Enlace Judío México | Unos españoles que nunca dejaron de serlo, de sentir que los reinos de las Españas eran su patria, a pesar de haber sido expulsados de ellos en 1492, por una reina, Isabel la Católica, que se ha tratado de elevar a los altares con, hasta el momento, escaso éxito, podrán, si lo desean, recuperar la nacionalidad perdida. El Gobierno está preparando una ley que les otorgará pasaporte español. Será el definitivo regreso a Sefarat de quienes obligados a elegir entre su religión o el abandono de su hogar optaron por lo último. La diáspora de los judíos serfadíes hizo que la lengua castellana entonces hablada, el “ladino”, se haya preservado en tierras tan extrañas para el idioma español como Turquía y el propio Israel. En la comunidad judía balear, integrada por unas mil personas, de las que aproximadamente un cincuenta por ciento son serfadíes, la reparación de la secular injusticia cometida con sus ancestros ha sido bien recibida. Jacqueline Tobiass, presidenta del Instituto de Relaciones Culturales Balears-Israel, casada con un mallorquín, lo define diciendo que “la devolución de la nacionalidad es el reconocimiento de una injusticia y un acto de reparación, por lo que me parece una medida acertada”.
Lo que se pretende no constituye una novedad, puesto que una ley del general Miguel Primo de Rivera de diciembre de 1924, poco más de un año después de haber instaurado su dictadura, mencionaba, sin citar expresamente a los sefardíes, a “los antiguos protegidos de España o sus descendientes”. El anteproyecto anunciado por el Gobierno sí especifica a los sefardíes y establece unas normas para que se pueda solicitar la nacionalidad española. La Ley de 1924 fue muy útil para salvar a miles de judíos sefardíes en la Europa ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos diplomáticos españoles se sirvieron de ella para liberar de los campos de exterminio a muchos judíos. Los nombres de esos diplomáticos son conocidos: Angel Sanz Briz, Jorge Perlasca, Eduardo Propper de Callejón, José Ruiz de Santaella y su mujer Carmen Schaader, todos ellos distinguidos con el título de “Justos entre las Naciones”.
El abogado Abraham Barchilón Gabizón asegura que el anteproyecto del ministerio de Justicia, “se presenta como una forma de subsanar un error histórico; en realidad lo que se hace es, primordialmente, paliar la desigualdad ante la Ley de los sefardíes en relación a los otros pueblos que, de alguna forma, constituyen parte de la historia de España y, por otro lado, posibilitar el reconocimiento de su nacionalidad de origen”.
Añade que “ahora, cuando en los albores del siglo XXI las comunidades sefardíes del mundo se enfrentan a nuevos desafíos, cuando algunas quedaron maltrechas a causa de la furia de los totalitarismos y en todas ellas palpita el amor a España, nuestro país (enfatiza lo de “nuestro país”), se dispone a modificar el artículo 23 del Código Civil, que tal vez no necesitara de tan larga exposición de motivos”.
Precisa Barchilón que el párrafo segundo del apartado primero del anteproyecto dice que “cualquiera que sea la ideología, religión o creencia de los sefardíes”, lo que, para Barchilón, supone una apertura de la aplicación, puesto que podrán acogerse a la futura ley no solo quienes en la actualidad profesen la religión judía sino todos aquellos cuyos antepasados fueron judíos y que tras el edicto de 1492 (el de Isabel la Católica), fueron compelidos a la conversión forzosa o a la expulsión, y sean hoy ciudadanos extranjeros”. “Ello „sentencia„ da una mayor amplitud al termino sefardí, reconociendo el drama que el citado edicto causó al conjunto de la sociedad española”. Abraham Barchilón precisa que el anteproyecto lo que hace es eliminar un “agravio comparativo”, ya que se exigía la renuncia a su nacionalidad a los sefardíes para obtener la española, considerados “españoles sin patria”, y no así a otros nacionales de países iberoamericanos, Filipinas, Guinea Ecuatorial y Portugal.
Jacqueline Tobiass nació en París en 1941, apenas unos meses después de que Hitler se paseara victorioso por los Campos Elíseos. Dice que tiene recuerdos de la guerra. Separada de sus padres fue acogida por una familia en Normandía. “Recuerdo el desem-barco de los americanos „afirma„, el Día D, a pesar de que apenas tenía tres años”.
