Mujeres en Israel y México/ Su situación en el ámbito doméstico y público

Enlace Judío México | México e Israel son dos países donde la presencia de la mujer destaca en todas las esferas de la vida pública, aunque las estadísticas muestran un panorama donde priman las desigualdades.

Israel:Las mujeres tienen un largo camino por recorrer hasta la igualdad

Desde la misma creación del Estado en 1948 la igualdad de géneros está garantizada por ley y la mujer en Israel participa en instituciones como el Ejército, que habitualmente es puesto como ejemplo de su integración social a todos los niveles.

Sin embargo, un breve repaso de la sociedad contemporánea israelí revela que pese a que la mitad de las mujeres trabajan fuera del hogar, el cuidado de la casa y de los hijos recae principalmente en ellas y casi de forma exclusiva en el sector árabe.

Dado que se trata de un colectivo heterogéneo y diverso, la mayor parte de las mujeres sólo recibe el salario mínimo, y los hombres cobran casi el doble.

Las israelíes desempeñan trabajos considerados tradicionalmente femeninos mientras que el número que logra avanzar hacia puestos ejecutivos, tanto en la administración como en el sector privado, es bajo.

En momentos en los que en Occidente, América Latina e incluso en África las mujeres alcanzan cotas destacadas de liderazgo político, la representación de la mujer en el Parlamento israelí (Kneset) y el Gobierno es casi simbólica.

“Sólo hay 27 diputadas del total de 120, y es una cifra récord. No somos ni un cuarto de la Cámara”, subrayó la diputada laborista Stav Shafir durante un panel celebrado esta semana sobre la situación de la mujer en Israel.

Coincide con ella Orna Sasson-Levy, investigadora de la Universidad Bar Ilán, para quien el 22 por ciento de representación parlamentaria “no es razón para la celebración, como tampoco que haya cuatro ministras de 21 carteras”.

Tres partidos políticos concurrieron a las elecciones de 2013 liderados por mujeres, pero la cuota para las listas en algunos no supera el 30 por ciento, en los ultraortodoxos no hay mujeres y entre los árabes sólo figura una diputada.

Y todo ello pese a que la mujer cuenta con un nivel educativo superior, logra más titulaciones universitarias y postgrados, lo que no impide que incluso en los centros universitarios sean apenas el 13 por ciento de docentes.

De acuerdo con los datos divulgados esta semana por la Oficina Central de Estadísticas de Israel y correspondientes a 2012, las mujeres ganan el 66,1 por ciento del salario promedio de los hombres.

“Es increíble que en Israel haya una diferencia del 30 por ciento en los salarios de hombres y mujeres que desempeñan el mismo trabajo, con el mismo nivel educativo, experiencia, veteranía y cargo”, se quejó la diputada Aliza Lavie, de la formación Yesh Atid, que integra el Ejecutivo.

En el ámbito económico, los hombres tenían dos veces más opción de ser nombrados con cargos ejecutivos que las mujeres: 67,4 por ciento frente al 32,6.

Vered Swid, directora de la Autoridad para el Avance del Estatus de la Mujer, dependiente de la Oficina del Primer Ministro, y ex alcaldesa de Natania, prefiere ver el vaso medio lleno.

Destaca que las mujeres llegan a cotas de poder en el ámbito financiero, como el nombramiento el año pasado de la actual presidenta del Banco de Israel, Karnit Flug, quien a su vez ha designado a otra mujer como su segunda.

Se suma el hecho de que la ministra de Justicia, Tzipi Livni, es responsable de las negociaciones con los palestinos.

Mientras que a nivel oficial las autoridades se vanaglorian al comparar la situación de Israel en relación con los países de la región, en la práctica son muchos los escalafones a donde aún cuesta llegar, sobre todo en el ámbito de la seguridad.

Sasson-Levy, experta en el Ejército, insiste en que el estamento miliar es una institución ambigua, pues si bien desde 1995 promueve activamente el avance de la mujer, los altos mandos son varones.

Shafir advierte de que la inclusión de los ultraortodoxos redundará en la desigualdad al tener que discriminar a hombres de mujeres en el seno de las Fuerzas Armadas.

En la minoría árabe, que representa en torno al 20 por ciento de la población, el rol fundamental de la mujer es el de madre y el cuidado de la casa.

Y a pese a su nivel educativo elevado, esto no se traduce en una mayor participación en el mercado laboral, concluye Rodaina Jaraisy, responsable en Nazaret de la organización de mujeres más importante del país, Naamat.

