ALBERTO PRIEGO MORENO
Con el ascenso del ISIS asistimos a una situación en la que un grupo yihadista, censurado incluso por la propia Al Qaeda, se está haciendo con el control de una de las zonas estratégica y energéticamente más importantes del mundo. Estas son las consecuencias de la exitosa ofensiva del Estado Islámico de Irak y Siria.
Con el ascenso del ISIS asistimos a una situación en la que un grupo yihadista, censurado incluso por la propia Al Qaeda, se está haciendo con el control de una de las zonas estratégica y energéticamente más importantes del mundo. Estas son las consecuencias de la exitosa ofensiva del Estado Islámico de Irak y Siria.
En las últimas semanas un grupo yihadista procedente de Siria –el Ejército Islámico de Irak y Siria (ISIS)– se ha hecho con el control de algunas de las ciudades más importantes de Irak. Este artículo va a tratar de analizar las consecuencias económicas, y políticas, regionales e internacionales provocadas por la irrupción de este grupo radical, que cuenta con más de 10.000 milicianos y cuya brutalidad ha sorprendido hasta a la propia Al Qaeda.
a) Consecuencias económicas: en un momento en el que el petróleo y el gas no dejan de subir por la inestabilidad política de productores como Nigeria, Ucrania-Rusia, Venezuela o Libia, la explosión provocada por el ISIS ha acentuado esta tendencia. Dejando a un lado el oleoducto Kirkuk-Ceyhan, que está parado desde hace meses por la guerra en Siria, el miedo se está apoderando de los mercados internacionales de la energía, que ven como los pozos del sur de Irak podrían caer en manos de este grupo yihadista. Esta opción parece aún lejana, aunque a medio plazo no es descartable.
Quizás, el colectivo que puede sentir más cerca la amenaza del ISIS sea la comunidad kurda. Los kurdos de Irak, aunque están mucho mejor organizados que los chiitas, sienten la espada yihadista mucho más cerca. De hecho, los kurdos ya han comenzado a exportar su petróleo y, si la tendencia de inestabilidad en Irak se mantiene, el Kurdistán podría llegar a exportar hasta 400.000 barriles en un futuro cercano ya que los campos de Bai Hassan aún están controlados por los peshmerga, las fuerzas de seguridad kurdas.
La irrupción del petróleo kurdo podría ayudar a que baje el precio del crudo, aunque está por ver si sus combatientes serán capaces de mantener la seguridad. En todo caso, estas previsiones serían más de cara al futuro ya que, a día de hoy, el precio del Brent está a 114 dólares, lo que, de mantenerse, afectaría negativamente a la recuperación económica mundial.
b) Consecuencias políticas: Si en algún momento pudimos pensar que tras Sadam Husein Irak podría reconciliarse, hoy esto es una utopía. Las relaciones entre chiitas, suníes y kurdos no pueden estar peor. Desde que la violencia interétnica estallara en 2006, los enfrentamientos entre las distintas comunidades son continuos y diarios.
Si finalmente el ISIS lograra hacerse con el control de la zona que hoy ocupa en Siria e Irak, el líder de Al Qaeda, Al Zawahiri, habría fracasado en su intento por liderar la yihad. El ISIS quiere demostrar que es algo más que una filial de Al Qaeda, que sus métodos innovadores son más eficaces que los que aplica dicha organización terrorista. Lo que este grupo extremista plantea no es el derrocamiento de un Gobierno concreto, sino un nuevo modelo de organización política, el Califato, que sería similar al de los cuatro Califas Virtuosos. De hecho, el actual líder del ISIS se hace llamar Abu Bakar Al-Bagdadi en honor al primer sucesor y yerno de Mahoma, Abu Bakar.
c) Consecuencias regionales e internacionales: La situación a nivel regional es muy complicada. Estados Unidos se muestra cada vez más incapaz para controlar una región donde cada vez es más evidente que existe una guerra fría entre Irán, valedor del chiismo y de Al Maliki, y Arabia Saudí, garante del sunismo más ortodoxo. Desde hace tiempo Riyah y Teherán pugnan por consolidarse como la potencia regional. Esta competición no sólo se está llevando a cabo en Irak, sino también en otros lugares como Baréin, Yemen o el Líbano, donde encontramos sociedades divididas entre chiíes y suníes.