A la familia de Jacqueline Tobiass, el Holocausto, la Shoa en hebreo, le arrebató a varios de sus miembros: la mujer del hermano de su padre y cuatro de sus cinco hijos fueron asesinados en los campos de exterminio. “Estando todavía en París la policía vino a por nosotros „dice, rememorando lo que le contó su padre„, al dar unos golpes en la puerta mi padre se puso un dedo en los labios ordenándome que me mantuviera en silenció, y sorprendentemente le hice caso, no me moví de donde me encontraba jugando, hasta que oí a los policías bajar las escaleras. Es lo que me contó mi padre, porque lógicamente no puedo recordarlo”. “Después „añade„ mis padres me enviaron a Normandía y allí pasé toda la guerra”.
Jacqueline, casada con un mallorquín, llegó a la Isla en 1961. Al preguntarle si fue bien recibida responde sonriendo que “en Mallorca estaba muy arraigado el rechazo hacia los “xuetes”. “Mi suegra „comenta sonriente„ dijo, al saber que su hijo se casaba conmigo, “menos mal que es judía y no “xueta”, de los males el menor”. “Era una mujer de su época „añade„, y la verdad es que siempre me llevé muy bien con ella, me quería mucho”. Reitera que la iniciativa gubernamental de conceder la nacionalidad española a los judíos sefardíes le parece “fantástica”. “En el Código Civil un español nunca pierde la nacionalidad”, aclara. “Se trata de reparar un error histórico, una gran injusticia, porque por lo que se refiere a Mallorca está plenamente documentado que en el siglo V ya se habían asentado judíos en la Isla y gozaban de una posición social y económica elevada”, manifiesta. “Además, en la época de la dominación árabe los judíos siguieron estando en Mallorca. Nuestra presencia aquí viene de muy atrás”, afirma.
Las causas del antisemitismo son para Jacqueline Tobiass diversas: “ser minoría siempre es difícil. En Europa, la Iglesia católica es una de las grandes culpables de que el antisemitismo haya pervivido”. Señala que el Vaticano consideró a los judíos el “pueblo deicida” (en el concilio Vaticano II se levantó la condena de ser culpables del asesinato de Dios al haber pedido a los romanos la crucifixión de Jesús) y comenta que en la Segunda Guerra Mundial el papa Pío XII, a pesar de estar informado de lo que los nazis estaban haciendo con los judíos, optó por gardar silencio. “Dijo que sufría mucho por los judíos „explica„, pero no levantó la voz para condenar lo que nos estaba sucediendo”. “Después –puntualiza– otros papas han dado pasos muy positivos, como Juan XXIII y Juan Pablo II, y, además, la Iglesia católica de Mallorca ha pedido perdón. Las cosas afortunadamente han cambiado para bien. Otras de las razones del antisemitismo son para Tobiass “la maldad humana, la búsqueda de un culpable”, a las que incorpora las consecuencias del Tratado de Versalles por el que Alemania tuvo que aceptar pagar una elevadísima factura al firmarse el armisticio tras la Primera Guerra Mundial en 1918.
Lo malo es que en opinión de la presidenta del Instituto de Relaciones Culturales Balears-Israel, “Europa sigue siendo antisemita”. “Puede „explica„ que ahora el antisemitismo esté disfrazado de antisionismo o de algo parecido, pero la realidad es la de que sigue habiendo bastante antisemitismo”. “Por lo que concierne a España dice, seguramente se debe al enorme desconocimiento existente”. El rechazo a los “xuetes”, tan enraizado en la sociedad mallorquina hasta casi ayer mismo, lo explica diciendo que “ha sido una cuestión eminentemente social, en parte propiciada por el hecho de que los judíos ha sido reacios a mezclarse, se han mantenido aparte”.
Jacqueline Tobiass desgrana sus comentarios mientras recorremos parte del antiguo barrio de es Call. Junto a la iglesia de Montesión, edificada sobre una antigua sinagoga, asegura que “los judíos son muy trabajadores, siempre miran hacia adelante, lo que hace que lleguen antes y por eso en ocasiones no son bien vistos”. Se detiene justo sobre la placa de metal, frente a Montesión, en la que en hebreo está escrito “Sefarat” a fin de que quede constancia de que allí estaba la judería de Palma. Comenta que en un texto escrito en ladino por Henry d´Orgelys titulado “Memoria de anyos atrás”, se da cuenta de que cuando el rey Alfonso XIII, el abuelo de Juan Carlos I, visitó Estambul, se sorprendió de la variedad de lenguas habladas por los mercaderes, entre ellas el judeo-español o ladino. Al preguntarles la razón de ello y responderle que tales mercaderes conservaban celosamente la lengua heredada de sus antepasados expulsados de España, consideró que se había cometido con ellos una gran injusticia que debía ser reparada, por lo que anunció que pondría un barco a su disposición para que quienes quisieran retornar a España pudieran hacerlo.
