BEN-DROR YEMINI
Enlace Judío México | Israel es un Estado judío – o el Estado-nación del pueblo judío – en virtud de haber sido establecido por una resolución de las Naciones Unidas que establecía dos estados, uno judío y otro árabe, debido a que la propia autodeterminación se basa en un derecho de la ley de las naciones, y, por último, porque es fruto de la autodeterminación de la mayoría de los ciudadanos de Israel. Israel no necesita el reconocimiento palestino de su carácter judío y nunca hizo una demanda semejante a Egipto y Jordania, por ejemplo. Así pues, ¿por qué Israel insiste en el reconocimiento de su carácter judío por los palestinos? ¿Es su reconocimiento realmente necesario?
El secretario de Estado de EEUU John Kerry mantuvo recientemente que Arafat ya había reconocido un Estado judío. Kerry tiene razón. Pero fue un reconocimiento que es importante entender. A mediados de 1970, Henry Kissinger formuló las condiciones para el diálogo entre la OLP y el gobierno estadounidense. Incluía un rechazo explícito e incondicional del terror, la aceptación de las Resoluciones 242 y 388, y el reconocimiento de Israel. El asunto se convirtió en relevante sólo en la década de 1980. El estatus de la OLP fue dañado después de su expulsión a Túnez y el estallido de la primera Intifada. La OLP trató de volver al centro de la escena a través del diálogo con la administración estadounidense. El ministro de Asuntos Exteriores de Suecia Stan Anderson fue alistado para mediar en el diálogo.
En noviembre de 1988, el Consejo Nacional Palestino tuvo lugar en Argel. Es recordado principalmente por sus declaraciones de independencia. El mismo Consejo, por vez primera, reconoció las Resoluciones 181, 242 y 338 de la ONU. Los desarrollos fueron positivos, pero las decisiones tomadas allí no satisfacieron a los EEUU.
Anderson no se rindió. Invitó a cinco líderes judíos estadounidenses, encabezados por la fiscal Rita Hauser a Estocolmo para reunirse con Arafat. En la conferencia de prensa celebrada al término de la reunión, Arafat denunció el terrorismo y declaró su aceptación de las resoluciones de la ONU. Al parecer, esta fue la primera vez que las palabras “Estado judío” salieron de la boca de Arafat, tal como informaba el New York Times. Pero la administración americana exigió una declaración mucho más explícita. Para subrayar su posición, la EEUU se negó a otorgar una visa a Arafat para hablar ante las Naciones Unidas, lo que llevó a la ONU a celebrar una sesión especial el 13 de diciembre en Ginebra para que Arafat pudiera hablar.
Una vez más, los EEUU no estuvieron satisfechos con sus declaraciones. George Shultz, el entonces secretario de Estado de los EEUU no estaba dispuesto a desviarse de la redacción explícita exigida por los EEUU. Después de dos días de consultas, con la mediación de Anderson, Arafat convocó una conferencia de prensa donde denunció el terrorismo y reconoció las resoluciones de la ONU 242 y 338. Arafat también declaró una vez más, con su propia voz, que la solución era “de dos estados para dos pueblos”, y se refirió a Israel como “Estado judío”. Arafat hizo sus declaraciones en inglés, leyendo de hecho lo que Shultz le había dado. Esta vez cumplió con sus demandas. Ese mismo día, el 15 de diciembre de 1988, Shultz anunció que el Presidente de los Estados Unidos había decidido abrir un diálogo con la OLP .
El diálogo fue breve y fútil. Tras el primer brote de actividad terrorista después de la declaración, la OLP se negó a denunciarlo. Irak invadió Kuwait. Arafat apoyó a Saddam Hussein. El diálogo llegó a un abrupto final. La Conferencia de Madrid fue convocado y sólo los acuerdos de Oslo volvieron a llevar a la OLP al centro de la escena. Pero los palestinos volvieron a su camino de rechazo. El Congreso de Fatah del 2009, presidido por Abu Mazen, votó unánimemente rechazar la idea de un “Estado judío” . El propio Arafat, en otro cambio de postura, renegó de su reconocimiento de un Estado judío en una entrevista con un diario en 2004 . Pero se trataba de una observación rara en un mar de decisiones y declaraciones contradictorias.
Una serie de preguntas permanecen. ¿Por qué esa terca insistencia del gobierno de EEUU sobre las condiciones previas para unas conversaciones legítimas, mientras que las demandas del Israel de hoy, que no son una condición previa, son de alguna manera menos legítimas? En segundo lugar, si Abu Mazen, la OLP y Fatah han rechazado el reconocimiento de Arafat – y que dio públicamente a la administración americana -, es posible que todos los acuerdos firmados por los palestinos sean en realidad un engaño. Y en tercer lugar, si no son un engaño, y los palestinos ya han reconocido un Estado judío, tal como afirma John Kerry, entonces ¿cuál es el problema de trabajar de acuerdo con este esquema?
