Enlace Judío México | Del 24 al 26 de mayo, el papa Francisco emprenderá un esperado viaje a Israel, pero no lo hará solo, sino que a su numerosa comitiva invitó al rabino Abraham Skorka.
“En este viaje veo materializarse muchos conceptos que hemos intercambiado” y se “demuestra la magnitud de su compromiso con la paz en la región y con el pueblo judío” porque “es una persona ‘de una sola pieza’ y me elige -es un honor como rabino argentino- porque estuvimos juntos mucho tiempo en un diálogo muy profundo”, aseguró en una entrevista exclusiva con la Agencia Judía de Noticias (AJN) antes de acompañar al Pontífice a Tierra Santa.
“Conocí el alma de (Jorge) Bergoglio, el corazón de él, a través de muchos actos de un amor y compromiso hacia el pueblo judío superlativos”, recordó entre otros conceptos.
P- ¿Qué pasa por tu cabeza cuando va a ocurrir algo tan importante en los próximos días?
AS- Hay dos niveles de atención. Un nivel es que se me resuelvan todos los detalles técnicos; o sea, el viaje en sí mismo y todo lo que implica desde el punto de vista técnico. El otro nivel es el punto de vista espiritual, por supuesto. Hablamos de este viaje, hablamos muchas veces sobre la importancia del Estado de Israel para el pueblo judío, sobre la crisis en Medio Oriente, sobre la dramática necesidad de paz y del hecho que el primer viaje programado por él (el papa Francisco) sea justamente a Medio Oriente. Bueno, es muy significativo. Significa que todas esas charlas que tuvimos y todos esos análisis que hicimos evidentemente muestran algo… algo importante revelan. Todos conocemos su coherencia, que lo que dice es realmente lo que siente, que Jorge Bergoglio, el papa Francisco es una persona -como suelo decir- de una sola pieza. Pero en temas tan delicados uno siempre se pregunta hasta dónde asumirá un rol tan activo, poniendo su presencia para tratar de conformar un acto de paz, un mensaje de paz, porque para eso va a Medio Oriente. Y bueno, esto demuestra la magnitud de su compromiso con la paz en la región y con el pueblo judío, indudablemente.
P- La relación entre ustedes es muy conocida y de esto han hablado antes de saber que este viaje se haría, ¿cuándo empezaron a profundizar sobre el tema?
AS- Por supuesto, en uno de los capítulos de nuestro libro (conjunto “Sobre el cielo y la tierra”). Eso testimonia que analizamos el punto, que es un punto político importante, amén de hablar de capitalismo, comunismo, un poco de los pensamientos o las tendencias políticas del siglo XX y hacer un breve análisis, como es todo el libro, tratando de marcar puntos. Y amén de tocar temas tan sensibles para nosotros, los argentinos, como qué es lo que ocurrió en los años oscuros del Proceso (de Reorganización Nacional, la última dictadura militar, entre 1976 y 1983) y amén de tocar temas como la Shoá, uno de los temas que se tocó es la crisis palestino-israelí como parte de la problemática judía. Sionismo para mí implica ya no una respuesta a los problemas de seguridad existencial y física del pueblo judío, sino que el sionismo tiene el enorme desafío de recrear la espiritualidad judía. Que lo hizo de hecho al transformar el hebreo en un idioma vivo. De aquí los diálogos que tuvimos con el entonces arzobispo de Buenos Aires, cuando dialogamos sobre judaísmo: Israel es parte íntegra de la cultura judía. Debe ser un Estado judío, no meramente un Estado para salvaguardar físicamente, como respuesta al antisemitismo. El punto es que Israel es una esencia como generador de la recreación de la cultura judía. Porque el mundo que vivimos es bastante cosmopolita. En muchos países del mundo los judíos no viven en guetos, viven en sociedades abiertas, y de hecho hay un gran porcentaje de asimilación o de mimetización. Por eso la importancia de Israel como generador de cultura, para que se forje una identidad judía que tenga que ver con la Biblia, el Talmud y con todo…
P- Veníamos hablando de ustedes, volvamos al viaje…
AS- Esto es un capítulo de nuestro libro. Lo hablamos muchas veces y lo que veo es que todo esto, evidentemente, fue tomado muy en consideración por Bergoglio, caló muy hondo en él. Conocí el alma de Bergoglio, el corazón de él, a través de muchos actos de un amor y compromiso hacia el pueblo judío superlativos. Y enfatizo esto porque con lo que Bergoglio se compromete en este viaje, de alguna manera, es con seguir esa línea para que haya paz en la tierra de Jesús. Y habiendo allí, al decir de los profetas, va a haber una luz, una bendición de paz sobre todo el mundo. Yo creo que ésta es la idea de este viaje y le pido a D’s, y lo que trato de ayudar en la medida de mis posibilidades es que realmente pueda él manifestar, con toda su fuerza y toda su espiritualidad, mensajes que dejen una luz encendida en la región.
P- ¿Él fue aprendiendo de lo que pudiste ofrecerle para ir completando un pensamiento que ahora termina en este viaje?