Alfonso XIII afirmó que lo ocurrido era cosa del pasado y que no toleraría que ninguno de sus súbditos fuera perseguido por su raza o religión. Los mercaderes sefardíes eran reacios a aceptar la invitación, a pesar de agradecérsela, por lo que se les había hecho a sus antepasados. El Rey les dijo que sabía que en el pasado se habían perpetrado muchas injusticias, pero que las leyes que pensaba promulgar se integrarían en la Constitución. Finalmente, se llegó al acuerdo de que cien días más tarde fondearía una nave española para que quienes desearan vivir en España pudieran hacerlo, por lo que se decidió que viajaran a España tres hombres para pulsar la situación. Observaron que el Viernes Santo la gente blandía bastones con los que apartaban piedras de las calles gritando “muerte a los judíos”. Al llegar el barco prometido por Alfonso XIII se informó al capitán que se había tomado la decisión de rechazar el ofrecimiento. El capitán estaba furioso. En un momento dado le preguntaron: “señor capitán, ¿dónde estaba el Viernes Santo? Este respondió: “como buen católico en la iglesia”. ¿Y qué llevaba en la mano? Su nueva respuesta fue que el correspondiente bastón con el que “apartamos las piedras gritando muerte a los judíos”. Se le rogó al capitán que al volver a España informase al Rey de tales pormenores. Jacqueline cuenta esa historia para poner en evidencia los intentos hechos con anterioridad para que los sefardíes retornasen a España, recordando que hay prejuicios muy arraigados, que aunque el paso del tiempo ha cambiado muchas cosas, el viejo antisemitismo de siempre sigue latiendo en casi toda Europa.
Los judíos de Palma tiene su sinagoga en la calle monseñor Palmer en la que se congregan los viernes, a la puesta del sol, para cumplir con las obligaciones religiosas del Sabat. Dice Jacqueline que no todos son religiosos, pero que muchos asisten a la sinagoga para mantener un vínculo al que no quieren renunciar. En las calles de es Call, ahora plenamente integrado en el caso viejo de Ciutat, Tobiass comenta que el anteproyecto de ley del Gobierno, cuando finalmente se convierta en ley, servirá para que los sefardíes que viven en distintos lugares del mundo puedan adquirir la nacionalidad española sin renunciar a la que tienen. “Hay que alegrarse de esa iniciativa, porque supone, como he dicho, reparar una gran injusticia. Los judíos fueron expulsados de España por no querer renunciar a su religión, pero en la diáspora han dado un ejemplo a todos al no renunciar a España”. “Generación tras generación „prosigue„ han conservado su lengua y siempre se han referido a Sefarat como a su patria.”
Jacqueline aprovecha para informar sobre el ciclo de cine israelí que, en colaboración con la embajada de Israel, la comunidad judía balear ha organizado. Las películas son proyectadas en el salón de actos de Sa Nostra en versión original subtituladas. Una de las más destacadas es la que se proyectó el pasado lunes. Se trata de un documental, “May your memory be love”. Se trata de “una conmovedora historia de amor y supervivencia en Auschwitz”. El ciclo se prolongará hasta el próximo 31 de marzo.
Tobiass se despide y dirige sus pasos hacia la Catedral. Tiene previsto asistir a un concierto. Es una mujer que lleva estupendamente sus años. Dice sentirse joven, con muchas ganas de hacer cosas. Estar al frente del Instituto de Relaciones Culturales Balears-Israel le lleva su tiempo, pero la vitalidad que exhibe, garantiza que puede con ello. “Los sefardíes „concluye„ siempre han llevado Sefarat en el corazón, han demostrado que su patria era esta, se cometió con ellos una injusticias histórica.
Si se cumplen las previsiones cinco siglos de espera están a punto de concluir. quinientos años después se derogará de derecho el ignominioso edicto de los Reyes Católicos, el que expulsó a los judíos españoles y a los que se quedaron los dejó indefensos ante la Inquisición.
Fuente:diariodemallorca.es
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