ANA JEROZOLIMSKI
La reacción de Israel a la formación de un gobierno de unidad nacional palestino, basado en un acuerdo entre Al Fatah y Hamas-aunque los miembros mismos del gabinete son en su mayoría tecnócratas-fue automática. No por la desconfianza en la Autoridad Nacional Palestina-aunque ésta existe y es profunda-sino por la percepción clara de Hamas, desde siempre, como organización terrorista.
El problema es que por más convencido que esté el gobierno israelí de lo justo de su rechazo a dicho gobierno y de lo lógico de su reacción, el desafío ahora no es decir diez veces “tengo razón” sino ver cómo mejor servir a los intereses del país.Y esos intereses, a nuestro criterio, pasan por un intento de salir del estancamiento y de lograr avanzar hacia un acuerdo con los palestinos, que garantice un futuro mejor, sin poner en riesgo ni los principios morales ni la seguridad de Israel. Limitarse a atrincherarse , no ayudará.
Y se torna ineludible pensar en ello, a raíz del reconocimiento del nuevo gobierno palestino, que tanto la ONU y la Unión Europea han anunciado.Por su parte, Estados Unidos dijo que trabajará con el nuevo gobierno, observando “con atención” que no cruce las líneas, aclarando que no se trata de un reconocimiento ya que “con respecto a Palestina, no hay un Estado”.
Consideramos que acercarse a un gobierno como el nuevo, basado en un acuerdo con Hamas es, al menos, un paso apresurado, dado que las declaraciones de Hamas continúan siendo de guerra, no de paz. Apoyar la legitimización de Hamas a través de un gobierno con Al Fatah, mientras Hamas sigue diciendo “no” a las negociaciones, no alienta a hallar una fórmula negociadora que sirva y puede, por el contrario, dejar a los radicales la sensación de que logran engañar al mundo todo.
Pero desde el momento en que la comunidad internacional tiene la actitud aquí expresada, aunque lejos están todos los involucrados de poder servir de ejemplo para dictar clases de moral a Israel u otros, Israel tiene que buscar la forma más inteligente de actuar. Su margen de maniobra, no es sencillo.
Quizás lo más sabio habría sido poner a Hamas en defensiva, proclamar que Israel reconoce al nuevo gobierno, supeditado a que acepte las ya muy conocidas condiciones del cuarteto, “reconocer a Israel, dejar la violencia y respetar los acuerdos ya firmados”, llamar públicamente al mundo a esperar un comunicado oficial de boca de Hamas, en favor de las negociaciones.
No es que un comunicado puede echar por la borda tantas declaraciones llenas de odio y hostilidad. Pero sería interesante ver tanto a Hamas como a Abbas buscando cómo maniobrar para lidiar con esa reacción de Israel.
Y esto, casi de más está decirlo, no significa que todo depende aquí del gobierno palestino, con o sin Hamas. También del lado israelí hay no pocas dificultades, en el propio gobierno hay miembros opuestos a un Estado palestino que se estimaba saldrían de la coalición en el momento que las negociaciones llegaran al momento de la verdad. Las soluciones se hallarían entre todos, israelíes y palestinos. No depende solamente de un lado.
Pero en este momento,cuando el mundo parece enamorarse del nuevo gobierno de unidad palestino, es oportuno recordar al menos, el por qué de la reacción israelí, inclusive si cabía esperar un giro más original.
Son los propios miembros de Hamas, que dicen a viva voz lo que al parecer no todos, en Occidente, quieren escuchar, y lo que el Presidente Abbas sabe , pero procura ocultar al menos hacia afuera: que Hamas no ha cambiado y que continúa siendo una organización terrorista que apoya la violencia contra Israel, aunque ahora, por consideraciones tácticas, no traduzca su visión en un plan práctico y concreto de choque diario con Israel.
El jefe de Hamas en Gaza Ismail Haniyeh, que ostentaba hasta hace unos días el cargo de “Primer Ministro en el gobierno de Hamas”, fue muy explícito.Según informó la agencia de noticias palestina “Ma´an”, Haniyeh hizo declaraciones sobre sus expectativas acerca de los objetivos del gobierno de unidad nacional: “unificar al pueblo palestino contra el enemigo sionista, protección del proyecto de la resistencia, protección de las armas de la resistencia, liberación de Jerusalem, Cisjordania y el resto de Palestina”.
Es imperioso “traducir”: lo que para Hamas es “resistencia”, significa terrorismo, y “el resto de Palestina” significa el territorio soberano de Israel mismo, no los territorios en disputa, sino el Estado de Israel.
Ya días antes, según escribió “Al Hayyat al-Jadida”, al dirigirse a una multitud de seguidores de Hamas en Rafah, Haniyeh dijo que la reconciliación tiene como propósito “unificar al pueblo palestino contra el enemigo principal, el enemigo sionista”, y “continuar con la opción de la resistencia y la determinación”.
Y en declaraciones en la televisión “Al Aqsa” de Hamas en Gaza, Haniyeh ya había hecho referencia explícita a lo que dijo también el domingo: “la resistencia palestina llevó a la retirada israelí de la Franja de Gaza y también liberará Jerusalem, Cisjordania y el resto de Palestina”. Claro está que si ya había mencionado a Cisjordania, “el resto de Palestina” significa Israel. “Liberarlo”, es destruir Israel, sacarlo de donde está…
El Presidente Abbas sostiene que el nuevo gobierno reconocerá a Israel, respetará los acuerdos firmados y se opondrá a la violencia, y que las negociaciones serán prerrogativa de la OLP, no del gobierno de unidad. Pero en Hamas, piensan diferente. “Consideramos que las negociaciones y las conversaciones de paz han llegado a un callejón sin salida y que la resistencia, que liberó Gaza y defendió Gaza, puede liberar Cisjordania y el resto de las tierras de Palestina, con la voluntad de Alá”, dijo Haniyeh a la television “Al Aqsa”. “Aquellos que liberaron Gaza, con la ayuda de Alá, pueden liberar Jerusalem, Cisjordania y el resto de Palestina”.
En una alocución pública en Gaza, el Ministro del Interior en lo que era hasta esta semana el gobierno de Hamas, Fathi Hamad, declaró: “Lo que nos hace vibrar son los sonidos de los disparos, cohetes, cargas explosivas, los secuestros de soldados..Esa es nuestra música, ese es nuestro himno”.Y agregó, dejando en claro que la disputa con Israel no es en torno a las fronteras un poco más allá o más acá de las así llamadas “fronteras del 67”: “Nuestros ojos aún se dirigen a Haifa, Acre, Safed, Galilea”-o sea, el territorio de Israel.
Fathi Hamad, que habla de la “música” que hace “vibrar” a Hamas, es el mismo que hace pocos años, en un acto en Gaza, dijo orgulloso: “Nosotros amamos la muerte, tanto como ellos (en referencia a Israel), aman la vida”.
Sus palabras, hablan por sí solas.
Fuente:uypress.net
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