LEÓN OPALIN CHMIELNISKA PARA ENLACE JUDIO
Enlace Judío México | La transición de China de un régimen centralmente planificado a una economía de mercado, iniciada en los setentas, se puede evaluar de exitosa; la transformación en los órdenes político, social y económico ha sido paulatina y no exenta de malestar social, particularmente de diferentes grupos étnicos que han sido reprimidos. Dos resultados sobresalientes en ese periodo han sido el dinámico crecimiento de la actividad productiva y la mejoría del nivel de vida de la población y, paralelamente, un significativo abatimiento de la pobreza.
En este contexto, el primer ministro de China, Wen Jiabad (WJ), ha planteado varias sugerencias para los países emergentes “que fueron las responsables de los cambios del explosivo crecimiento de China en los últimos años”, WJ señala que el punto principal es llevar a cabo cambios inmediatos en la administración de cada nación, y el fundamental es la eliminación de lo que él llama “actores hipócritas, en los que las leyes enfatizan en ver el lado teórico, y no las consecuencias prácticas y reales”; los cambios tendrán que ser radicales como lo ha hecho China en los últimos 20 años, entre los que destacan diez, a saber:
1. Pena de muerte para crímenes atroces probados. De acuerdo a WJ los criminales no pueden ser tratados como celebridades; los reincidentes han tenido su oportunidad de cambiar y no lo han hecho. “ninguna sociedad honesta y trabajadora merece vivir con tanta impunidad y miedo”. La eliminación de criminales peligrosos desalentaría a la delincuencia, reflejándose de inmediato en mejoría de la seguridad pública con una reducción drástica del gasto público en este rubro.
2. Severo castigo para los políticos corruptos. “Nuestros países no castigan como debe ser a los políticos corruptos, especialmente a los del régimen en turno”; en China; la corrupción probada es castigada con la pena de muerte y el retorno inmediato a las arcas públicas de los valores robados.
3. Quintuplicar la inversión en educación. Una nación que quiere avanzar “debe producir con los mejores profesionales del mundo”, esto es posible si el Estado invierte por lo menos cinco veces más de los montos que destina en el presente para este renglón, de lo contrario el país se quedará estancado. Si no se capacitan a los recursos humanos, perderá la competitividad en el mercado de trabajo global.
4. Reducción significativa de la carga tributaria y una reforma fiscal inmediata. China y varias economías desarrolladas han mostrado que su crecimiento no precisa perseguir a sus empresas; por el contrario, el Estado tiene que ser un aliado y no un enemigo de los negocios; después de todo, es del trabajo de estas empresas que los países obtienen los ingresos necesarios para avanzar y garantizar la calidad de vida de la población.
La carga fiscal en las naciones en desarrollo es exagerada, confiscatoria, injusta y desordenada, y si no se da un cambio radical, las empresas no podrán competir en los mercados internacionales y el mercado interno se estancará.
5. Reducción de un 80.0% en el salario y los gastos de los políticos profesionales. Las naciones en desarrollo tienen la política más cara del mundo por la cultura de “pillaje” existente y por la falta de políticas serias y claras en materia salarial. Es fundamental que los políticos entiendan que son servidores públicos, con la obligación de entregar su trabajo y sus conocimientos en beneficio de su país y no de “reyes” como se ven actualmente.
El desastre que existe en los países en desarrollo se debe al manejo del dinero público, con el abuso de los megasalarios, sin correspondencia con la productividad y tampoco con las necesidades de la población; un pueblo que se siente robado por sus líderes políticos pierde la percepción de lo que es correcto, justo, honesto y honorable.
6. Los países en desarrollo son considerados como los más burocráticos en su comercio exterior y en su mercado interno. Ello debido a las barreras, trabas y requisitos innecesarios y repetitivos que a menudo impiden, dificultan y encarecen las actividades productivas, lo que termina por frenar el desarrollo de las empresas. Este es un asunto prioritario de resolver.
7. Recuperación de la inversión pública eficiente que está detenida. Los países en desarrollo han experimentado una parálisis muy preocupante en las inversiones públicas en los últimos años. Son inversiones en infraestructura, educación, cultura y prácticamente en todas las áreas relacionadas con el Estado, lo que ha entorpecido el adelanto de los países y lo seguirá haciendo, por lo menos otras cinco décadas, si de inmediato no se adopta una posición firme para resolver las carencias.
8. Invertir más recursos en el cambio de la cultura de la población. La gran masa del pueblo en los países en desarrollo no confía en el gobierno, ni en su propia cultura; se acostumbró al desorden gubernamental y ve como normal los sucesos vinculados a la corrupción, violencia, deterioro de los servicios públicos, entre otros, de aquí que se requiera invertir en la “correcta formación cultural del pueblo”, a partir de escuelas, empresas, iglesias, instituciones públicas, principalmente; en este sentido, puede ser inevitable que surjan milicias armadas en busca de espacio y poder paralelo al gobierno.
9. Invertir de inmediato en ciencia y tecnología. China invierte 8.0% del PIB en este campo; la insuficiencia de recursos destinados a este último debe ser resuelta de manera expedita para que naciones en desarrollo superen el rezago que les impide competir con las economías avanzadas.
10. Reducción de la Edad Laboral y Penal a los 16 años. De acuerdo a WJ en la mayoría de los países en desarrollo tienen una cultura de tratar a los adolescentes de 15 a 18 años, como niños, que no se hacen responsables de sus actos, y les prohíben ofrecer su mano de obra. En China el gobierno autoriza a los jóvenes a trabajar como aprendices, a partir de los 15 años, siempre y cuando sigan estudiando y, respondan por sus crímenes como cualquier adulto mayor de 18 años.
El primer ministro de China, WJ, es un profundo conocedor de las economías en desarrollo en las que imperan políticas de complacencia e impunidad con los corruptos y los criminales. Su visión sobre la problemática que priva en el mundo en desarrollo se asemeja mucho a la realidad que se vive en México, y aunque algunas de sus propuestas son impracticables en el país, como por ejemplo, la aplicación de la pena de muerte a políticos corruptos; transmiten un sentido de urgencia, que de no tomarse en cuenta, podrían provocar en un futuro próximo, situaciones de gran inestabilidad social e incremento del desgobierno.
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