AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
La vida del personal de Al Jazeera detenido en Egipto languidece en sus atestadas cárceles. El último caso es el de Mohamed Soltan, traductor del servicio en árabe de la cadena catarí, que ha tenido que ser ingresado en el hospital, según declaró su hermana al grupo ‘Libertad para los valientes’, un colectivo creado recientemente para exigir la liberación de los periodistas arrestados en el país norteafricano. Tanto Soltan como Abdullah el Shamy, corresponsal de la misma emisora, fueron arrestados sin cargos el pasado 14 de agosto y llevan en huelga de hambre desde hace más de 130 días.
Según las denuncias, el traductor sólo puede moverse mediante una silla de ruedas, su nivel de azúcar en la sangre se encuentra bajo mínimos y el riego sanguíneo no llega de forma adecuada. Pese a que su hermana, Hanna Soltan, indicara que ha sido trasladado de prisión a la unidad de cuidados intensivos de un céntrico hospital cairota, los doctores negaron el lunes al movimiento que reclama la libertad de los presos que el paciente permaneciera ingresado.
Al día siguiente, el Ministero del Interior accedió a su hospitalización, después de que seis organizaciones egipcias dedicadas a velar por los derechos humanos emitieran un comunicado en el que le reclamaban al Gobierno que Soltan volviera inmediatamente a recibir atenciones médicas debido al “inminente riesgo de muerte”.
Hace semanas que la salud de su compañero, Abdullah el Shamy también se tambalea. En una carta difundida por Al Jazeera hace unas semanas ya se informaba de que su vida pendía de un hilo. Según su familia, ha perdido cerca de 50 kilos desde que fue arrestado, como muestran también las fotografías. Y si bien al principio de su ayuno voluntario ingería zumos y otros líquidos, en los últimos días se ha negado a tomar ningún tipo de alimento. Asegura que no volverá a comer hasta que no sea puesto en libertad, lo que tendrá que determinar un juez este miércoles, tras estudiar una petición de excarcelación debido a su delicada condición física.
Ambos trabajadores han estado encerrados hasta ahora en una prisión de máxima seguridad, aunque no son los únicos. Nueve personas se encuentran recluidas desde hace meses acusadas de difundir noticias falsas y hacer apología de los Hermanos Musulmanes, desde la plataforma de Al Jazeera. En total, son 20 los juzgados, de los que once lo hacen rebeldía. La cadena con sede en Qatar, tradicional aliado de la Hermandad, sólo reconoce, no obstante, que cuatro de ellos trabajan a sus órdenes.
Entre los inculpados se encuentran además tres reporteros del servicio en inglés, el australiano Peter Greste, y los egipcios Baher Mohamed y Mohamed Fahmy, integrantes de la conocida como ‘célula del Marriot’, el lujoso hotel cairota donde fueron arrestados en una redada en diciembre. En la última sesión del proceso la fiscalía pidió para los cuatro implicados 15 años de prisión por la propagación de noticias erróneas. Mientras que en el caso de los egipcios la pena podría ascender a 25 años, lo que en Egipto equivale a cadena perpetua, al ser acusados de colaborar con los Hermanos Musulmanes, declarados organización terrorista.
Desde Estados Unidos, la Unión Europea o el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han mostrado su preocupación por el devenir de este proceso. También numerosas organizaciones internacionales, que han emitido multitud de informes recalcando la arbitrariedad del juicio, que se reanuda el próximo 16 de junio.
El investigador que ha estado siguiendo el caso para Amnistía Internacional, Mohamed Lofty, declaraba hace semanas que “cada sesión de este proceso supone un día triste para Egipto”. “Han utilizado reportajes sobre turismo, sobre las anteriores elecciones parlamentarias o incluso el asalto al centro comercial de Kenia como pruebas contra los periodistas. Las acusaciones son completamente irrelevantes”, sostenía. Las organizaciones de derechos humanos y los propios detenidos han denunciado además falta de asistencia legal, malos tratos en las cárceles y la prohibición de que sus familias pudieran visitarlos en el penal.
Los reporteros son sólo una pieza más de la represión en el país árabe. Según un informe del grupo WikiThaura, un movimiento independiente que ha puesto cifras a la mordaza aplicada por las autoridades, más de 40.000 personas han sido arrestadas desde el golpe de Estado del pasado julio.
Fuente:cadenaser.com
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