Yo los denuncio

IRVING GATELL PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

No hay un genocidio en Gaza, pero sí un operativo militar que está costando muchas vidas de civiles que no tendrían por qué morir.

En los últimos días, he visto a mucha gente quejarse amargamente contra Israel, especialmente por la abismal diferencia de recursos militares desplegados, y por el hecho de que la eficiencia de sus mecanismos de defensa y protección a su población han reducido al mínimo las víctimas judías.

Por eso se quejan: miran las cosas como si todo se tratara de un grandulón abusivo pegándole a un enemigo sin recursos al que sólo le queda la dignidad y las ganas de resistir.

Pero esta es una perspectiva falaz, heredada de dos taras culturales propias de occidente.

La primera y más inmediata es la nostalgia post-marxista según la cual todo se reduce a un conflicto entre opresores y oprimidos, donde el opresor -por definición- es el que tiene poder, y el oprimido es el otro.

No hay nada más idiota que distribuir los perfiles morales con base a este criterio caduco. En esa lógica irreal, el débil es el bueno porque es débil, y el fuerte es el malo porque es fuerte.

Sin embargo, la Historia se ha encargado de demostrar, vez tras vez, que los conflictos humanos casi nunca se rigen por la lógica de la lucha de clases. Hay muchos grupos en todos lados del mundo dispuestos a matar y morir con tal de defender a sus líderes, aunque estos sean corruptos y convenencieros.

La segunda y más profunda es la judeofobia heredada de la religiosidad cristiana (en oriente pasa lo mismo en el Islam), inherente a las bases teológicas de una religión que cree que el “evento salvador” fue provocado por un pueblo judío necio y cegado, decidido a entregar a la muerte al que debía ser su rey.

Desde hace casi dos mil años, el Cristianismo se ha educado con esa consigna, y vez tras vez ha demostrado que le cuesta mucho trabajo asimilar que el pueblo judío no tiene nada que ver con esa estúpida creencia desarrollada por clérigos anteriores a la Edad Media.

Por ello, mucha gente de hoy -aunque no sean marxistas, judeófobos o siquiera cristianos- se escandalizan cuando ven a un Estado Judío haciendo LO QUE HARÍA CUALQUIER OTRO ESTADO en circunstancias similares: DEFENDERSE.

Para ellos es un crimen, un nuevo Holocausto, una masacre, un genocidio.

De nada sirve que uno los confronte con las definiciones de cada concepto, las cifras estadísticas que evidencian otra realidad, o las comparaciones con los verdaderos holocaustos, masacres y genocidios de la Historia. Se limitan a menear su cabeza de lado a lado, y sin presentar argumentos objetivos o precisos al respecto, se dedican a repetir las consignas que heredaron de su cristianismo atávico y de su post-marxismo involuntario.
Hamas y los grupos extremistas en la franja de Gaza lo saben. Por eso aprovechan los recursos de la propaganda mediática para encender más la judeofobia natural de la sociedad occidental.

Lo hacen distribuyendo fotos de víctimas falsas como primera estrategia. Pero como segunda -y es la peor- LO HACEN SACRIFICANDO A SU PROPIA POBLACIÓN.

El único responsable de la muerte de civiles en Gaza es el movimiento integrista Hamas, que abiertamente admite que los civiles deben ser usados como escudos humanos.

Lo hacen por dos razones.

La primera es religiosa: son fervientes creyentes que no hay nada más sagrado que el martirio por la causa (naturalmente, el martirio es para “otros”; los líderes viven perfectamente escondidos en sus búnkers, o en lugares a salvo y rodeados de lujos).

La segunda es pragmática: la judeofobia natural del occidental heredero del Cristianismo, y especialmente de las izquierdas post-marxistas y nostálgicas, no dudarán en maldecir a Israel ante la imagen de niños muertos.

Pero son niños que mueren porque Hamas los lleva a morir.

El caso más notable fue el de cuatro niños muertos en una playa “mientras jugaban”, y fueron alcanzados por un disparo israelí.

La cruda realidad es evidente: ¿qué hacían esos niños “jugando” en una playa desde donde se lanzan cohetes contra la población israelí, y que por lo mismo estaba siendo bombardeada desde cinco días atrás?

Más aún: ¿es coincidencia que hubiera una persona lista para grabar en video la tragedia?

No seamos tontos: fue una tragedia preparada. Fueron niños enviados a correr a una playa bajo fuego PARA MORIR, y luego subir “su martirio” para encender otra vez los ánimos judeófobos.

Por esa misma razón siguen muriendo civiles en Gaza. En el barrio de Shujaiya están ocultos una gran cantidad de túneles que se usan para terrorismo, depósitos de armas, y lanzaderas de cohetes. Todo en medio de una zona densamente poblada por civiles.

Las autoridades de Hamas han exigido a esos civiles que se queden allí y no hagan caso a las advertencias israelíes para que se protejan de los bombardeos.

Eso se llama uso de escudos humanos, Y ES UN CRIMEN DE LESA HUMANIDAD SEGÚN EL DERECHO INTERNACIONAL.

