Un libro documenta cómo González-Ruano traficó con salvoconductos y expolió a judíos | Hasta hace un mes el escritor daba nombre a un célebre premio de periodismo | El libro revela que la Francia Libre condenó al periodista a veinte años de cárcel.
Enlace Judío México | A César Gonzaléz-Ruano se le intuía un pasado infame, pero se le perdonaba por su prosa periodística y por esa simpatía que los impostores y los pícaros gozan en los círculos literarios, acostumbrados a ganarse la vida como pueden. Pero una cosa es hacerse pasar por aristócrata arruinado, traficante de obras de arte falsas (con ayuda de Óscar Domínguez, Pedro Flores y Manuel Viola) y otra haber expoliado a los judíos perseguidos por los nazis, poniendo en peligro sus vidas. Incluso el premio mejor dotado del periodismo español llevaba su nombre.
Rosa Sala Rose, autora de varios libros sobre nazismo, y el periodista Plàcid Garcia-Planas publican El marqués y la esvástica (Anagrama), el resultado de tres años de investigación en veinte archivos de ocho países. “Nuestra investigación parte de la acusación que hizo el exmaquis Eduardo Pons Prades en 2002. Acusó a González-Ruano de estar involucrado en matanzas de judíos que trataban de escapar a través de Andorra durante la Segunda Guerra Mundial. Esa acusación unía dos leyendas negras sobre la que nunca se ha querido entrar a fondo: que Ruano se lucró extorsionando a judíos en el París ocupado y que en Andorra se asesinó a judíos que escapaban por el Principado”, dicen los autores.
El libro contiene varios libros. Es una pesquisa sobre Ruano, el espejo de una época convulsa donde campan los oportunistas, la crónica de judíos intentando huir de la muerte y el relato de una investigación a tiempo real.
González-Ruano, nacido en Madrid en 1903, aspiraba a ser un escritor como Baudelaire, pero destacó como periodista. Cuando llegó la Segunda República pasó de celebrar la quema de conventos a mostrarse como un antirrepublicano feroz. Fue corresponsal en Roma, Berlín y París -donde se presentaba como marqués sin serlo-, y finalmente recaló en Sitges, y luego en la calle Río Rosas de Madrid, vecino de Cela y Viola.
La investigación de Garcia-Planas y Sala Rose demuestra que Ruano escribió artículos antisemitas y propagandísticos del nazismo a sueldo de Goebbels. Su salario variaba “si firmaba -o no- con seudónimo, si cometía algún ‘desliz’ y si estaba ‘sólo inspirado’, ‘parcialmente completado’ o totalmente escrito por Gustav Reder”, el agente nazi camuflado en Madrid como jefe de prensa de la oficina de los Ferrocarriles Alemanes.
Sala Rose comenta que “el antisemitismo de Ruano rompió todos los límites. La diplomacia alemana llegó a elogiarlo como el único periodista español que entendía las leyes raciales nazis y fascistas, y el propio órgano de la Falange, Arriba España, tuvo que recordarle que el antisemitismo biologista nazi iba contra el espíritu de la Falange”. “Lo más inquietante -dice la investigadora- no es cómo se vendió al Ministerio de Propaganda de Goebbels, sino la cantidad de periodistas que se vendían como él”. Incluso la Enciclopedia Espasa-Calpe se ofreció a Goebbels para redactar entradas favorables a los nazis. Ruano no fue un caso único. Según Sala Rose, la documentación de los archivos franceses muestra “la cantidad de españoles de izquierda y de derecha que engañaba a los judíos en el París ocupado, en la antesala de Auschwitz”. ¿Estaba Ruano implicado en las matanzas de judíos en Andorra? El libro prueba que Ruano traficó con salvoconductos y que estafó a judíos que acabaron en los campos.
Los propios alemanes -los únicos oficialmente legitimados para arianizar a la fuerza los bienes judíos- se dieron cuenta del expolio que practicaban Ruano y un grupo de españoles. En enero de 1942 el secretario de la embajada alemana en París, el doctor Wissmann, escribe de su puño y letra: “Ruano es un aventurero dañino que en Berlín se hacía pasar por marqués, fue subvencionado a lo grande por el Ministerio de Propaganda y se marchó de Berlín a la estampida dejando atrás grandes deudas. Ahora vive aquí con un gran tren de vida, al parecer de trapicheos en el marché-noir, de proxenetismo y del tráfico de salvoconductos. He avisado al Servicio de Seguridad (SD)”. El falso marqués fue encarcelado en Cherche-Midi. Otro testimonio: Adam Babikian, resistente antinazi, en una declaración a la policía de la Francia libre, en mayo de 1945, declara: “Este señor [González-Ruano] se encontraba en Cherche-Midi detenido por haber extorsionado a una familia israelita prometiéndole tráfico de influencias. El cabeza de familia estafada estaba detenido en la misma celda que nosotros. Se llamaba Hans Schönhof”. Un poeta surrealista checo que tendrá un papel esencial en esta historia.
Ruano llevaba una vida ostentosa en París. Roser Ferran, viuda del empresario Julián Ruiz Aranda, del círculo parisino de Ruano, explicó a los autores que el periodista madrileño ocupaba un lujoso piso del judío huido José Berheim. “A medida que colgaba una falsificación, vendía el cuadro original y se gastaba el dinero. Pasaron meses y meses y luego fue vendiendo las falsificaciones e incluso los valiosos muebles que no eran imprescindibles”. El testimonio es corroborado por la documentación del proceso de arianización del piso.
El retrato que los autores del libro hacen de Ruano es demoledor: “Cruzó como un pícaro la Europa más oscura del siglo XX. La desconfianza de nazis alemanes y fascistas italianos hacia Ruano, teóricamente falangista, nutre buena parte de nuestra investigación. No se fiaban del personaje, lo vigilaban estrechamente y hacían detallados informes de él. En los archivos de Roma, París y Berlín hemos encontrado alucinadas descripciones de Ruano: ‘Sujeto equívoco y sospechoso al máximo grado’, según la policía secreta italiana; ‘Perfectamente degenerado y depravado’, según los resistentes franceses. Las piruetas de Ruano son fabulosas. ¿Un ejemplo? Irritar a la vez, y profundamente, a los ocupantes alemanes y a los resistentes franceses. Engañar a los primeros, delatar a los segundos y al final caer de pie. Danzó sobre el dolor de los otros, de los más débiles, de los judíos, con consecuencias letales”. Uno de los documentos que más trabajo ha costado localizar a los autores del libro es la sentencia del tribunal de la Francia Libre, que juzgó en 1948 a Ruano en ausencia (vivía ya en España). Lo condenó a veinte años de trabajos forzados. En el sumario consta que cuando fue encarcelado en Cherche-Midi, simuló hacerse amigo de los presos de la Resistencia para después delatarlos a los carceleros.
La fundación que otorgaba el premio de periodismo González-Ruano desde 1975 ha decidido, antes de la salida del libro, retirar su nombre y reconvertirlo en premio de Relato Corto Fundación Mapfre.
Fuente:lavanguardia.com
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