EDUARDO HADJES NAVARRO PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Queridos amigos, en algunas oportunidades, es tal el cúmulo de noticias que nos bombardean, que acontecimientos cruciales para el destino del pueblo judío nos pasan desapercibidos.
Creo que eso nos está sucediendo con las recientes elecciones para elegir Diputados para el Parlamento Europeo, en que los partidos de extrema derecha han tenido un repunte preocupante.
Lo peor se ha dado en Francia, donde el Frente Nacional (FN) de Marie Le Pen, ha obtenido la primera mayoría, con el 25% de los votos. Son muchos los movimientos en Europa, que sin tener el éxito francés, igualmente demuestran un avance alarmante.
Las causas de este repunte de la extrema derecha europea se pueden encontrar en múltiples factores. Mencionaremos las dificultades económicas, lo que se traduce en aumento de la cesantía y la inflación, la incorporación de países pertenecientes a la ex Unión Soviética, cuyos obreros tienen sueldos varias veces inferiores al promedio de los antiguos países de la UE y la recesión no solucionada principalmente en Grecia, serían los más importantes en este grupo.
Sin lugar a dudas, tanto o más importante que todas las razones anteriormente mencionadas, es la tardía reacción que se está produciendo frente al fenómeno de la inmigración musulmana.
Más de 55 millones de integrantes de esta religión en Europa, están creando problemas más que preocupantes. Estos inmigrantes, al llegar a los diversos países que pertenecen a la UE, no tratan de adaptarse a las costumbres y maneras de vivir occidental. Muy por el contrario, se encierran en guetos en que están imponiendo su propia justicia, la Sharia, lo que conlleva regirse por su propia justicia, sus tradiciones civiles y morales y donde cada vez es más difícil poder ser controlados por las fuerzas policiales de la nación que los cobija.
Se comprende que los antiguos habitantes, han debido emigrar a otros barrios, por temor a los permanentes ataques que reciben, si se niegan a abandonar sus hogares.
Llega a tal punto esta anomalía, que en todos aquellos lugares en que pasan a conformar un porcentaje importantes de los habitantes de la ciudad, exigen que sean los nacionales los que se adapten a sus costumbres, en vez de ser ellos los que se asimilen a lo que ha sido la tradición del lugar.
Tratando de no ser acusados de islamofóbicos, los gobiernos europeos estuvieron aceptando estas situaciones tan absurdas, llegando a extremos como el tener que adaptar los negocios que expenden alimentos a sus costumbres y necesidades, incluidos el contratar empleados musulmanes para el manejo de sus alimentos. El tener que paralizar el tránsito vehicular a las horas de sus oraciones, ya que al ser tan numerosos los concurrentes, no logran tener cabida en las múltiples mezquitas que van construyendo, sin limitaciones de ninguna especie.
Los mismos que no tienen temor ni inconveniente en hacer declaraciones abiertamente antisemitas, se atemorizan de “ofender” al Islam, mientras éstos, no dudan en ofender y arrasar, cada vez que pueden, incluso a los propios dueños de casa.
Los líderes europeos tienen muy claro que los judíos no van a salir a protestar, quemar y saquear, si son ofendidos, mientras los musulmanes, incluso los recién llegados, no vacilan en salir a las calles y efectuar destrozos sin mayores reparos.
Mientras en los países musulmanes se prohíbe la construcción de Iglesias, ellos se arrogan el derecho a construir sus propios templos, sin limitación alguna, siendo muchos de ellos, financiados por los reyes de Arabia Saudita o Marruecos, resultando construcciones monumentales.
El conjunto de estas anomalías, está produciendo un descontento generalizado en la UE.
El problema para las comunidades judías, es que en cada lugar en que se asientan estos conglomerados musulmanes, automáticamente aumenta el antisemitismo, traducido en ataques a sus integrantes, atentados incendiarios y rayados a Sinagogas y Cementerios y un conjunto de actividades que llegan al boicot a Israel, a productos importados de este país y a declaraciones en contra en votaciones en los distintos organismos internacionales, lo que refuerza el permanente condenar a Israel, en todos ellos.
Lamentablemente, la reacción política que estamos viendo con el resurgir de la extrema derecha, en vez de aliviar lo ya descrito, traerá un problema adicional.
Desde siempre, Europa se ha caracterizado por su antisemitismo. Desde la Edad Media en adelante, fue la Iglesia católica la principal promotora de estos nefastos sentimientos.
El siglo pasado, vimos un renacer del antisemitismo como nunca antes, por culpa del nazismo, que irrumpió con una fuerza tan devastadora, culminando con la muerte de 6 millones de nuestros hermanos en los distintos campos de concentración, erigidos por las hordas nazistas.
La Rusia comunista no lo hizo nada de mal. No se tiene cifras exactas de los judíos asesinados por instrucciones de Stalin, principalmente por tener en las comunidades judías de todo el mundo, integrantes que abrazaron dicha doctrina, lo que se mantiene plenamente, incluso en la actualidad, pese al permanente respaldo que Rusia, ahora capitalista, pero igualmente venerada por la extrema izquierda y la totalidad de países que sus gobiernos practican estas tendencias políticas, siguen estando invariablemente cuadrados con la causa palestina, en contra de Israel y con un antisemitismo desde declarado hasta disimulado, con la cantaleta de estar ellos en contra de Israel, que sería país racista, antidemocrático y salvajemente cruel con los pobres y desamparados palestinos y no en contra de los judíos.
Al aceptar y respaldar esta absurda argumentación, nuestros correligionarios “progresistas” llevan a los no judíos y a muchos correligionarios mal informados o ingenuos, a creer tal absurdo.
El martes 27 de mayo, nos encontramos con la noticia que las bolsas europeas han tenido un alza espectacular, alcanzando muchas de ellas, máximos históricos, gracias al avance de la Centro Derecha en las elecciones hoy comentadas.
Que esto no nos llame a equívocos. Lo que estoy advirtiendo en este comentario, es la grave consecuencia que tendrá el alza de la extrema derecha y, en menor escala, de la extrema izquierda, para las comunidades judías de la UE y no lo inmediato en cuanto a Europa misma, ya que es sabido el antisemitismo de los dos extremos.
No se trata de no importarme el bien de millones de europeos, pero de ellos, se preocupan ellos mismos, sus respectivos gobiernos y la prensa mundial. De los judíos, sólo nosotros seremos los que debemos preocuparnos.
Para los que puedan pensar que mis temores son exagerados, una información que no saldrá en nuestros distintos medios informativos: En el Museo Judío de Bruselas, en la muy democrática Bélgica, se acaba de efectuar un atentado antisemita, producto del cual, hubo 4 muertos.
Gracias al informativo diario que recibo del Comité Central Israelita del Uruguay, me pude enterar de tal noticia. Esto, al no poder ser atribuido ni a Israel ni a los judíos, no merece ser publicado. Si el autor fuera un judío y las víctimas palestinas, la cosa sería diferente y ya estaría llegando una queja formal al Consejo de Seguridad de la ONU.
Es de esperar que yo esté equivocado, pero, insisto, el resultado de estas elecciones, debe preocuparnos enormemente.
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