Testimonio de Matthew Kalman: ¿Paz o no paz?

Enlace Judío México | 15 años después, el fundador de Hamas ofreció por primera vez poner fin al conflicto, la reconciliación palestina da a Israel una nueva oportunidad para tratar la paz – o ¿no?-

¿Cómo lo sé? Porque el fundador de Hamas, el Jeque Ahmed Yassin, me lo dijo hace 15 años. En un cese importante de todas las declaraciones anteriores de la política de Hamas, en mayo de 1999, Yassin llamó a poner fin al conflicto palestino-israelí y, por primera vez sugirió que podría reconocer el derecho de Israel a existir. En una entrevista en su casa de la ciudad de Gaza, me dijo que el conflicto podría terminar si Israel se retiraba de la Franja de Gaza y Cisjordania. Ofreció el cese inmediato de los ataques de Hamas contra objetivos israelís tras dicha retirada y me dijo que las relaciones con Israel se deben dejar a decisión de “generaciones futuras”.

“Tenemos que ser realistas”, me dijo en un agudo susurro. “Estamos hablando de una patria que fue robada hace mucho tiempo, en 1948 y nuevamente en 1967. Mi generación hoy está diciendo a los israelíes: Vamos a resolver este problema ahora sobre la base de las fronteras de 1967. Vamos a terminar este conflicto declarando un cese al fuego temporal. Vamos a dejar el tema más importante para que decidan las generaciones futuras”.

Hasta esa conversación en su casa en mayo de 1999, Yassin había prometido repetidamente continuar la lucha armada hasta que se estableciera un Estado palestino, limpiando, efectivamente, a Israel del mapa. Apenas la semana anterior, le había dicho al semanario Al-Ahram de El Cairo, Egipto, que la noción de que Israel viva en paz junto a una Palestina independiente era “una idea falsa.” Yo estaba reportando para USA Today, entonces, el periódico de mayor circulación en Estados Unidos. Yassin estaba enviando un mensaje claro al gobierno entrante de Ehud Barak, que fue elegido el día en que la entrevista fue publicada.
No soy Thomas Friedman o Jeffrey Goldberg, así que me aseguré de que la entrevista fuera comunicada al círculo íntimo de Barak. Barak y sus asesores decidieron ignorar la obertura de Yassin. Para ser justos, las intenciones del líder de Hamas, estaban lejos de ser claras. Él habló en acertijos y pistas cubiertas con discusiones teológicas en lugar de claras declaraciones de política. Pero, ¿había una posibilidad de paz en esas palabras que, si se hubieran comprendido, se podría haber evitado el baño de sangre de la segunda intifada en el 2000? Claramente, Barak no lo creyó. Él creyó que podía derrotar a Hamas por la fuerza.

Pero, menos de dos años después, Barak fue acosado por la oficina debido a su incapacidad para prever o contener la segunda intifada. En marzo del 2004, Yassin fue asesinado en un ataque con cohetes contra Israel, pero Hamas sobrevivió para ganar las elecciones del Consejo Legislativo Palestino en el 2006 y hacerse del control de Gaza desde Fatah, en un sangriento golpe de estado en el 2007. Ataques aéreos israelís, asesinatos y dos grandes campañas militares en el 2008 y el 2012 no lograron desalojar a la organización hasta ahora.

El pacto de unidad entre Fatah y Hamas que se anunció el miércoles puede estar tan muerto como sus predecesores en El Cairo y Doha, Qatar. Todo ello puede llevarnos a ninguna parte. Pero imaginemos un nuevo gobierno unitario de la Autoridad Palestina en el cual, ésta reafirme su control sobre Gaza por primera vez desde el golpe de estado de Hamas del 2007 y que haya nuevas elecciones presidenciales, parlamentarias y del Consejo Nacional de Palestina, antes del final del año en el que tanto Hamas como la Jihad Islámica participan. Si eso ocurre, será una revolución no menos significativa que las cartas de reconocimiento mutuo intercambiadas por el ex líder de la OLP, Yasser Arafat, y el ex primer ministro Yitzhak Rabin en 1993, el plan de paz saudí del 2002 que reconoce el Estado de Israel y el discurso de Bar –Ilan del primer ministro Benjamin Netanyahu en el 2009, en el cual acepta la existencia futura de un Estado palestino.

Esto significará que Hamas y la Jihad Islámica se han incorporado bajo el paraguas de la OLP, el órgano de representación que firmó los Acuerdos de Oslo, Hebrón, Wye y Annapolis, todos los cuales reconocen el estado de Israel. Eso parece como un paso significativo lejos de llamar a la aniquilación de Israel y un primer paso, sin embargo provisional hacia la paz. No es habitual tener una segunda oportunidad para hacer un avance histórico en un conflicto centenario. Quizás esta vez, 15 años después de despedir a la primera oportunidad, Israel, al menos pone a Hamas a prueba.

Fuente:Matthew Kalman-haaretz.com

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