Si finalmente el ISIS lograra hacerse con el control de la zona que hoy ocupa en Siria e Irak, el líder de Al Qaeda, Al Zawahiri, habría fracasado en su intento por liderar la yihad. El ISIS quiere demostrar que es algo más que una filial de Al Qaeda, que sus métodos innovadores son más eficaces que los que aplica dicha organización terrorista. Lo que este grupo extremista plantea no es el derrocamiento de un Gobierno concreto, sino un nuevo modelo de organización política, el Califato, que sería similar al de los cuatro Califas Virtuosos. De hecho, el actual líder del ISIS se hace llamar Abu Bakar Al-Bagdadi en honor al primer sucesor y yerno de Mahoma, Abu Bakar.
c) Consecuencias regionales e internacionales: La situación a nivel regional es muy complicada. Estados Unidos se muestra cada vez más incapaz para controlar una región donde cada vez es más evidente que existe una guerra fría entre Irán, valedor del chiismo y de Al Maliki, y Arabia Saudí, garante del sunismo más ortodoxo. Desde hace tiempo Riyah y Teherán pugnan por consolidarse como la potencia regional. Esta competición no sólo se está llevando a cabo en Irak, sino también en otros lugares como Baréin, Yemen o el Líbano, donde encontramos sociedades divididas entre chiíes y suníes.
Por su parte, los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo, sobre todo Qatar y Arabia Saudí, siempre han visto con recelo al Gobierno de Nuri al Maliki, que por el contrario, goza del apoyo de Teherán. Por ello, tanto Riyah como Doha no ven con antipatía los avances del ISIS, aunque sí que han mostrado su preocupación por el creciente acercamiento entre Occidente e Irán. En los últimos días, cuando se planteó incluso la posibilidad de una intervención conjunta de Washington y Teherán para frenar los avances del ISIS en Irak, Qatar y Arabia Saudí mostraron de inmediato su disconformidad.
Aunque nadie parece estar interesado en una crisis total en Irak y en que este se convierta en un Estado fallido, tampoco parece haber voluntarios para tomar las riendas y liderar una intervención internacional que expulse al ISIS del país. Quizás el único actor interesado en esta intervención sean los Estados Unidos, aunque Irak representa el mayor fracaso de su política exterior en Oriente Medio en décadas.
En la cuestión de Oriente Medio, Washington se ha mostrado incapaz, contradictorio y reactivo. Incapaz porque EEUU ha fracasado en la propia intervención en Irak, en la construcción de la paz y en la reconciliación de los iraquíes. Contradictorio ya que hace tan sólo un año Estados Unidos redujo radicalmente la ayuda militar a Egipto por el golpe de estado del General Sisi y ayer, presionado por las acciones del ISIS, Kerry viajó a El Cairo para revitalizar una alianza con Egipto que parecía muerta hace unos meses.
Por último, la política exterior de Estados Unidos no sólo hacia Oriente Medio, sino en general, es profundamente reactiva y los casos de Siria o Irak son sólo algunos ejemplos. Incluso en su relación actual con Irán, la agenda viene marcada por Teherán y no por Washington, lo que impide que Estados Unidos pueda llevar la iniciativa.
Otra de las consecuencias de la caída de Mosul y Faluya ha sido la captura de material militar americano por parte los milicianos del ISIS. Este hecho puede tener repercusión en la decisión de EEUU de retirar sus tropas de Afganistán. Washington tiene previsto que sus soldados abandonen el país de forma definitiva en 2016, dejando al frente de la seguridad a las fuerzas afganas. Sin embargo, tras la toma de estas ciudades por parte del ISIS, quizás la Casa Blanca se replanté su retirada de Afganistán con objeto de evitar que una situación similar pueda afectar a la estabilidad de Asia central y meridional.
Así, con el ascenso del ISIS asistimos a una situación en la que un grupo yihadista, censurado incluso por la propia Al Qaeda, se está haciendo con el control de una de las zonas estratégica y energéticamente más importantes del mundo. Primero cayó Faluya, después Mosul; veremos si el ISIS se hace con Bagdad y quién sabe si también busca actuar en las ricas monarquías del Golfo Pérsico.
*El profesor Alberto Priego dirige el departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas.
Fuente:elconfidencial.com
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