México: Mexicanas en política, el reto está en el Ejecutivo

El pasado 11 de octubre de 2013, el presidente de la República publicó el decreto SEL/300/1492/13 para derogar y reformar diversas disposiciones del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, específicamente en lo referente a los artículos 218, 219 y 220. Con ello, se buscó imponer una suerte de candados para asegurar que los partidos políticos nominarán mujeres en al menos el 50% de sus candidaturas, garantizando la paridad en la integración de las fórmulas de mayoría relativa y de representación proporcional.

Sin lugar a dudas, cambios como estos pueden ser significativos en el avance de la participación política de las mujeres en el Poder Legislativo federal. Un ejemplo de ello es el aumento en las nominaciones que se registraron en el proceso electoral de 2012, producto de la sentencia SUP-JDC-12624/2011 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Las nominaciones por mayoría relativa incrementaron en un 10% mientras que las curules ganadas por mujeres en un 13%. Por otro lado, las candidaturas de mujeres por la vía plurinominal mantuvieron sus números en aumento, de 48.6% a 49.6% y los asientos de 44% a 47%.

El impulso generado por diversas instituciones, incluyendo el Ejecutivo mexicano, y los números observados en el último proceso electoral federal, parecerían ser síntomas de una política clara que incentiva la partición de las mujeres. Sin embargo, es necesario ver más allá del Poder Legislativo y de las cuotas de género. Los espacios políticos son diversos. En el nivel estatal hay grandes diferencias: las mujeres ocupan sólo el 5.5% de las presidencias municipales y el 22.9% de los espacios como síndicos. En la Suprema Corte de Justicia las mujeres tienen sólo 2 de los 11 espacios disponibles.

El presidente Enrique Peña Nieto ha reconocido la importancia de las mujeres en la sociedad. Sin embargo, en su integración, el Poder Ejecutivo refleja grandes inequidades.

Haciendo un análisis de las diferentes Secretarías de Estado, incluyendo funcionarios de alto nivel, es posible señalar que las mujeres son pocas. Actualmente, tres mujeres se encuentran a la cabeza de las Secretarías de Desarrollo Social, Turismo y Salud. Esto es alarmante, tomando en consideración que el nombramiento de estos funcionarios depende de un Ejecutivo que se ha pronunciado de forma constante a favor de la participación política de las mujeres.

Más allá de la composición del gabinete presidencial, es posible verificar en los organigramas de integración de las distintas Secretarías de Estado, que de las 49 Subsecretarías de Estado, solamente el 9.6% se encuentran ocupadas por mujeres.

Ampliando el estudio e incorporando a la Oficialía Mayor de cada Secretaría, el panorama mejora poco. El 20% de los espacios son ocupados por mujeres. Así, la situación final que se presenta es que el 82% de las Secretarías de Estado, el 83% de las Subsecretarías y el 80% de las Oficialías son ocupadas por hombres.

Analizando el organigrama de cada Secretaría e integrando en el estudio a comisionados, directores ejecutivos, coordinador de asesores, titulares de Órganos Internos y directores generales, es posible observar diferencias entre ellas.

A reserva de una ausencia total de mujeres en el organigrama de altos funcionarios de la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina, cabe señalar que existen más mujeres en altos mandos dentro de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano que en cualquier otra. En promedio, el 21% de los altos mandos del Ejecutivo son mujeres. El porcentaje de mujeres en altos mandos oscila entre 20% y 30% en las Secretarías de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público, de Energía, Economía, Salud y de la Función Pública. En las otras Secretarías el porcentaje de mujeres varía entre 10% y 14%.

Los números revelan un panorama poco alentador. Este desaliento se profundiza más cuando se observa que en la discusión de la reforma político electoral, si bien se toca el punto de la integración del gabinete presidencial (artículos 76 y 78 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos), no se hace observación alguna sobre la equidad de género. Las iniciativas con proyecto de decreto para reformar la Constitución buscan generar pesos y contrapesos entre el Ejecutivo y el Legislativo, requiriendo que ciertos funcionarios del gabinete sean ratificados por el Senado.

El debate sobre el papel del Legislativo en el nombramiento o ratificación del gabinete presidencial ha sido amplio. Inclusive, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM presentó un proyecto con recomendaciones sobre el papel del Legislativo federal en lo referente a los secretarios de Estado.

Actualmente, la discusión sobre las leyes secundarias que reglamentarán y harán operable la Constitución es amplio, incluyendo así el papel del recién creado Instituto Nacional Electoral, del sistema de justicia electoral, entre muchas otras cosas. Tal vez, dentro de esta discusión, sería relevante incluir el tema de la integración del Poder Ejecutivo con una perspectiva de género. Más aún, cuando los números son tan reducidos y no existe mecanismo alguno para mejorarlos más allá de la voluntad de la autoridad responsable de los nombramientos.

Fuente:noticias.terra.com.mx/adnpolitico.com