Pero a la gente no le importa. Prefieren asumir que no hay nada que cuestionar, y que si mueren esos civiles sólo es culpa de Israel.

Por eso yo los denuncio.

Son tan culpables de esas muertes como Hamas, porque han cedido al juego de crear una impunidad ideológica en donde sacrificar a la población civil con tal de poder seguir disparando cohetes contra civiles inocentes y desarmados, o proteger túneles desde donde se planean atentados y secuestros, es legítimo porque el enemigo es Israel.

Se revuelve de asco mi estómago tan sólo de pensar en esa absurda manera de razonar, si acaso el término es el indicado.
La realidad, lamentablemente, sigue allí, evidente y concisa para todo aquel que se quiera acercar fríamente al asunto:

1. Hamas es un grupo cuya existencia tiene como único objetivo DESTRUIR A ISRAEL.

2. Hamas no está interesado en defender las aspiraciones de la gente palestina. De hecho, está dispuesto a USARLOS COMO SACRIFICIO HUMANO con tal de ganar simpatías a nivel internacional.

3. Israel simplemente se está defendiendo. Ningún país soportaría 2 mil cohetes disparados contra su población civil.

4. Israel es el ejército que MEJOR CUIDA Y EVITA LAS BAJAS CIVILES. Mientras los ataques fueron por medio de bombardeos, hubo más de 2500 blancos alcanzados. Es decir, 2500 bombardeos, con un saldo de menos de 250 muertos. Es decir, un muerto por cada diez bombardeos. Sin desdeñar lo trágico que es una vida perdida, la fría estadística demuestra que los bombardeos NUNCA TUVIERON EL OBJETIVO DE ASESINAR A LA POBLACIÓN, sino de destruir la infraestructura terrorista.

5. La cifra de muertos en Gaza se ha incrementado notablemente -a más del doble- desde el ataque terrestre, pero los que están muriendo son milicianos armados y en pie de guerra. Las bajas civiles son, en esta nueva fase, la minoría. Y, por cierto, son aquellos puestos como escudos humanos.

Mientras occidente siga jugando a que todo es culpa y responsabilidad israelí, los grupos fundamentalistas van a seguir aprovechando eso que ya referí como “inmunidad ideológica”, sacrificando a su gente y cometiendo crímenes de Lesa Humanidad.

Como los combatientes islamistas del nuevo Estado Islámico del Levante, que en los últimos cinco días han matado a más de 500 personas en Siria y en Irak, y han decretado la expulsión de la milenaria comunidad cristiana de Mosul.

Es curioso: no he visto a las “buenas conciencias” que tanto se quejan de los “crímenes” de Israel, quejarse de estos otros crímenes flagrantes donde no hay nada que discutir.

Será porque sólo son herederos de una judeofobia atávica y cristiana, y seguramente izquierdistas trasnochados que siguen creyendo que todo se reduce al banal concepto de lucha de clases y que, por lo tanto, Israel tiene que ser el malo.

A esos es a los que denuncio como cómplices y partícipes del sufrimiento en Gaza.

Los milicianos de Hamas llevan la sangre en sus manos, porque así lo quieren y desean.

Los que los defienden acusando a Israel, llevan la sangre en sus ideas y publicaciones, por estúpidos.

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Irving Gatell: Nace en 1970 en la Ciudad de México y realiza estudios profesionales en Música y Teología. Como músico se ha desempeñado principalmente como profesor, conferencista y arreglista. Su labor docente la ha desarrollado para el Instituto Nacional de Bellas Artes (profesor de Contrapunto e Historia de la Música), y como conferencista se ha presentado en el Palacio de Bellas Artes (salas Manuel M. Ponce y Adamo Boari), Sala Silvestre Revueltas (Conjunto Cultural Ollin Yolliztli), Sala Nezahualcóyotl (UNAM), Centro Nacional de las Artes (Sala Blas Galindo), así como para diversas instituciones privadas en espacios como el Salón Constelaciones del Hotel Nikko, o la Hacienda de los Morales. Sus arreglos sinfónicos y sinfónico-corales se han interpretado en el Palacio de Bellas Artes (Sala Principal), Sala Nezahualcóyotl, Sala Ollin Yolliztli, Sala Blas Galindo (Centro Nacional de las Artes), Aula Magna (idem). Actualmente imparte charlas didácticas para la Orquesta Sinfónica Nacional antes de los conciertos dominicales en el Palacio de Bellas Artes, y es pianista titular de la Comunidad Bet El de México, sinagoga perteneciente al Movimiento Masortí (Conservador). Ha dictado charlas, talleres y seminarios sobre Historia de la Religión en el Instituto Cultural México Israel y la Sinagoga Histórica Justo Sierra. Desde 2012 colabora con la Agencia de Noticias Enlace Judío México, y se ha posicionado como uno de los articulistas de mayor alcance, especialmente por su tratamiento de temas de alto interés relacionados con la Biblia y la Historia del pueblo judío. Actualmente está preparando su incursión en el mundo de la literatura, que será con una colección de cuentos.