Enlace Judío México | Las teorías de conspiración suelen ser tan variadas como tópicos haya en el mundo. Sin embargo existen algunos temas recurrentes entre los seguidores de estas y los nazis, sin duda son algunos de los más socorridos.
De esta manera, se tiene que hacia el final de la II Guerra Mundial, los nazis criaron mosquitos y buscaron fórmulas para aumentar su expectativa de vida con el propósito de utilizarlos como armas biológicas contra los aliados, a quienes pretendían contagiar de malaria.
Al menos es lo que sostiene el biólogo Klaus Reinhardt, de la Universidad de Tubinga, en Alemania, en un artículo publicado por la revista Endeavour.
De acuerdo con la publicación, Reinhard se basa en documentos sobre el campo de concentración de Dachau, cerca de Múnich, donde desde 1942 funcionaba un Instituto de Entomología que había ordenado crear el jefe de las SS (las fuerzas especiales alemana durante el régimen nazi), Heinrich Himmler. Según Reinhardt, en 1944 se llevaron a cabo investigaciones en ese instituto dirigidas a encontrar métodos para alargar la vida de mosquitos infectados de malaria de manera que estos pudieran ser llevados a los campos de batalla y utilizados como armas biológicas contra los aliados.
En el reporte referido, Reinhardt cita informes de archivos del gobierno alemán escritos alrededor de mayo de ese año,sobre los que él llama una especie de mosquitos portadores de la malaria, mejorados para la “ejecución práctica” de proyección por vía aérea. Las investigaciones realizadas en el Instituto para probar cómo los mosquitos largos podrían sobrevivir en un avión demostró que los maculipennis Anopheles portadores de malaria sobrevivieron mucho más tiempo que otros tipos en un estado de privación de alimentos.
Aunque Hitler emitió edictos contra las armas biológicas durante la guerra, los expertos han debatido durante décadas si tales esfuerzos se llevaron a cabo en los rincones más escondidos del régimen nazi. Es así que investigaciones para defenderse contra las armas biológicas pueden parecer lo contrario, y a veces conducían a esfuerzos para crearlas. Un tema que aborda la paradoja central sobre el peligro que engloban este tipo de armas. La escuela para perros que hablan es otra de las teorías que relacionan las investigaciones nazis con los animales.
La escuela para perros que hablan es otra de las teorías que relacionan las investigaciones nazis con los animales.
Es así que aunque se presuma que la idea de las investigaciones era la de encontrar el tipo de mosquito anófeles más resistente y más longevo para poderlo llevar a la guerra.
No obstante, Reinhardt duda de que los mosquitos hubiesen sido realmente utilizados en los campos de batalla. Sin embargo, justo cuando muchos pensaban que habían escuchado todo sobre extraños subproductos surgidos de la Segunda Guerra Mundial, un nuevo dato también a esta lista inusual.
Esa así que los perros nazis que hablan forman parte de este catálogo. De acuerdo con el sitio io9, en 1930, Margarethe Schmidt vivía con su madre en una casa relativamente grande, y mantuvo a Asra, un gran danés. La perra dio a luz a cinco cachorros que los Schmidts se quedaron. Sin embargo, en algún momento, todos los perros comenzaron a aprender a hablar y, en algún momento posterior, los informes afirman que estos canes parlanchines salían a los campos de batalla y a los pueblos a trabajar para los nazis. No obstante, la idea no es producto de una improvisada teoría de conspiración.
En el libro Amazing Dogs: A Cabinet of Canine Curiosities, el historiador de la Universidad de Cardiff Jan Bondeson indagó en periódicos alemanes para revelar un fallido intento de los nazis por criar a un ejército de perros educados que pudieran leer, escribir y hablar. “En la década de 1920, Alemania tenía numerosos ‘psicólogos de animales’ que creían que los perros eran casi tan inteligentes como los humanos, así como capaces de pensamientos abstractos y de comunicarse”, dice Bondeson.
Así, afirma que cuando el partido nazi llegó al poder, podría pensarse que construirían campos de concentración para encerrar a los que pensaban de esta manera, pero “estaban en realidad muy interesado en sus ideas”, escribe. Según el libro, los científicos vislumbraban un día en que los perros podrían servir junto a las tropas alemanas, y tal vez liberar a los oficiales de las SS de sus obligaciones de proteger los campos de concentración; de manera que, para desbloquear todo ese potencial canino, Hitler creó la Tier-Sprechschule (Escuela para animales parlantes), cerca de Hannover y reclutó a “perros educados” de todo el país.
Evidentemente no hubo resultados.
Fuente:zocalo.com.mx
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