La organización «Human Rights Watch» denuncia violaciones, torturas y amenazas a mujeres por parte del régimen sirio y de los rebeldes
Ser mujer en una zona que vive en un continuo conflicto es prácticamente una heroicidad. Sometidas a abusos físicos, detenciones, amenazas y torturas, las mujeres y niñas de Siria deben hacer frente a unos tiempos realmente complicados y muchas veces se ven obligadas a hacerlo completamente solas o con cargas familiares bastante pesadas.
La organización Human Rights Watch (HRW), ha denunciado una situación que se hace insostenible para muchas mujeres sirias, que desde el inicio del conflicto han recibido un trato vejatorio tanto por parte del régimen que preside Bashar al Assad como de los grupos rebeldes que luchan por derrocarle.
Las mujeres sirias se han visto obligadas a tomar una posición cada vez más activa en al guerra, ya sea desde el activismo pacífico, la asunción de responsabilidades familiares o la atención a los heridos. Según explica la directora de Derechos de la Mujer de HRW, Liesl Gerntholtz, «las mujeres no han estado ajenas a la guerra. No son tan solo víctimas pasivas».
«Las mujeres asumen responsabilidades cada vez mayores, ya sea por elección o por causas circunstanciales, y no por ello, deberían estar expuestas a intimidación, detenciones, abusos o incluso torturas», denuncian.
En su informe «Seguimos aquí: Mujeres en la línea de fuego del conflicto en Siria», HRW recoge el testimonio de 17 mujeres sirias -a las que por motivos de seguridad debe tratar bajo un seudónimo o solo citando su nombre de pila- que han vivido la guerra en primera persona y que actualmente se encuentran refugiadas en Turquía.
Maisa es una de las desafortunadas protagonistas del informe. Esta mujer de 30 años brindaba asistencia médica a miembros de grupos armados contrarios al gobierno y trabajaba para un canal de televisión satelital opositor cuando fue detenida por fuerzas de seguridad gubernamentales en abril del 2013 en Damasco. Durante toda una noche, miembros de las fuerzas de seguridad la azotaron con una manguera gruesa: «Me daban bofetadas. Me jalaban del cabello. Me golpeaban en los pies, la espalda y por todo el cuerpo», relata Maisa.
La experiencia de Amal tampoco es agradable. Cuatro de sus cinco retoños murieron en julio del 2013 durante un ataque con bombas de barril en Alepo. Este solo fue el inicio de su calvario, ya que pocos meses después su esposo quedó parcialmente paralizado y perdió parte del habla a causa de un derrame cerebral. En el mes de marzo, la familia se vio obligada a trasladarse a Turquía para que su esposo recubuera tratamiento médico y tuviera alguna posibilidad de rehabilitación. Las cosas no fueron fáciles, en su nuevo destino se vieron obligados a dormir en un parque a la intemperie dependiendo de la caridad para poder llevarse algo a la boca cada día. A sus 44 años, esta superviviente se ocupa cada día, y casi sin ayuda, de su marido dependiente.
Berivan es una mujer sirio-kurda de 24 años que brindaba asistencia médica a personas que vivían en un campamento de Damasco, cuando fue detenida por una agrupación armada no perteneciente al Estado (Liwa’ al-Islam).
Fue liberada después de diez largos días de cautiverio, pero cuando intentó abrir nuevamente la precaria farmacia que había armado en el campamento, recibió amenazas de integrantes de EIIL. ¿La razón? Simplemente su atuendo. Y es que Berivan, a pesar de portar el hijaben en la cabeza, no vestía con la abaya que cubre la totalidad del cuerpo. «Me dijeron: ‘Si te volvemos a ver así, te mataremos. Si te vemos nuevamente en esta zona, te colgaremos».
Human Rights Watch ha pedido al Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Comité de la CEDAW) que «investigue estos abusos» y adopte medidas «para mejorar la situación de las mujeres y niñas».
Este comité de Naciones Unidas se reunirá este viernes en Ginebra para examinar las condiciones de vida y los peligros a los que están expuestas las mujeres sirias. Desde HRW también han solicitado al Consejo de Seguridad de la ONU, al Gobierno sirio y a todas las partes implicadas que cuenten con las mujeres en futuras negociaciones y conversaciones de paz.
Porque estas heroínas, merecen una solución.
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