SAL EMERGUI
Enlace Judío México | El rais palestino, Abu Mazen, considera la reunión hoy con el presidente norteamericano, Barak Obama, como una de las más importantes que ha mantenido en su larga carrera política. Con el proceso de paz moribundo y un horizonte incierto, teme dos escenarios.
Enlace Judío México | En primer lugar, presión masiva de Estados Unidos para que Abu Mazen acepte el acuerdo marco que permita seguir el proceso de paz más allá del 29 de abril, fecha asignada como fin de las negociaciones. Según su partido Al Fatah, el documento que ha elaborado el secretario de Estado, John Kerry, como base de conversaciones de cara a un acuerdo definitivo “es ambiguo y se acerca a las posiciones de Israel”. Por ejemplo en la referencia a Jerusalén Oriental como capital del futuro Estado palestino. O los mecanismos de seguridad. O el asunto de los refugiados palestinos tal y como se ha recordado esta mañana en una manifestación en Ramalá.
El segundo escenario que puede salir del rechazo a la petición (fría) de Obama y (desesperada) de Kerry no augura un gran futuro para las arcas de la Autoridad Nacional Palestina. Si consideran a Abu Mazen culpable del fin de las negociaciones, el enfado norteamericano se traduciría en una reducción de la ayuda económica y el fin de su mediación. Pese a las críticas que suele recibir en la calle palestina, EE.UU es el único actor internacional que puede presionar al Gobierno de Benjamín Netanyahu.
El problema de Obama no es sólo Abu Mazen y Netanyahu sino los amigos de éstos en Ramala y Jerusalén. Si el ala más nacionalista del Likud y el Gobierno exigen a Netanyahu no moverse ni un milímetro de su base ideológica, Abu Mazen debe lidiar con amplios sectores de la OLP que piden desde hace meses el fin de las negociaciones (“pérdida de tiempo”) y la vuelta a la vía unilateral en busca del reconocimiento de la ONU y el fin de la ocupación en Cisjordania.
Abu Mazen se mantiene firme en el rechazo al reconocimiento de Israel como hogar del pueblo judío. “Israel no se lo pidió a Jordania y Egipto cuando firmaron la paz y parece un pretexto de Netanyahu para no discutir los principales temas en discordia”, nos dice el ex jefe negociador palestino Abu Alá. Kerry-que suele hablar de “Estado judío de Israel junto al Estado palestino”- opinó hace unos días que Netanyahu comete “un error” al insistir con esta exigencia en estos momentos de las conversaciones.
Israel responde que “no es una condición sino un requisito en la firma del acuerdo”. “Reconocer a Israel como hogar del pueblo judío significa que tras la firma de la paz, los palestinos ya no tienen más demandas, aceptan nuestro derecho a vivir aquí y anuncian el fin del conflicto. La intransigencia de Abu Mazen demuestra que no es un interlocutor fiable para la paz”, declara el ministro israelí Yuval Steinitz antes de añadir: “Abu Mazen representa a Cisjordania ya que Gaza está bajo control del grupo terrorista Hamas.¿Quién nos asegura que el acuerdo será respetado por Hamas?”.
Consciente del blame game entre las partes (más intenso que el propio diálogo), Abu Mazen ofrece a Obama su fórmula para seguir dialogando sin tener que ser acusado en Washington… ni tampoco en Ramalá: la congelación de la construcción en las colonias en Cisjordania y la liberación de presos.
Cuando las conversaciones se reanudaron en verano, Netanyahu dijo a Kerry que liberaría a los 104 presos que cometieron atentados antes de los Acuerdo de Oslo (93). De momento, 78 han recuperado la libertad. Si el proceso de paz estalla en mil pedazos y Netanyahu ve que Abu Mazen prefiere Nueva York (ONU) a Washington (Casa Blanca), anulará la liberación de la última tanda de presos. Abu Mazen lo tiene muy en cuenta.
“La paz es como el tango. Se necesitan dos personas”, suele argumentar una parte cuando desea acusar a la otra de boicotear el diálogo. Pero en el Tango versión 2014, Abu Mazen y Netanyahu bailan fuera de la pista de baile dejando que Kerry se mueva con entusiasmo al son de la música. Cuando se enciendan las luces, se dará cuenta que baila en solitario. A menos, claro, que Obama consiga presionar a los dos dirigentes. De momento, Abu Mazen y Bibi no sólo no le dan esperanzas sino que le hacen perder tiempo ante el reto de Crimea.
Fuente:elmundo.es
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