AS- Evidentemente que uno aprendió del otro muchísimo. Evidentemente ésa es la realidad del diálogo. A mí me cuesta decirlo por razones de pudor y de humildad, pero los diálogos fueron fuertes por el análisis profundo de los temas, sin tapujos, con muchísimo respeto del uno con el otro, pero diciendo las cosas como son, como es Bergoglio. Yo no sé en qué medida, pero seguramente en cierta medida todo este viaje -me cuesta decirlo por pudor- evidentemente muchos de los conceptos que nosotros hemos intercambiado los veo ahora materializándose.
P- ¿Por eso es que él te elige para que nos representes a todos?
AS- Y sí, sí. Me elige. Esa elección es muy significativa. Es muy profunda. Yo no sé exactamente si es para representarlos a todos. Quiero expresarme con humildad, tal como se expresa él. Pero me elige porque estuvimos juntos mucho tiempo en un diálogo muy profundo, y entonces yo creo que es una elección natural. Compartimos oraciones, momentos de espiritualidad, nos brindamos el uno al otro. Yo como rabino, como judío, y él como sacerdote, como católico, hicimos un camino juntos en donde creo que hubo muchas cosas significativas.
P- ¿Recordás algún momento inolvidable en vuestra relación que podamos compartir?
AS- Muchos momentos… Cuando me eligió para que escriba el prólogo de la biografía autorizada de su vida.
P- Ahí sentiste por primera vez algo diferente.
AS- Sentí, sentí muchísimo. Cuando me llamó Sergio Rubín y me dijo “el arzobispo de Buenos Aires lo ha elegido a usted para que escriba el prólogo del libro” fue fuertísimo. ¡Era el arzobispo de Buenos Aires, primado de la Argentina!
P- ¿Ya mantenían una relación fluida?
AS- Ahí ya habíamos hecho muchas cosas, ahí había una amistad profundísima. Y fue tan así que en un momento dado, cuando él estaba velando a su hermano, estuve acompañándolo en el velatorio y hablamos. ¿De qué se habla? De los temas de la vida. Tratando de estar junto con él en ese momento y hablando de la vida. Y en un momento dado le digo: “le puedo hacer una pregunta, ¿por qué me eligió a mí?”, y sin hesitar, inmediatamente me dijo: “Así me salió del corazón”. Es fuertísimo.
P- ¿Siempre se trataron de usted?
AS- Sí, siempre. Esto lo hable con él las últimas veces. Le dije que antes los padres, en la familia y con los hijos también se hablaban de usted. Porque él me hacía chistes y yo hago chistes con él, también hacemos bromas, pero yo creo que hay un respeto mutuo muy grande y es una manera de manifestar, creo, un respeto mutuo. Eso lo quiero subrayar porque siempre me respetó de una manera muy grande.
P- Cuando dije que nos representás a todos en realidad digo que él está poniendo en vos la representatividad de lo que tiene que ver con el mundo judío…
AS- Lo entiendo, pero para mí, la humildad es una cualidad que debe cultivarse y cuidarse en todos los aspectos. Siempre aprecié y aprendí de él acerca de la humildad. Eso es algo que nos junta. En ese sentido te respondí. Evidentemente que sí, porque si él eligió a Omar (Abboud, dirigente musulmán que preside el Instituto del Diálogo Interreligioso), me eligió a mí y entendí que van a haber otras denominaciones cristianas es por alguna razón, y evidentemente estamos representando. Pero no lo quiero manifestar en ese sentido por razones de humildad. Quiero decir que está honrando nuestros sueños y nuestras oraciones por la paz en Israel y en el mundo. Por todos aquellos que estuvimos juntos trabajando por D’s.
P- Sos un hijo de esta comunidad, ¿qué te sucede cuando te toca vivir este capítulo enganchándolo con lo que tiene que ver tu vida comunitaria con la Argentina?
AS- Siento que estamos y queremos honrar nuestra condición de argentinos. Queremos labrar una imagen, un sello, todo lo bueno que hemos recibido aquí a nivel de argentinos, a nivel de valores, porque los dos nos formamos en la escuela pública, a nivel de todo lo bueno que tiene la sociedad argentina, los grandes valores que deben emerger y que sea un mensaje para el mundo y para nosotros. Que seamos conscientes de que hay grandes tesoros espirituales que debemos cuidar, desarrollar. Argentina ya ha dado muchas cosas al mundo. Tenemos varios premios Nobel que son un testimonio de ello, de lo que puede llegar a dar al mundo y darse a sí mismo. En Argentina debe emerger todo lo positivo que tenemos. Superar antinomias, ése también es un mensaje para nosotros y ver que, como diría Bergoglio, se puede. A nivel judío, que vamos juntos, que es un honor como rabino argentino. Lo que pasa en la Argentina pasa con la comunidad judía. Nosotros también deberíamos estar en una situación mucho mejor de la que estamos. Uno de los propósitos de nuestro libro y de nuestro programa fue instalar la instancia del diálogo en medio del seno de nuestra sociedad.
P- ¿Sentís que este viaje puede beneficiar o repercutir positivamente en la comunidad judeoargentina?
