Las raíces judías de Frankenstein

 MARK ACHAR PARA ENLACE JUDÍO

Frankenstein, el monstruo que se ha vuelto parte de nuestra cultura, no sólo ha marcado un personaje, sino un concepto. Tal ha sido su influencia, que Frankenstein se ha mitificado, siendo un punto de referencia a todo personaje al que un científico loco le da vida, aunque parece más cuerdo debido a que realizó lo que Da Vinci siempre se propuso: encontrar la transformación que el alma provoca en un cuerpo y le da vida.

Frankenstein, la novela publicada por Mary Shelley en 1818, también fue llamada el “Prometeo Moderno”, nombre que se le otorga debido a que el Dr. Victor Frankenstein le entregó a un ser, armado por cinco cadáveres, el “fuego de Dios” (el alma), así como Prometeo la robó de los dioses griegos y se la entregó a los mortales.

Y aunque en la antigua Grecia vemos la aparición de algunas criaturas de metal que son usadas como máquinas para servir al hombre, ésta no puede ser considerada como la raíz de Frankenstein. Al ser esclavos perfectos demostrando clara obediencia, se denota claramente que no se comportan cual seres humanos – puesto que para ello se necesita un alma. En cambio, en el libro de Mary Shelley, se observa claramente la rebeldía del monstruo, lo que destaca una diferencia fundamental respecto a los mitos helénicos, así como los sentimientos que el monstruo del Dr. Frankenstein posee – al igual que el Golem.

Los expertos literatos, remontan éste concepto a la historia del “Golem”, una historia que pertenece a la literatura judaica. La historia se remonta al siglo XVI en donde el rabino praguense, Yehuda Löw ben Becalel, conociendo el Talmud y la Kabalá a la perfección, así como las matemáticas y la astronomía, logró realizar un hombre de arcilla que solamente representaba un muñeco formado a la semejanza de un hombre, hasta que el Rabino Löw, según cuenta la leyenda, le escribió el nombre de Dios en la frente.

Algunas otras versiones cuentan que le escribió la palabra “Emet” (אמת) que significa “Verdad”, en hebreo, debido a que si separamos las letras en sus raíces nos proporcionan la palabra “א” y “מת” (“e”- “met”) que proporciona la primera letra del alfabeto hebreo (Alef) y la palabra “Met”, que significa “muerte”. Lo que también representaría el colocar lo esencial de la lengua sagrada en materia muerta.

Al darle vida, el “Golem” termina poniéndose a las órdenes de su creador, trabajaba por dos. Acarreaba agua, cortaba leña, barría el suelo en la casa del rabino y ejecutaba las demás labores agotadoras. Solamente en Shabat el Rabino Löw le borraba el nombre de la frente, dejándolo descansar de acuerdo a la ley divina.

Inclusive la leyenda cuenta que el “Golem” sirvió también como forma de defensa del pueblo en donde vivían contra los antisemitas de la época.

Más adelante, el “Golem” empieza a seguir órdenes más complicadas y a presentar sentimientos más complejos, solamente dignos de seres humanos, lo que lo lleva a enamorarse de la hija del rabino. Éste, sorprendido por el sentir de su creación, entiende el error de haber influido con cuestiones divinas, lo que lo llevó finalmente a dejar descansar al “Golem”, como empezó, como materia inerte en su ático; a donde prohibía la entrada a todos, excepto a rabinos que conocieran bien la ley de Dios.

La casa del rabino Löw, la leyenda del “Golem” y “Frankenstein”, quedan todavía para recordarle al mundo sobre no interferir en los planes divinos influyendo en la esencia, especialmente con la vida y la muerte.

Frankenstein retoma varios elementos del Golem:

  1. Se le de vida a materia inanimada.
  2. Un mortal con conciencia es el canal por el que viven tanto el Golem, como Frankenstein.
  3. Tanto el Golem cómo Frankenstein presentan sentimientos de bondad y amor (mínimo al principio).
  4. Los dos tienen una apariencia diferente a la de un ser humano normal.
  5. Los dos son temidos por el pópulo.
  6. Y más importante que todos, ninguno de los dos tienen alma. Solamente vida.

Frankenstein es un símbolo dentro de nuestra cultura moderna, lleva casi 200 años de historia y es una novela que ha sobrevivido a pesar de las películas creadas debido al concepto, y no gracias a ellas. El “Golem” lleva ya casi 500 años. La historia, fuera de estar escrita, incluye personajes reales de la monarquía de Praga en esa época y es la primera historia en donde se encuentra la entrega de la vida a un objeto 300 años antes que la creación del Dr. Frankenstein.

Realmente, más que sorprendido, estoy lleno de admiración. No puedo creer que la cultura que he practicado desde la cuna, sea responsable de un ícono de la imaginación en una joven de 21 años. Me impacta la influencia que ha tenido en la cultura, pero más me impacta que haya llegado a mis manos 200 años después. Cada vez me enamoro más del judaísmo. Y de su influencia.

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Mark Achar: De los confines de la Comunidad Judía Mexicana, un personaje excéntrico, con dones de orador, sale de la burbuja para entender el judaísmo desde todos sus puntos de vista y perspectivas. Estudiante del Judaísmo. Creativo. Libre Pensador.