Enlace Judío México | Año 1492. A través del edicto de Granada, los Reyes Católicos decretan la expulsión de los judíos de las Coronas de Castilla y Aragón, lo que supuso una diáspora de miles de personas que buscaron cobijo en otros territorios europeos. Año 1992. El Rey Juan Carlos, con motivo del 500 aniversario de este acontecimiento histórico, asegura que «no debemos decir que los judíos en Sefarad se sienten como en casa, porque los hispanojudíos están en su propia casa». Desde aquel momento en el que Monarca pronunció estas palabras, se apalabró un compromiso tácito con los judíos sefardíes que, finalmente, quedó sellado ayer. El Consejo de Ministros aprobó el Anteproyecto de Ley que otorga la nacionalidad española a los sefardíes, que tendrán un plazo de dos años, a partir de la entrada en vigor de la ley, para presentar su solicitud.
Vía más rápida
El anteproyecto cambia radicalmente la situación de los judíos sefardíes establecidos más allá de nuestras fronteras. Como explica Rosa María Verger Sans, abogada del Colegio de Barcelona y responsable del servicio Ladino Home –encargado de tramitar las solicitudes–, hasta la fecha, los descendientes de aquellos judíos expulsados hace más de 520 años sólo podían optar a la nacionalidad española renunciando a la propia. «Antes debían acogerse a una carta de naturaleza, que era una gracia que concedía el Gobierno a determinados sefardíes por sus lazos o contribución respecto a España. Se aprobaba cada uno por Real Decreto en Consejo de Ministros. Ahora, es una vía específica y más rápida, y ya no será necesario renunciar a la nacionalidad de origen», explica la abogada. Así, el anteproyecto supone una modificación del artículo 23 del Código Civil, según el cual es «requisito» para adquirir la nacionalidad española que la persona «declare que renuncia a su anterior nacionalidad». Así, se permitirá la doble ciudadanía. Y de esta forma, fructifica un texto prometido por los Ministerios de Justicia y Asuntos Exteriores en 2012.
«Los judíos de España manifestamos nuestra satisfacción a varios niveles. El ministro de Justicia y el Gobierno de España cumplen con su palabra. Es un paso importantísimo», afirma a LA RAZÓN Isaac Querub, presidente de la Federación de las Comunidades Judías de España. «Sabemos que muchos anteproyectos duermen el sueño de los justos, pero esperamos que ahora no sea así, que se den los pasos para que se le dote de tramitación parlamentaria y se convierta pronto en ley», añadió. Y es que, en opinión de Querub, este compromiso de España «repara un error histórico. Los judíos estamos satisfechos y muy agradecidos. No lo olvidaremos nunca».
Aprobado el anteproyecto, el Gobierno establecerá un modelo normalizado para la presentación de la solicitud, siendo necesaria su ratificación presencial ante el encargado del Registro Civil municipal o consular correspondiente. Así, los sefardíes deberán aportar la documentación necesaria para acreditar su vinculación con la cultura y costumbres españolas. Se tendrán en cuenta los estudios cursados y las actividades benéficas o sociales. Y, del mismo modo, la Dirección General de los Registros y del Notariado podrá recabar informes que corroboren la veracidad de los requisitos aportadas por la autoridad rabínica jurídica competente y la Federación de las Comunidades Judías de España.
Entre estos requisitos, afirma Verger Sans, destaca la «ketubá», que es el contrato matrimonial realizado a través del rito sefardí. Sin olvidar otras pruebas que pueden tener peso, como el dominio del ladino –idioma similar al castellano que hablaban los judíos expulsados–, la pertenencia a asociaciones culturales sefardíes o el propio apellido –Levi o aquellos que empiezan con «Ben» son genuinamente sefardíes–.
Las grandes comunidades se encuentran afincadas en Bulgaria, Grecia, Turquía y Marruecos, así como en varios países de Suramérica. La Federación afirma que han recibido entre 3.000 y 4.000 peticiones interesándose por obtener la nacionalidad. La abogada cree que a muchos sefardíes «les interesa ser europeos. Entre otros motivos, porque se facilita su tránsito por la UE o porque pueden mandar a sus hijos a estudiar fuera».
«El Rey abrió este proceso»
Querub recordó el compromiso adoptado por el Rey el 31 de marzo de 1992, durante su visita a la sinagoga de Madrid. «Ayer se confirmó lo que dijo entonces, además, en presencia de un testigo excepcional», el presidente de Israel Haim Herzog. «Fue el Rey quien abrió este proceso para reparar una injusticia histórica», añadió.
Fuente:larazon.es
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