales tienen que unir dos biografías centrífugas, lo cual representa un malabarismo constante
Además, la participación económica de la mujer es, cada vez, menos una opción que pueda ser decidida por la pareja. La concepción de que ella puede escoger no trabajar se reduce a un número muy limitado de población atípica con muy altos niveles económicos. En la mayoría de los casos, las familias de clase media necesitan dos ingresos para poder sostener sus niveles de vida y en la medida en que puede ser muy difícil conseguir y/ o preservar cualquier empleo, los dos miembros de la pareja tienen que estar abiertos a las oportunidades que se les presenten.
Así, una de las mayores contradicciones no resueltas de la sociedad actual es la de la incompatibilidad entre las exigencias del mercado laboral y las de las relaciones amorosas s entre los mandatos de desarrollo personal y las energías requeridas para hacer una familia. Muchas frustraciones que se viven como personales se explican así por una realidad social más amplia, donde las uniones sobre las que se yerguen las nociones de familia, matrimonio, maternidad, paternidad y amistad se contraponen al ideal de los empleos accesibles que buscan una persona individual totalmente disponible que, sin tomar en consideración los vínculos y las condiciones sociales de su existencia e identidad, pueda convertirse en un ser funcional con espíritu de rendimiento y competencia, lo suficientemente portable para mudarse de un lugar a otro y responder con rapidez a las necesidades de la demanda laboral.
Desde luego que lo anterior no es siempre aplicable a todo el mundo ya que, como sabemos, la opresión a las mujeres en el mundo árabe les impide cualquier desarrollo personal. También es cierto que en las situaciones de las familias varían de país en país, y que en México, en los niveles de clases media, las empleadas del servicio doméstico son las que hacen muchas de las tareas del hogar influyendo en la dinámica de las parejas.
Sin embargo, más allá de lo que ocurre en casos particulares, lo que nos resulta importante destacar para este Día del amor, es que lo que, lo que se viven como fracasos personales, muchas veces responden a una realidad mucho más compleja que no facilita el afianzamiento de las relaciones.
Twitter:@ginazabludovsky
www. Ginazabludovsky.com
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