JOSÉ MELÉNDEZ
Enlace Judío México | La comunidad judía en el país asegura, sin embargo, que no ha sido objeto de comportamientos discriminatorios en décadas.
Panamá, que dispone de una poderosa comunidad judía y es el único país de América Latina y el Caribe que tuvo dos presidentes judíos en el siglo XX, es el país con más conductas antisemitas del continente americano. Pese a que es una tierra convertida en punto de unión de asiáticos, africanos, europeos y americanos, el 52% de los panameños mantiene actitudes contra los judíos. El dato lo recoge una encuesta mundial difundida este martes y realizada a 53.000 adultos en 102 países por la Liga Antidifamación (ADL), una organización fundada en 1913 para combatir el antisemitismo internacional y fomentar un trato justo al pueblo judío.
La investigación mostró que más de la mitad de los adultos panameños albergan actitudes antisemitas. Al preguntárseles si los judíos son más leales a Israel que a Panamá, el 66% contestó que sí y, cuestionados acerca de si tienen mucho poder en el mundo de los negocios, el 81% respondió afirmativamente.
El promedio continental americano de actitudes de antisemitismo es de 19%, según la encuesta. Después de Panamá, aparecen Colombia y República Dominicana (41%), Perú (38%), Chile (37%), Guatemala (36%), Paraguay (35%), Nicaragua (34%), Uruguay (33%), Costa Rica (32%), Venezuela y Bolivia (30%), Haití (26%), Argentina, México y Trinidad y Tobago (24%), Jamaica (18%), Brasil (16%), Canadá (14%) y Estados Unidos (9%).
En el resto del mundo, la más elevada actitud antijudía por regiones es en Medio Oriente y Norte de África (74%), seguida por Europa del Este (34%), Europa Occidental (24%), África Subsahariana (23%), Asia (22%) y Oceanía (14%). Por países o territorios, el mayor porcentaje está en Cisjordania y Gaza (93%), mientras que el menor está en Laos (0,2%).
Al comentar el resultado de la encuesta David Djemal, el presidente del Comité de Relaciones Humanas de B´nai B´rith Panamá, una de las agrupaciones que aglutina a la comunidad judía en este país, dijo a EL PAÍS que el estudio “arroja que sí existen algunos estereotipos negativos que pudieran ser interpretados como antisemitas, pero que no necesariamente lo son”.
“Definitivamente no es justo ni correcto concluir que el 52% de los panameños son antisemitas”, dijo, tras subrayar que “es una encuesta de percepciones negativas que no toma en cuenta percepciones positivas, por lo que su resultado no es concluyente en ese sentido”. En la misma sintonía, el judío panameño Isaac Btesh, presidente del Consejo Central Comunitario Hebreo de Panamá, declaró que la encuesta “identifica estereotipos que pudiesen degenerar en antisemitismo. En Panamá la comunidad judía no siente que haya antisemitismo. No hemos experimentado incidentes antisemitas en varias décadas”.
“¡Claro que hay discriminación en Panamá!”, recalcó, por su parte, la investigadora social panameña Urania Ungo, profesora de Filosofía de la estatal Universidad de Panamá, especialista en género y una reconocida luchadora feminista de esa nación. “Aunque no estaría tan segura en afirmar que sea el país (americano) más antijudío, es imposible negar que en Panamá existen formas de discriminación en contra de la diversidad que hay en el mundo, ya sea por sexo, raza, religión, orientación sexual”, reiteró. “En Panamá hay todas las formas de discriminación que hay en el mundo. Es cierto que la comunidad judía es eminentemente especial, involucrada en sí misma, pero no diría que los judíos son sentidos como ajenos a la sociedad”, alegó.
La encuesta aporta pistas sobre esas actitudes antisemitas. El 75% de los adultos panameños encuestados contestó que los judíos también tienen mucho poder en los mercados financieros internacionales y el 52% respondió que los judíos creen que son mejores que otros pueblos. El 64% de los panameños opina que a los judíos solo les preocupa lo que le suceda a las personas de su misma raza y el 50% considera que disponen de mucho control acerca de las cuestiones mundiales.
Las respuestas abordaron dos elementos cruciales: el 41% de los panameños aseguró que los judíos conversan demasiado acerca de lo que les ocurrió a sus antecesores en el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial, mientras que solo el 29% les atribuyó ser responsables de la mayoría de las guerras mundiales y el 20% aseguró que disponen de gran control del Gobierno de Estados Unidos. Y el 45% opinó que el odio que existe sobre los judíos es por su estilo de comportarse, en tanto que el 29% afirmó que cuentan con el control de los medios globales de comunicación.
Poder e historia
Los datos son reveladores en un país en el que la comunidad judía, con más de 125 años de presencia, oscila entre 15.000 y 17.000 integrantes, de los que de 9.000 a 12.000 son descendientes de los sefardíes, según las organizaciones hebreas de Panamá. Con la excepción de Israel, Panamá es el único país que tuvo dos presidentes judíos en el siglo XX y en la actualidad alberga una de las comunidades hebreas con mayor influencia política y económica de América Latina y el Caribe.
Max Delvalle Levy—Maduro, quien falleció en 1979, fue presidente panameño del 8 al 15 de abril de 1967, en una fase de tormenta política en Panamá. Al asumir su cargo, Delvalle se vanaglorió ante los legisladores panameños e hizo énfasis en que, en aquel momento, había dos presidentes judíos en el mundo, “que son el presidente del Estado de Israel y yo mismo”.
El también judío Eric Arturo Delvalle Cohen—Henríquez, sobrino del efímero gobernante, ejerció como presidente de Panamá del 28 de septiembre de 1985 al 25 de febrero de 1988, cuando fue depuesto en otra época de convulsión militar y política.
Djemal adujo que “los prejuicios surgen de la falta de conocimiento”, ya que conforme se conoce más a la comunidad “menos son los prejuicios”, y explicó que en la mayoría de sociedades multiétnica hay “prejuicios o percepciones sesgadas” sobre casi todas las minorías étnicas, grupos sociales, económicos y con diferentes orientaciones sexuales o políticas.
“Panamá no es la excepción. Es un crisol de razas y culturas variadas, los panameños estamos acostumbrados a vivir entre personas diferentes, somos muy tolerantes y tenemos admiración por las personas de diferentes procedencias. En general, la sociedad panameña ha demostrado ser tolerante, incluyente y pacífica en relación a otras sociedades con composiciones sociales similares”, aseguró.
El alegato de Btesh se asemeja. “Panamá es abierto, plural, donde se vive en un ambiente de paz y tolerancia. Conviven en nuestro medio comunidades de distintos orígenes, étnicos, nacionales, religiosos, etcétera, todos en franca armonía. Siendo un crisol de razas, un país de tránsito, Panamá siempre ha tenido una disposición y una vocación de respeto hacia todas las minorías”, sentenció.
Fuente:elpais.com
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