Enlace Judío México | Me gusta que Israel sea un centro de innovación donde las ideas se transforman en proyectos que cambian el mundo haciéndolo un lugar mejor”, dice Javier Gelbwaser.
El inmigrante trilingüe mexicano aterrizó en Israel en 2005, a los 26 años, con ambos pies y un caudal de logros en su haber. Gelbwaser participó en el programa del Ministerio de Asuntos Exteriores para jóvenes líderes judíos de la Diáspora; fue consejero en un campamento de la Agencia Judía en Ucrania, lideró un viaje escolar a Israel y organizó el primer grupo Taglit-Birthright en México, en 2003. Encabezó la Unión de Estudiantes Judíos de su país, dando inicio a programas tales como proyectos colectivos de arte judío y una exposición anual, de tres días, sobre judaísmo e Israel con la intención de educar y comprometer a estudiantes no – judíos en varios campos.
No mucho después de su llegada a Israel, se reunió con representantes del Ministerio de RREE para proponer un programa de intercambio estudiantil para participantes no judíos, basado en las reacciones positivas a sus programas en México. “Siempre supe que, Israel, era muy importante para los cristianos y los judíos, y para los estudiantes de ciencia política y tecnología”, dice Gelbwaser. “Controlé opciones para que, los mexicanos, vengan a Israel en programas de intercambio. Había uno con Francia y otro con Italia, pero nada en Israel. De manera que cuando hice aliya (inmigración), me contacté con el Ministerio de RREE y les dije que el único modo de convencer a la gente que lo que ven en TV no es toda la verdad, es permitirles ver por sí mismos”. El ministerio trae, con regularidad, a grupos de políticos, celebridades y periodistas, pero no había becas para estudiantes. “Les dije que los estudiantes eran críticos. Si podíamos hacer que, un grupo de personas, desee pagar por ello, si podían aconsejar un programa. Me respondieron que sí”.
Comienzan dos cursos para extranjeros en la Universidad Hebrea
Como resultado de la persistencia de Gelbwaser, se ideó un curso de verano de tres créditos titulado Coexistencia en Medio Oriente (CME) en 2006. Al principio, solo participaron grupos de México. En 2012, CME fue el curso de verano más popular ofrecido en el Rothberg International School en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Los 45 estudiantes, de los cinco continentes que firmaron para esa sesión, incluían a diplomáticos de Japón, un representante chino de Naciones Unidas, un belga de la OTAN y estudiantes de universidades de American Ivy League. El curso creció hasta incluir dos sesiones de verano y una de invierno.
“La idea fundamental es mostrar a Israel como uno de los lugares de encuentro más importantes para la humanidad y ofrecer la oportunidad de reunirse y hablar con otros grupos y religiones, de manera que los estudiantes puedan comprender las diferencias- y los desafíos planteados por estas diferencias- y apreciar el terreno común que compartimos como seres humanos de manera que podemos todos contribuir a un mundo mejor”, dice Gelbwaser.
Basado en la popularidad de CME, Gelbwaser agregó un nuevo programa- InnovNation: Entrepreneurship & Innovation Program in Israel. “Decidimos ofrecer un nuevo programa que no solo hablase sobre el conflicto sino que se concentrase en algo muy positivo para Israel”, dice Gelbwaser.
Mientras tanto, obtuvo un master en Administración de Empresas de la Universidad de Tel Aviv. “Trabajé la mitad del tiempo en publicidad y la otra como empresario social”, expresa Gelbwaser, que vive en Tel Aviv con su esposa, Shira Greenberg, jerosolimitana. “En vista del éxito de esos cursos, me dediqué full time a este proyecto”.
En Mexico, Gelbwaser trabajó en Procter & Gamble y otras exitosas compañías, y podía haberse quedado. Pero sintió que Israel era la única conexión que tenía con sus ancestros de Europa oriental. “No hablábamos el mismo idioma y no habíamos nacido en el mismo lugar, pero mi abuelo rezaba tres veces al día para llegar a Israel y sentí que aquí era donde pertenecíamos. Hice aliya por ideología”.
Sus padres, ambos nacidos en Argentina, viven en Mexico. Su hermano menor se mudó a Israel en 2007.
Un 85 % de los chicos judíos en Mexico asisten a escuelas judías, comenta Gelbwaser, y muchos pertenecen a grupos juveniles judíos. Saben hebreo y se familiarizan con Israel durante un viaje escolar, cuando alcanzan los 15 años. Por esa razón, los líderes locales de la comunidad judía pensaron que los estudiantes mexicanos podrían no ser electos para el viaje gratuito de herencia Taglit- Birthright a Israel. Pero, durante la Intifada de 2000, los viajes escolares a Israel fueron cancelados. “Entonces buscamos un modo de ofrecer, a estos chicos que no podían venir a los 15, otro modo de experimentar Israel cuando tuvieran 18”.
Esa iniciativa llevó al viaje mexicano inaugural de Birthright, que ayudó a organizar y llevar a cabo. “Trajimos miles de deseos para poner en el Kotel para la paz en Israel”.
Fue idea de Gelbwaser componer una bandera israelí con las huellas digitales de 28 de los 267 participantes de Taglit-Birthright y partidarios provenientes de 24 países, “simbolizando el lazo especial entre el Pueblo judío y la “huella” que Taglit dejó en ellos”.
Inaugurada en el Aeropuerto Internacional de Ben Gurion, en el 10º aniversario de Taglit Birthright, la bandera estableció un record mundial Guinness para la mayoría de los artistas que trabajaron en la esa instalación. La bandera fue el tercer proyecto colectivo de arte dirigido por Gelbwaser.
“Comencé en Mexico cuando fue presidente de la Unión de Estudiantes Judíos. El primero fue un mural digitalizado, que incluía 70.000 nombres de sobrevivientes del Holocausto escritos a mano por niños de escuelas mexicanas judías”, relata. “La idea era mostrar el compromiso de una nueva generación para no olvidar y mostrar la magnitud del acontecimiento sin perder de vista la individualidad de las víctimas. Las copias son exhibidas en Yad Vashem y en muchos otros lugares”.
Su segundo proyecto fue un mural de la paz, hecho de 40.000 mega- bloques, que representan los 40.000 judíos en Mexico- compuesto por 10.000 niños judeo- mexicanos. Cada uno escribió cinco deseos de paz y los puso dentro de los bloques. Está exhibido en Mexico, y una copia está exhibida en la Rothberg International School.“En el futuro, quisiera hacer una startup de base web relacionada con el arte colectivo”, dice Gelbwaser. “Estoy buscando un co-fundador tecnológico”.
Ahora está comprometido, por completo, con su nuevo hogar. “Me gusta la conexión y el sentido de pertenencia; y que Israel sea un centro de innovación donde las ideas se transforman en proyectos que cambian el mundo hacia un lugar mejor”,señala.
Fuente:porisrael.org
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