AS- Yo soy el producto de la educación judía en la Argentina. Porque hubo una educación judía excelsa, una de las mejores de la Diáspora. Evidentemente, a través de la decisión que tomó el Papa hay un reconocimiento de él a toda una trayectoria también. Y esa trayectoria la pude hacer por los buenos maestros que tuve aquí, por las escuelas que me formaron. Gente que realmente me transmitió una espiritualidad muy grande, que vino de Europa y me transmitió mensajes muy fuertes. El metamensaje sería: retomemos con más y más fuerzas la calidad educativa judía en la Argentina en todos los aspectos, desde lo intelectual y lo espiritual, y tratemos de levantar más y más la calidad de la misma.
P- Desde tu rol como rector del Seminario Rabínico Latinoamericano y frente a lo que estás viviendo y vas a vivir, ¿cuál es el mensaje que uno puede dar como aporte a la comunidad? ¿Se puede mejorar el tema educativo?
AS- No es que se puede, se debe. Cuesta muchísimo porque el mundo en el que yo me formé era muy distinto al de hoy en día. Había ideales, sueños y otras tantas cosas que fueron cambiando con el tiempo. Pero de todos modos, el desafío es volver a encontrar, tal vez a través de otras ópticas, el fuego de lo espiritual. Es una materia pendiente porque si no lo vamos a encontrar, vamos a ir cayendo más y más en la mediocridad.
P- ¿El crecimiento de algunas escuelas ortodoxas está marcando algo que no se supo hacer de este lado y sí del otro?
AS- El hecho que la gente se vuelque a aquello que se podría denominar un pensamiento ortodoxo es un fenómeno que nació como respuesta a una problemática mundial. Se puede decir que la ortodoxia, por ejemplo, responde a -como la denominó Zygmunt Bauman- “la cultura de lo líquido”: amor líquido, amistad líquida… Antes se pensaba en términos “sólidos”. Antes se pensaba: “Me caso para toda la vida”; hoy es “hasta donde duremos”. Entonces, frente a una realidad “líquida” y muy cambiante, éste es uno de los factores que llevaron a que mucha gente diga “quiero una estructura que no es cambiante”. El tema es muy largo… ¿Por qué nació la ortodoxia? ¿Por qué hubo este revival de este pensamiento más dogmático, más duro? Lo que creo es que dentro de todo lo que hay que hacer es que la ideología que cada uno acepta, ir encaminándola para que forme mejores hombres, más comprometidos con el amor, la justicia, la bondad, el prójimo, más sensibles, más virtuosos en lo que se refiere a la conducta humana.
P- ¿Qué significa este viaje para vos?
AS- Siento que estoy frente a un hecho muy especial, que pido a D’s que se concreten distintas cosas que trabajamos. Sé que va a haber momentos muy lindos. Incluso me emocioné mucho cuando la editora de nuestro libro me envió la tapa y contratapa en hebreo. Me emocioné mucho por lo que leí. Porque en ella están las apreciaciones del presidente de Israel, Shimon Peres, y de un profesor de la Universidad de Bar Ilan muy importante, Premio Israel 1994. Leí apreciaciones muy profundas hablando de las virtudes del libro. Qué pasará no sé. Serán momentos que no puedo llegar a dimensionar ahora. Me quiero mantener muy tranquilo. Serán momentos espirituales muy fuertes. Nos une un sentimiento, un cariño mutuo muy grande. Poder llegar a ver, avizorar cómo será todo, teniendo ese cariño de por medio y todas las ansias de las cosas que queremos lograr, es difícil. Más bien creo que es un tiempo para rezar que esta oportunidad pueda amalgamar cosas muy lindas.
P- ¿Qué vas a escribir en el papelito que pondrás en el Kotel (Muro de los Lamentos)? ¿Cuál va a ser tu deseo?
AS- Lo que escribiré exactamente no sé; o sea, las palabras. Pero paz, paz. Nosotros lo pedimos siempre, es el final de todas nuestras oraciones. El que hace paz en las alturas, la armonía, el cosmos, que permita que podamos alcanzar una armonía de nuestro ser, de nuestros espíritus. Que no sea meramente una situación mundial o social de no conflagraciones. Mucho más, que haya una armonía en los espíritus de todos los hombres. Siempre, siempre cuando él (el papa Francisco) me escribe -lo hace bastante regularmente- termina pidiéndome “recen por mí”. Siempre lo hizo, no es de ahora. Ese “recen por mí” es interesante. Por un lado, muestra humildad. Por otro, es una invitación a rezar. Y muchas más cosas pueden llegar a deducirse de esa simple frase, que como todas las frases de Bergoglio son muy simples, sencillas, y sin embargo, cuando uno las empieza a analizar, se da cuenta de todos los metamensajes que hay.
P- ¿Rezás por él?
AS- Yo recé por él y siempre le contesto en todas mis cartas: “Presente en mis rezos” o “Rezando junto a usted”. Tomaría esa misma frase, que tiene tantos significados, y se las diría a todos: “Recen por nosotros”.
Fuente:itonga.serversur.com
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