AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
EUGENIO HUARTE
Más de 33,771 judíos fueron asesinados a manos de los fascistas ucranianos el 29 de septiembre de 1941 en Babiy Yar Ucrania. Recordemos la masacre no solo para que el olvido no se impregne en nuestras mentes, sino para que este recuerdo se convierta en un presente vivo. Tenerlo en presente vivo es recordar que en este lugar particular se repitieron un sin número de atrocidades a lo largo de toda la Segunda Guerra Mundial, ya que en el mismo Babiy Yar se masacraron gitanos y a miles de militantes comunistas.
Pero no permitamos que el recuerdo pase automáticamente al olvido, ya que es probable que una vez que el espeluznante recuerdo transite nuestras conciencias, venga una especie de calma automática. Calma que la conciencia se construye después de figurarse las terribles imágenes de los cuerpos apilados unos sobre otros, pensando que el horror es una cuestión transitoria y así buscar tranquilidad.
No permitamos que nuestra conciencia piense que el horror está en un pasado remoto al cual de forma afortunada nadie tiene acceso. No lo permitamos ya que es una forma simple de auto engaño; porque la realidad está ahí y, a lo largo y a lo ancho del planeta, el fascismo está resurgiendo con una fuerza de magnitudes desmedidas.
Hoy mismo, ucranianos fascistas ejecutan de formal cruel a los antifascistas. Estamos tratando un tema real y concreto, y no meras especulaciones (video con imágenes muy violentas)[1]. Esta situación es realmente cruda y está sucediendo en estos momentos en Ucrania: ¿Qué significa el fascismo, qué relación tiene esto con la vida monótona productiva, esa vida monótona enajenada y volcada en un televisor que más o menos llevamos todos nosotros? La respuesta puede convertirse en una carga en el transitar de la vida, en transitar un auténtico infierno, todo depende de cuánto se soporte la realidad.
El significado que le otorgamos a la realidad puede convertirse en una celda de dimensiones inconmensurables. Poco a poco, la explotación laboral, la pobreza, la exclusión y la violencia se convierten en temas tan recurrentes que no alteran ni quitan el sueño a nadie. La significación de la violencia es producto también de nuestra cotidianidad, y no importa que el estar inmersos en la violencia puede tener muchas formas, y las significaciones de este estar inmerso puedan tener muchos sentidos, porque al final es violencia.
El fascismo o los grupos neo nazis no son simplemente un conjunto de desorientados que se aglutinan y que a lo mucho podrán terminar por delinquir, están implicados en la correlación de fuerzas por el control del poder estatal. Y no confundir la historia con la ficción, el fascismo no fue aplastado por los Estados Unidos de América durante la Segunda Guerra Mundial, como lo adoctrinaron a uno las películas de guerra en el cine.
El fascismo está resurgiendo en todo el mundo. Al contrario de estos dos grandes mitos construidos por los medios de manipulación masivos, el fascismo no fue eliminado en la guerra, sino que desafortunadamente fue soterrado y alimentando en una incubadora.
Actualmente, el fascismo se concretó en la forma más cruda del capitalismo. Lleva implícito la carga política de la tercera vía, el camino nunca transitado, “El camino superior”. El caminar del fascismo es un producto del sistema capitalista en el que vivimos actualmente. Si bien al capital le parece más adecuada la pseudo-democracia, es debido a que en ella puede sobrevivir más tiempo, pero nada más se ve amenazado su flujo y recurre a la violencia.
Nuestra relación con el fascismo es casi simbiótica, porque nuestra indiferencia ante la situación de la vida contribuye al fascismo, nuestra indiferencia a la guerra, a la brutalidad, a la explotación, a la pobreza, a la desigualdad social, a la falta de empleo, a los abusos policiales, a la nula capacidad por involucrarnos en circunstancias políticas, a las injusticas en cualquier lugar del mundo. Nuestra indiferencia es, por decirlo menos, amiga del fascismo, o como dice un filósofo rumano, “La fuerza disolvente de la conversación. Se comprende porque tanto la meditación como la acción precisan del silencio.”[2]
[1] https://ukraine-human-rights.org/right-sector-hangs-ukrainian-citizen/
[2] Cioran E.M. “Del inconveniente de haber nacido”. 118p.
Fuente: El Diario Judío
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