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Enlace Judío México | La reciente línea de ataque contra Israel reclama que el estado judío priva de agua a los palestinos. Como siempre, estos son datos erróneos.
El tema de los derechos de agua en Cisjordania aparece constantemente en el marco del conflicto israelí-palestino, formando parte del discurso público alrededor del mundo. Las críticas en contra de Israel argumentan que el estado judío explota el área de suministro de agua y niega acceso a la población local. Así, Israel no sólo abandona sus responsabilidades hacia los palestinos de Cisjordania, sino que abusa de los recursos naturales del territorio ocupado ilegalmente. Esta idea se ha difundido ampliamente en la prensa internacional, y fue recientemente expresada en el pleno de la Knesset por el Presidente del Parlamento Europeo, Herman Schultz, causando un escándalo tanto en Israel como en el exterior.
La verdad es mucho más complicada y precisamente opuesta a lo que los críticos reclaman. Un análisis de los datos relevantes, refleja que bajo el control israelí, las reservas de agua palestinas son más amplias, más sofisticadas tecnológicamente, de mejor calidad y acceso sencillo; casi todo esto gracias al esfuerzo israelí.
La verdad es que la mayoría de las reclamaciones contra Israel en este asunto no son más que propaganda vacía, basada en falsas declaraciones o falta de conocimiento respecto a la topografía de Israel y de Cisjordania. Esto último ha causado gran confusión respecto a los asuntos legales, las fuentes de agua de Cisjordania y sus importantes acueductos subterráneos.
A fin de evitar dicha confusión, este artículo se basa en estadísticas publicadas por la Autoridad de Agua Israelí y estudios por el Profesor Haim Gvirtzman, hidrólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Los ataques sobre el abuso de suministros de agua se basan en tres mitos que se derivan de argumentos erróneos y falsos.
El primer mito indica que los palestinos ahora tienen menor acceso al agua debido al control israelí en Cisjordania, violando los derechos humanos de los palestinos. De hecho lo contrario es lo correcto. Antes de que Israel tomara control sobre esta zona luego de la guerra de los seis días en 1967, el sistema de agua de Cisjordania era sumamente primitivo. Mucho de éste se basaba en tecnología de la época de los romanos con acueductos que funcionaban por fuerza de gravitación y pozos esporádicos. El agua se transportaba a mano. Sólo en ciudades como Ramala se utilizaba un sistema de bombeo moderno – construido durante el mandato británico – y muy pocos hogares recibían agua.
Cinco años después de la toma de posesión israelí, las reservas de agua crecieron en un cincuenta por ciento; y la Administración Civil de las FDI estableció un sistema de bombeo, trasladando agua a centros urbanos donde los residentes podían almacenar el agua para su uso personal.
Más tarde se construyó una infraestructura moderna para abastecer la zona de Cisjordania, conectada al sistema nacional de distribución de agua en Israel. Esta nueva infraestructura abastece a los asentamientos israelíes y a las aldeas palestinas alrededor, mejorando su nivel de vida.
Hasta 1995 con la firma de los Acuerdos de Oslo, el suministro de agua a aldeas palestinas se duplicó, alcanzando aproximadamente 120 millones de metros cúbicos anuales. Desde entonces se ha duplicado de nuevo. En 2010, la Administración Civil reportó un consumo de 190 millones de metros cúbicos al año.
Las publicaciones palestinas oficiales han corroborado estos datos. El 97 por ciento de la población palestina ha estado conectada al sistema de agua territorial, en su mayoría directamente a sus hogares.
Israel siguió involucrado en el sistema de agua palestino incluso tras los acuerdos de Oslo. Según estos acuerdos, Israel se comprometió a suministrar 31 millones de metros cúbicos anuales. En 2010, se añadieron 53.3 millones de metros cúbicos anuales al suministro de agua palestino. En 30 años, Israel logró hacer lo que el Mandato Británico y el reino Jordano no hicieron respecto a las reservas de agua.
El segundo mito sostiene que todas las reservas de agua en Cisjordania pertenecen a los palestinos. Por lo tanto, el uso de esta agua por Israel es una violación de la ley internacional. El uso de recursos naturales en los territorios ocupados, incluyendo el agua es ilegal.
Este argumento es sumamente simplista y refleja ignorancia respecto a la ley internacional. El agua es un recurso dinámico y por lo tanto la ley internacional no ha llegado a un consenso en este tema.
Es importante conocer la topografía del área. El territorio de Cisjordania es montañoso en su mayoría. El agua de lluvia que cae sobre las colinas de Samaria y fluye hacia territorio israelí. Una gran cantidad de agua originaria de Cisjordania llega a Israel como resultado de fuerzas naturales.
Según la ley internacional, Israel alberga la mayoría del agua de Cisjordania por derecho. Los palestinos no hacen buen uso de las fuentes de agua existentes ni toman las medidas necesarias para explotar los recursos.
El tercer mito acusa a Israel de contaminar los acueductos debajo de Cisjordania, destruyendo las fuentes de agua y la ecología.
La verdad es opuesta, una vez más. Las aguas residuales de Israel se purifican en estaciones depuradoras de estas aguas. Una pequeña parte de estas aguas de los palestinos se tratan en instalaciones palestinas, otras se purifican en instalaciones establecidas por Israel, mientras que la mayoría restante contamina el ambiente. Los palestinos se han dañado primeramente a sí mismos, mientras que más pozos han sido clausurados debido a esta contaminación. Además, no han utilizado la ayuda de países donadores destinada a la purificación de aguas residuales.
Los palestinos han invertido aproximadamente 7.2 millones de dólares en la construcción de una planta de purificación pero no han aceptado una oferta adicional para estos fines. Como resultado, la ecología de Israel y de Cisjordania se deteriora.
El tema de los derechos del agua, reservas e infraestructura es posiblemente el ejemplo más claro de crítica ilegítima. El contexto se ha distorsionado para que Israel tenga la peor imagen posible. De hecho, Israel tiene un buen record en cuestiones de agua, actúa ateniéndose a sus derechos y de acuerdo a las convenciones legales, mientras que los palestinos no han cumplido con sus obligaciones bajo la ley internacional.
Israel ha construido y mantenido la infraestructura de suministro de agua existente en Cisjordania para servir a las comunidades israelíes, al mismo tiempo que los palestinos se benefician de ella.
Las constantes recriminaciones hacia Israel en el tema de las reservas de agua conducen a que los palestinos no enfrenten sus propios problemas al respecto. Ellos tienen la habilidad de cumplir con sus obligaciones bajo la ley internacional y así resolver sus problemas en relación al agua. Fuentes israelíes y extranjeras cuentan con el presupuesto, la tecnología y el conocimiento necesarios para ser utilizados por los palestinos. Es trágico que ellos no hagan o no puedan hacer uso de esta ayuda debido a conflictos internos, pero esto no es responsabilidad de Israel.
Fuente: Akiva Bigman,The Tower
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