El debate sobre esta cuestión también ha tenido una serie de afirmaciones absurdas.
Tomemos, por ejemplo, la crítica de Abe Foxman, el director ejecutivo de la Liga Anti-Difamación de Estados Unidos, alegando acerca de ¿cómo los EEUU podrían declararse un “Estado cristiano”? Por su parte, Efraim Halevi, ex director del Mossad, se preguntó con toda seriedad cómo Israel reaccionaría si los palestinos exigieran su reconocimiento como un “Estado musulmán” .
Es lamentable que individuos serios, muy serios, especialmente en la parte israelí, hayan podido realizar afirmaciones espurias. En primer lugar, los EEUU son uno de los pocos países que no son un Estado-nación. La mayoría de los países en el mundo son Estados-nación. Yugoslavia se dividió en siete entidades separadas; Checoslovaquia en dos, Pakistán se separó de la India. Otros estados en Europa mantienen sus identidades nacionales, incluso identidades religiosas. En Inglaterra, la religión del estado es la anglicana, y si el próximo rey se casara con una judía sus hijos no podrían heredar la corona. En Dinamarca, el artículo 4 de sus estatutos establece que la religión del Estado es la evangélica – luterana, a la que se le concede la ayuda y la asistencia por parte del Estado, y su rey sólo puede ser de esa religión. En Liechtenstein, la Constitución reconoce al catolicismo como la religión del estado. Y la lista puede seguir y seguir con muchos más estados. Así que la comparación con los Estados Unidos es, por decir algo, un poco ridícula.
Lo de Efraim Halevi es un poco más preocupante, ya que el que también trabajó como embajador de Israel en la Unión Europea. Se supone que debe estar bien informado de los hechos básicos. También se supone que debe ser consciente de todos los borradores de la Constitución palestina que establecen que “el Islam es la religión del Estado”. No hay necesidad de esperar a un Estado con una constitución. Eso es exactamente lo que el artículo 4 de la Ley Fundamental de la Autoridad Palestina .
La demanda de reconocimiento de un Estado judío está orientada a lograr dos cosas: poner fin a la fantasía del “derecho de retorno” y poner fin al conflicto. Es cierto que Israel no necesita ningún permiso de Palestina para ser el Estado-nación del pueblo judío. Esa es su autodefinición. Pero la demanda de Netanyahu es legítima, precisamente porque los propios palestinos han dicho que se oponen al Estado judío como condición para seguir exigiendo el derecho al retorno de los refugiados.
Es importante recordar otras tres cosas. En primer lugar, a finales del año 2000 fue Bill Clinton, quien presentó los parámetros de un plan de paz que incluía las palabras: “Palestina como la patria del pueblo palestino y el Estado de Israel como la patria del pueblo judío”. En segundo lugar, los acuerdos de Ginebra, un proyecto para un plan de paz iniciado y firmada por activistas por la paz de alto nivel de ambas partes, incluía en su introducción un acuerdo manifiesto al derecho del pueblo judío a un Estad. Y en tercer lugar, y antes de Netanyahu, fueron Tzipi Livni y Ehud Olmert quienes insistieron en esa demanda, y, recientemente, Yitzhak Herzog, el líder del Partido Laborista, también declaró su apoyo a la misma.
Todo esto no quiere decir que Israel haya mantenido todas sus promesas en el marco diplomático con los palestinos. Tomemos, por ejemplo, la Hoja de ruta, en la que Israel se comprometió a congelar toda construcción en los asentamientos y desmantelar los puestos de avanzada que habían sido construidas después de 2001 . Eso no sucedió, y tampoco cumplieron sus compromisos los palestinos a la hora de pasar a la acción contra el terrorismo.
Mientras estamos hablando de preparar un acuerdo marco, tenemos que colocar la demanda de reconocimiento de un Estado judío en su contexto histórico. Y ese contexto nos dice que dicha demanda no fue obra de Netanyahu y de la derecha israelí. Fue obra de funcionarios de la administración americana, y de pacifistas que fueron firmes a la hora de presionar a Arafat para que estuviera de acuerdo con esta demanda.
Mientras los palestinos exigen obstinadamente el “derecho al retorno”, lo que equivale al fin del Estado de Israel, la insistencia en el reconocimiento de un Estado judío es, básicamente, una insistencia en la solución de dos estados para dos pueblos. Y todo aquel que justifica la negativa palestina a dicho reconocimiento no está trayendo la paz más cerca, sino que más bien está empujando más lejos las posibilidades de una solución de dos estados. Hay otras cuestiones en las que podremos oponernos a las políticas de Netanyahu. Sobre este tema, sin embargo, se merece un apoyo total. No torpedea la paz, sino todo lo contrario. Allana el camino a la paz.
Fuente:safed-tzfat.blogspot.mx
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