“Arte degenerado: el ataque al arte moderno en la Alemania nazi, 1937” reúne obras notables que los nazis prohibieron por su “inmundicia”.
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Enlace Judío México | El arte procedente del “perverso espíritu judío” o “bolchevique” al que los nazis llamaron degenerado (entartete en alemán) en una de sus simplonas aplicaciones de la lógica de las bipolaridades sin término medio —los artistas “racialmente inferiores o degenerados” producen “obras degeneradas” y los puros, obras puras— fue una de las más evidentes estulticias de Adolf Hitler y su camarilla.
En un discurso en 1935, el canciller alemán, uno de los asesinos de masas más crueles de la historia, explicó, con la simpleza de los adjetivos gruesos que empleaba en las soflamas públicas, la definición de la categoría del arte degenerado: es aquel, dijo, que invita “a revolcarse en la inmundicia por causa de la inmundicia, para pintar el ser humano sólo en un estado de putrefacción, para dibujar cretinos como símbolos de la maternidad o presentar idiotas deformes como representantes de fuerza viril”.
“Limpiar nuestras galerías de esta basura”
Las palabras del Führer, que había sido un pintor fracasado, eran un catecismo para la mayoría de la población alemana en aquel tiempo y fueron estampadas textualmente en el panel que daba entrada a la exposición de 1937 Entartete Kunst (Arte degenerado) que mostró en Munich 650 obras [PDF de 1,9 megas] de los artistas acusados de no defender la idea “imperial” de Alemania según por los seis expertos nazis nombrados por el ministro de Propaganda e Información nazi Joseph Goebbles y dirigidos por Adolf Ziegler, responsable del Reich der Bildenden Künste (Cámara de Artes Visuales del Reich). La comisión catalogó, prohibió e incautó casi 20.000 obras. “Lo que están viendo son los productos enfermos de la locura, la impertinencia y la falta de talento. Necesitaría varios trenes de carga para limpiar nuestras galerías de esta basura”, dijo Ziegler.
El tremendo atentado cometido por los nazis contra casi todos los grandes genios de las artes de la época —casi siempre con intenciones muy mundanas: muchas de las obras arrebatadas fueron vendidas con pingües beneficios en el extranjero— vuelve ahora a la actualidad con Degenerate Art: The Attack on Modern Art in Nazi Germany, 1937 (Arte degenerado: el ataque al arte moderno en la Alemania nazi, 1937), una exposición que programa, hasta el 30 de junio, la Neue Gallery de Nueva York, el principal centro de arte alemán y austriaco de la ciudad estadounidense. La muestra ha añadido a última hora un elemento extra que añade morbo a la cita: la exhibición del primer volumen de uno de los originales del inventario de las 20.000 obras expoliadas.
Visualizar la “infamia”
La organización quiere que los visitantes visualicen la “infamia” cometida por Hitler y los suyos contra el arte moderno mostrando una reconstrucción parcial de la exposición de Munich, con 50 piezas maestras de, entre otros, Max Beckmann, George Grosz, Marc Chagall, Ernst Ludwig Kirchner, Paul Klee, Oskar Kokoschka y Emil Nolde.
Los organizadores también aspiran a situar ideológicamente el tema de la muestra, conscientes de que “el término degenerado fue adoptado por el régimen nacionalsocialista como parte de su campaña contra el arte moderno”, para hacer negocio —gran parte de las piezas de la exposición de Munich se perdieron durante una itinerancia de tres años por Alemania y Austria— y también para contraponer las maneras artísticas “inmundas” con las heroicas de los artistas nacionales de genealogía limpia.
Arte “limpio” pero vulgar
Como ejemplo, en Nueva York exponen algunas obras de la muestra Große Deutsche Kunstausstellung (Gran exposición de arte alemán), montada en Munich como contrapeso a los degenerados, entre ellas el tríptico, bastante vulgar, con estilo de calendario erótico, The Four Elements: Fire, Earth and Water, Air (Los cuatro elementos: fuego, tierra y agua, aire), pintado en 1937 por Ziegler y regalado a Hitler, que lo colocó en el salón de su casa, sobre la chimenea.
Otro aspecto que resaltan desde la Neue Gallery es que resulta necesario entender los antecedentes de los que se apropiaron los nazis para formular su ideario artístico. La idea de un arte degenerado fue formulada por vez primera en 1892 en el libro Entartung (Degeneración), una soflama contra la decrepitud moral del fin de siglo firmada por Max Nordau. Lo irónico del asunto o quizá la constatación de que a Hitler le servía cualquier cosa con tal de que fuese un agente germinante para el odio, es que Nordau era judío y cofundador de la Organización Sionista Mundial. El interés por el arte degenerado como mera excusa de los nazis para hacer dinero volvió a ponerse de manifiesto a finales de 2013 cuando salió a la luz la existencia de un tesoro de 1.400 obras incautadas que escondía en un piso de Munich el hijo de uno de los marchantes de confianza de los jerarcas nacionalsocialistas para colocar los cuadros en manos de adinerados coleccionistas. La policía y la fiscalía alemanas ocultaron durante un año el hallazgo.
Fuente:20minutos.es
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