El regreso de los sefardíes

SAL EMERGUI

Enlace Judío México | Yosef Caro era un niño toledano de cuatro años cuando en 1492 fue expulsado, como todos los judíos, de España. Con el tiempo, este sefardí se convirtió en uno de los teólogos más importantes en la historia judía. Varios siglos después de que el rabino Caro recopilara el código de las leyes judías (aún vigente), uno de sus familiares se emociona ante la «reparación histórica».

Así considera José Caro el anuncio del Gobierno español de conceder la nacionalidad a los descendientes de los judíos expulsados por los Reyes Católicos. El anteproyecto modifica el artículo 23 del Código Civil y permite a los sefardíes no renunciar a su primera nacionalidad.

«No necesito el pasaporte español para poder viajar con más facilidad porque ya tengo el israelí y uno sudamericano. Lo quiero para poder decir hoy: todos mis antepasados tuvieron que irse y yo tengo el derecho de volver. Es una decisión histórica y positiva aunque nunca podrá mitigar el dolor por la expulsión y la terrible Inquisición que sufrimos los judíos», afirma el familiar del rabino a EL MUNDO.

Nacido en Chile y tras vivir en Argentina, Caro emigró a Israel en 1999 junto a sus cuatro hijos. «Con la expulsión de España, mis antepasados huyeron a Portugal y de ahí a Chipre, Grecia y Turquía, donde se instalaron en Izmir. Con los años, se fueron a Chile», comenta escalando, como hacen hoy muchos sefardíes, en su árbol genealógico.

Su orgullo español, hinchado estos días, ilumina en Raanana (norte de Tel Aviv) las oficinas de la organización que preside y representa a los inmigrantes judíos hispanoamericanos.

Descarta una avalancha de nuevos ciudadanos

Caro agradece el anuncio del titular de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón y descarta, por si alguno en España lo teme, una avalancha de nuevos ciudadanos. «La expulsión de los judíos fue uno de los errores más graves de nuestra historia», reconoce el ministro.

Caro heredó con dolor y nostalgia el amor a Sefarad, que en hebreo sirve para referirse a España. «El recuerdo de Sefarad siempre ha estado presente en nuestra familia. Me acuerdo que mi padre decía que en su casa y la de otros judíos nunca faltaban castañuelas. Tenía una colección enorme de canciones en ladino», comenta en alusión a la lengua judeoespañola que generación tras generación habita en los hogares sefardíes de todo el mundo.

Mientras reivindica en Raanana la figura del rabino Yosef Caro -«fue un hombre que se adelantó a su tiempo», asegura-, León Amiras sigue absorto en Jerusalén ante unas viejas monedas guardadas en una bolsa sacada de un relato de Cervantes. «Mi abuela siempre guardó celosamente su bolsa de paño con estas monedas.

Como ve, son de 1767, de 1826 con el rey Fernando VII, de la época de Carlos III…», explica este descendiente de judíos de Falset, Cervera y Tárrega antes de enseñarnos un papel que guarda como oro: el documento firmado por el consulado de España en Izmir (Turquía) otorgado en 1922 a su bisabuela. «Ojalá cumplan lo anunciado», clama.

Acostumbrados a referirse a España en clave cultural y especialmente futbolística, los medios de comunicación israelíes, sobre todo los periódicos, se preguntan por qué nuestro país desea tener más ciudadanos con un desempleo del 26%, cifra que Israel, con un paro del 6%, considera increíble.

Baile de números

Las redes sociales echaron humo en los últimos días en torno a una lista supuestamente oficial de 5.200 apellidos sefardíes. Desmentido su valor, permanece el baile de números. Mientras unos hablan de medio millón de sefardíes, otros llegan a los 3,5 millones.

El historiador Abraham Haim explica que «en Israel el término sefardí suele incluir también a los judíos originarios de los países árabes, pero si nos atenemos a los que mantenían el ladino como lengua materna y los elementos de la identidad requeridos, el número es relativamente pequeño».

El rabino Pinchas Goldschmidt elogia la medida de España pero espera un perdón por la expulsión: «No se ha disculpado ante el pueblo judío como si lo ha hecho Portugal».

La embajada española en Tel Aviv -situada a pocos metros de la Avenida Ibn Gabirol, en honor al célebre intelectual andaluz judío- no recuerda tantas llamadas. Esta vez, no para aprender flamenco o saber qué Universidad es mejor en España, sino para preguntar por los trámites para ser españoles.

«Es un anteproyecto de ley que debe ser aprobado por el Congreso de los Diputados y el Senado y que puede sufrir modificaciones», aclara a este diario el embajador español, Fernando Carderera.

«Es una medida muy importante que reconoce públicamente la contribución judía a nuestra cultura e historia así como el cariño y fidelidad hacia España de los judíos de origen sefardí», añade Fernando Carderera en nombre de uno de los países más populares en Israel.

La vía sefardí por la que han ido ilustres como Caro, Maimónides, Halevy o Spinoza tendrá pues un carril de vuelta 522 años después.

Fuente:elmundo.es

#NacionalidadEspañolaSefaradies

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