‘No dejaré que el mundo se olvide de Karski’ – Mirecka Ploss

Enlace Judío México – La compañera de Karski, Mirecka-Ploss, publicará ‘Jan Karski. El único hombre al que le conté la verdad’

Mirecka-Ploss

“Entre tres chicas matamos a aquel comandante. Mi amiga Ruth también estaba ahí, ella era mitad alemana, mitad judía. Primero lo dejamos inconsciente y luego lo colgamos de los ganchos que sujetaban los columpios de sus hijas. Fuimos muy crueles, pero teníamos miedo. Nos había violado a todas“, narra Kaya Mirecka-Ploss sin parpadear. Ploss nació en Polonia en 1926 y a los 16 años, en plena II Guerra Mundial, fue trasladada a un campo de trabajo de menores en Alemania. Poco después de ser liberada sucedió lo que cuenta en las primeras líneas. Cuando consiguió salir, sólo pensaba en volver a reunirse con su familia. Años atrás, su padre y su hermano habían sido trasladados a campos de concentración. Su madre había muerto antes de la guerra.

La búsqueda le llevó hasta Italia donde entró a formar parte del Segundo Cuerpo del ejército polaco. En 1946, éste se trasladaría a Inglaterra y Kaya no lo dudó ni un momento. Estudió Arte en Londres y años más tarde se mudó a Estados Unidos, donde conoció a Jan Karski, el primer hombre que alertó sobre las actividades nazis durante la guerra y cuyo testimonio fue ignorado por los grandes dirigentes de aquella época. “Nuestra relación duró más de 38 años. Cuando su mujer se suicidó nos unimos en el sufrimiento y aunque nunca nos casamos (hubiese perdido mi pensión de viudedad ) vivíamos como un matrimonio”, asegura. Karski compartió con Kaya todas sus frustraciones y le habló de cada una de las misiones que había llevado a cabo como miembro de la resistencia polaca. “Un día le pregunté que cuándo había empezado su lucha por el pueblo judío y él me contestó: ‘Cuando me encontré a un niño judío, Paul, casi muerto de hambre. En ese momento dejé de ser un soldado y me convertí en un hombre’“.

El falso líder de la humanidad

Ahora, la figura de Karski protagoniza una exposición en el Centro Sefarad Israel de Madrid, con diversas fotografías sobre su figura y su periplo. Jan Karski se infiltró en los guetos de Varsovia, fue testigo de muchas de las atrocidades que los nazis cometían en Polonia y se convirtió en los ojos y los oídos de los Aliados. “Cuando el presidente Roosevelt le iba a recibir, él estaba emocionado, convencido de que iban a actuar, a cambiar la suerte de los millones de personas que estaban siendo exterminadas”, asegura Ploss sobre su compañero.

“Realmente emanaba esplendor, poder, grandeza… Un líder de la Humanidad”, escribió en pasado Karski después de su reunión. “Roosevelt pensó que exageraba, no sabía nada de Polonia. Le preguntó a Jan sobre el ganado y la agricultura del país, creía que no estábamos industrializados. Le dijo: ‘Ya nos encargaremos de los alemanes cuando acabe la guerra’. Ni él, ni Anthony Eden, ministro de Asuntos Exteriores británico, ni los periodistas de renombre le creyeron. Pensaron que nadie era capaz de cometer tales atrocidades. O quizás prefirieron callar ante tanto horror. Se confundieron”, recuerda Kaya, que al morir Karski declaró en una entrevista que “se debería juzgar a Roosevelt y Churchill por mirar hacia otro lado. La historia se podría haber escrito de otra manera si hubiesen escuchado“.

Karski fue la memoria del horror y ahora es Kaya la memoria de Karski. Ella conocía “todo sobre él”. “Pese a lo que había vivido, a lo que había visto y con lo sufrido por la falta de iniciativa de parte de los dirigentes políticos, era un hombre optimista y extremadamente agradable. Cuando le conté que maté al comandante, y cómo lo hice, me dijo que no se debe matar a nadie independientemente de la circunstancia. Imagínate. Y eso que era un nazi. Él se sentía culpable por el suicidio de su mujer y cargaba con los seis millones de judíos muertos durante el Holocausto. Siempre le decía que idealizaba a los judíos, y así era, puso su vida en peligro por ellos en más de una ocasión”, afirma.

Kaya Mirecka-Ploss sólo le contó su historia a Karski: “El resto no me iba a entender”. Cuando el polaco murió, en el año 2000, Ploss le juró durante su entierro en Washington que no permitiría que el mundo se olvidase de él. “He cumplido mi promesa. Me he hecho cargo de todas las instituciones que llevan su nombre y he creado algunas nuevas. Ayudo a los niños huérfanos de Polonia, he comprado los derechos de su obra para salvaguardarla y en septiembre publicaré un libro, ‘Jan Karski, el hombre al que le conté la verdad’, donde explico como le confesé mi historia”. Hace unos años, las memorias del héroe se volvieron a publicar en varios idiomas.Aquí, en España, fue la editorial Acantilado. “La gente necesita algo en lo creer, saber que el ser humano existe y Karski es el ejemplo perfecto”, aseguró tras la reedición de ‘Historia de un Estado clandestino’.

Fuente: El Mundo

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