Enlace Judío México | El hambre, principal motivo de los rebeldes para dejar Homs. Cerca de 2.500 insurgentes y civiles resistían el asedio de Asad
Los combatientes que defendían la ciudad vieja de esa villa no se alimentaron sólo de “hierbas”. Según un portavoz de las facciones que luchan en Homs, en la última fase del asedio, llegaron a capturar una fábrica donde descubrieron un gran almacén de piel de vaca. “Le preguntaron a los doctores qué valor nutritivo tenía la piel de vaca y como llegaron a la conclusión de que era mejor que nada pues se la comieron”, explicó.
El hambre fue el elemento determinante que forzó este miércoles a los cerca de 2.500 rebeldes y civiles que todavía resistían el asedio de las tropas del régimen en Homs a aceptar el inicio de su evacuación, en una simbólica decisión que deja a la ciudad que fue considerada como la “capital” de la revuelta contra Bashar Asad bajo el control casi absoluto del ejército y las milicias gubernamentales.
Varios cientos de personas -cerca de 800, según fuentes de la oposición- partieron durante la mañana de este miércoles en sendos convoyes de autobuses escoltados por vehículos de Naciones Unidas en dirección a la aldea de Dar al Kabira, al norte de la provincia siria.
La imagen que mejor personificaría el valor representativo que tenía Homs para los opositores sirios sería quizás la de ese combatiente que se arrodilló sobre las ruinas de una calle para besarlas antes de partir con su mochila y su ametralladora al hombro.
“Tengo una gran pena y ganas de llorar. Tengo la impresión de que mi alma ha abandonado mi cuerpo al irme de Homs”, manifestó otro miliciano citado por la agencia AFP.
Penoso estado
Los vídeos difundidos por los propios residentes del enclave permitían apreciar su penoso estado. Algunos fueron trasladados en camillas. A otros se les veía devorando alimentos que se habían convertido en un lujo inalcanzable durante meses.
Un activista que había acogido en su vivienda a tres rebeldes aseguró al diario ‘The New York Times’ que uno de ellos agarró un tomate, le dio un beso y lo colocó a su lado. “Voy a dormir junto a este tomate. Es la primera vez que veo uno en todo un año”, dijo.
La zona que abandonaban semejaba ser un enorme amasijo de ruinas, de edificios devastados que hacían rememorar escenarios como algunos barrios de Sarajevo o Grozny.
Homs no sólo fue un emblema para la revolución siria y el escenario de su batalla más mediática: el asedio de Bab al Amar. También se convirtió en un referente que permitía adivinar ya en 2012 la deriva sectaria que iba a tomar la guerra civil siria.
Tras la brutal represión del régimen, la villa de 800.000 habitantes se dividió de acuerdo a la adscripción confesional de sus residentes, que al principio de la contienda eran un 65% suníes, un 25% alauíes -la secta de Bashar Asad-, un 7% cristianos y un 3% chiís e ismaelíes.
La mayor parte de los suníes se sumó a la oposición mientras que las minorías, especialmente alauíeschiíes, se aliaron con las fuerzas de Damasco.
Las ofensivas indiscriminadas de los soldados y milicianos leales a Damasco generaron a su vez terribles ‘razias’ de los paramilitares opositores.
Ejecuciones y secuestros
Ejecuciones y crímenes confesionales, secuestros y coches bomba se convirtieron en un denominador común en la vida de la atribulada villa. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos estima que más de 2.200 personas murieron durante estos tres años de conflicto.
El éxodo de los rebeldes del centro de Homs es producto de una negociación que se extendió durante dos meses y que incluye la liberación de unos 70 prisioneros capturados por los alzados y el acceso de ayuda humanitaria a dos villas chiíes cercadas por las facciones opuestas a Damasco en Alepo.
Fuentes opositoras confirmaron a este diario que entre los reos que serán puestos en libertad hay al menos una ciudadana iraní, que permanece retenida por los rebeldes en el norte del país.
“Éste es el inicio de la reconciliación y la operación para que Homs quede libre de hombres armados. Queremos que este plan se aplique a toda la ciudad”, precisó el gobernador de Homs, Talal al Barazi, en declaraciones a la agencia oficial Sana.
Las palabras del funcionario quizás hacían alusión al barrio de Waer, el último reducto en poder de los opositores, donde todavía hay cerca de 200.000 personas.
La última debacle en Homs se suma a la serie de derrotas que han sufrido los alzados en esa provincia y en las regiones fronterizas con Líbano, gracias al apoyo decidido que ha conseguido Damasco de los milicianos de Hizbulá y de otras facciones chiíes iraquíes.
El propio jefe de la principal alianza opositora apoyada por Occidente, Ahmad Jarba -que se encuentra de visita en EEUU donde se entrevistará con Barak Obama- pidió a Washington “armas eficaces” que les permitan “cambiar el equilibrio de fuerzas sobre el terreno”.
Para algunos, la victoria en esta guerra ya no tiene sentido. “Ni en nuestras peores pesadillas pensamos que esto iba a pasar. Da igual quien ganó la batalla. Homs ya no existe”, aseguró Wael Al Omar, un activista de Bab al Amar que ahora ya sólo piensa en su futura vida como exiliado en Europa.
Fuente:elmundo.es
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