ESTHER PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO
Enlace Judío México |La carga de nuestra generación de judíos es el miedo de desaprovechar el regalo del regreso a Sión. Ese miedo explica la intensidad de nuestros debates políticos y culturales. Nuestros rivales constantemente preguntan qué error fatal nos llevaría a perder esta tierra una vez más y probablemente para siempre. Insuficiente amor a nuestra tierra, responde la derecha e ingenuidad respecto a las intenciones de nuestros enemigos.
El ignorar los derechos de aquellos que se encuentran bajo nuestro control, contesta la izquierda. Negar a otras personas el sentido de hogar que reivindicamos para nosotros mismos.
Tonterías, insisten los ultra-ortodoxos. La más grande amenaza a nuestra existencia en esta tierra no tiene que ver con territorio, sino con el cumplimiento de las leyes de la Torá.
Cada facción ve en la otra no sólo un rival ideológico, sino una potencial amenaza existencial.
El reciente ascenso de un centro político y cultural corresponde a una fuerza moderada esencial en la sociedad Israelí. Los centralistas consideran que las certezas ideológicas de sus rivales y los miedos existenciales en relación a los judíos representan un peligro a la viabilidad de la sociedad israelí a largo plazo.
Los centristas son el grupo ideológico menos comprendido en Israel por no poseer un fuerte hogar político. Sin embargo, el centro representa a la mayoría de los Israelíes respecto al futuro de los territorios y temas de religión y estado.
El centro predomina en el largo debate sobre el futuro de los territorios entre derecha e izquierda.
El centrista:
• Adopta visiones de izquierda y derecha. No hay nada ambiguo o difuso en él. Por el contrario, este afirma sus posiciones vigorosamente, sólo que estas se contradicen una a la otra.
• Considera al estado palestino como una necesidad existencial para Israel, salvándonos de la posible elección entre Israel como un estado judío y democrático, o la carga moral de ocupar a otro pueblo.
• Considera al estado palestino como amenaza existencial para Israel, tomando en cuenta el riesgo de ataques de misiles sobre Tel Aviv y el plano costero, habitado por la mayoría de la población israelí.
• Tiene dos pesadillas sobre el futuro de Israel. La primera es que no haya un estado palestino y la segunda es que este exista. La ambivalencia se refleja en las encuestas. Alrededor del 70% de los israelíes apoyan una solución de dos estados – en principio. Pero esa misma mayoría duda que esta solución otorgue paz a Israel, porque el movimiento nacional palestino no aceptaría la legitimidad de Israel, aún si este se retirara de Cisjordania.
• Desconfía de las ideologías de izquierda y derecha que subestiman las complejidad de los dilemas existentes y resaltan las amenazas sobre el territorio y la seguridad, cuya solución a cualquier problema es siempre la misma – conformismo o fuerza.
• Reconoce que el debate respecto al futuro de las fronteras israelíes es devastador, precisamente porque cada lado representa valores y temas judíos esenciales.
• Comparte la agonizante pregunta con la izquierda respecto a cómo el pueblo judío puede controlar a otro pueblo. Tal y como se refleja en Hajatzer Haajorit (el Patio Trasero), una canción de Tomer Yosef producida en conjunto con Yankele Rothblit, un destacado compositor que perdió su pierna en la batalla de 1967 por Jerusalem:
La gran historia que comienza en la Biblia
y continúa hasta estos días
Con un pueblo exiliado que retornó
dos mil años más tarde
a su hogar entre el río y el mar.
La gran historia de Holocausto y renacimiento
Pioneros hambrientos trabajando la tierra…
La gran historia se ha extraviado.
Asimismo, el centrista rechaza la noción que los judíos son ocupantes en la tierra de Israel. Somos ocupantes de otro pueblo – y los intentos de la derecha por negar esta realidad sólo debilita su credibilidad entre los centristas. Sí, tendremos que comprometernos con una demanda nacional en competencia. Pero cualquier retiro territorial, aunque necesario, será una herida en nuestra existencia, un sacrificio de anheladas partes de nuestra patria.
El centrista considera que nuestra habilidad de preservarnos como pueblo intacto depende en grandes rasgos del reconocimiento de la legitimidad judía. El debate ocurre principalmente dentro del centrista, argumentado tanto por izquierdistas como por derechistas.
Una sensibilidad similar ha surgido en la guerra cultural entre religión y estado. Los centristas quieren menos judaísmo en el Israel oficial particularmente respecto a la legislación. En cambio, desean mayor judaísmo en educación, cultura y sus vidas personales.
Este emergente centro cultural – paralelo al centro político respecto al futuro de los territorios – incluye secularistas, post-secularistas, tradicionalistas y sionistas religiosos moderados.
Prácticamente, ya no existe una división religiosa-secular en Israel, sino una separación entre lo ultra-ortodoxo y todos los demás. El actual gobierno de Israel refleja esta realidad. Por primera vez desde 1977, los partidos ultra-ortodoxos han estado excluidos del gobierno por una coalición de políticos seculares y religiosos.
Los centristas están agotados por las guerras internas. Ellos anhelan un punto medio – el respeto por las perspectivas y los miedos legítimos de cada individuo, transformando comunidades rivales en un pueblo.
Fuente: The Times of Israel
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