¿Tiene sentido acusar a Israel de cometer genocidio en Gaza?

FRANCISCO GIL WHITE 

¿Dónde está el genocidio? ¿Tiene sentido acusar a Israel de cometer genocidio en Gaza? – En el contexto de las recientes operaciones de las Fuerzas de Defensa Israelíes en Gaza, algunos han acusado a Israel de cometer ‘genocidio.’ Por ejemplo, los mandatarios de Turquía, Cuba, y Uruguay. Y no están solos.

¿Les regalamos un diccionario? El de la Real Academia Española dice así:

Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad.

‘Genocidio’ no quiere decir un número cualquiera de muertos por la razón que sea; la definición identifica escala e intención. La escala es la más grande: exterminio; la intención la más reprobable: racismo. Se busca eliminar a toda la población por quienes son.

Entonces, para saber si aplica aquí una acusación de ‘genocidio’ preguntamos:

1)     ¿Acaso las bajas en Gaza aproximan un exterminio?

2)     ¿Acaso las fuerzas armadas israelíes delatan una intención racista?

La primera se contesta fácil: de ninguna manera.

El Ministerio de Salud de Gaza reporta 1,800 muertes, mientras que según el CIA World Factbook hay 1.82 millones de personas en Gaza. Aun fiándonos, pues, de la fuente más tentada a inflar el número de muertes árabes, éstas representan un décimo del uno por ciento de la población de Gaza.

Sí es una tragedia. No es—ni de muy lejos—un genocidio.

¿Qué hay de las intenciones? Si bien la escala no es de exterminio, ¿pudiera la evidencia sugerir que el ejército israelí persigue aquel objetivo?

Observo, primero, que para quien busca matar a todos los integrantes de una población simplemente por quienes son, ahí no hace falta provocación. Tampoco se hacen distinciones entre combatientes y civiles.

El ejemplo clásico es el Holocausto. Los judíos europeos no habían disparado la primera bala, ni tampoco representaban amenaza militar alguna—ni siquiera pudieron estorbar mucho la matanza, tan indefensos estaban—. Los Nazis no hicieron distinciones y buscaron concentrar y asesinar al mayor número posible—hombres, mujeres, y niños—porque su intención era, precisamente, genocida.

¿Puede entreverse una política semejante en las operaciones de Israel en Gaza? Todo lo contrario.

En primer lugar aquí sí hubo provocación. El gobierno de Gaza es Hamas, y terroristas de Hamas secuestraron y asesinaron a tres niños israelíes. Después los mismos terroristas lanzaron una lluvia de misiles y morteros contra la población civil israelí. Cuando comenzaron las operaciones israelíes, se descubrió una red tentacular de túneles subterráneos diseñados para atacar a la población civil israelí—nueva provocación que implica además la imperativa de destruir esos túneles—.

Algunos querrán decir quizá (y se escucha mucho) que todo esto es laresistencia de los árabes a la opresión que sufren a manos de los israelíes—es una forma (permanente) de insistir que si los árabes atacan es porque los israelíes pegaron primero—. Se les olvida que Israel desalojó Gaza en 2005. Israel no gobierna Gaza.

La oportunidad de oprimir a los árabes de Gaza la tienen sus gobernantes: los terroristas de Hamas, cuyo Estado policial asesina a cualquier inconforme. Israel lo que hace es subsidiar a Gaza, pero Hamas se encarga de que mucha de esa ayuda no llegue a la gente (los túneles subterráneos de los terroristas, por ejemplo, fueron construidos con materiales que Israel regaló para escuelas, hospitales, etc.).

Luego están la doctrina y las tácticas de combate.

Los medios han reportado sobre cómo los israelíes tiran volantes y envían mensajes telefónicos y de texto para notificar a la población civil de Gaza antes de que empiece un ataque, para que puedan refugiarse a tiempo. Esto avisa por igual a los terroristas, eliminando el elemento sorpresa, lo cual impone un costo importante sobre el esfuerzo bélico israelí. Es decir, cuesta vidas israelíes. Lo que se gana es la posibilidad de distinguir entre terroristas e inocentes en Gaza, buscando evitar que los últimos mueran. Lo anterior es totalmente inconsistente con una intención genocida.

Esto lo reconoce, de hecho, el manual de combate de Hamas, recién publicado en internet por las FDI:

“Los soldados y oficiales (de las Fuerzas de Defensa Israelíes) deben limitar el uso de armas y tácticas que puedan causar daños y pérdidas innecesarias de gente y [destrucción de] inmuebles civiles. Es difícil para ellos aprovechar al máximo sus armas de fuego, especialmente las de apoyo [e.g. artillería].”

El manual explica además que la doctrina israelí de proteger civiles impone desventajas militares porque los israelíes tendrán problemas abriendo fuego, y buscarán controlar a la población civil y atenderla con ayuda médica. Estas desventajas son aprovechables para los terroristas.

Sobre “La destrucción de las casas de civiles,” el manual de Hamas dice:

“Esto incrementa el odio de los ciudadanos contra los atacantes [de las FDI] y facilita que se reúnan [en apoyo] alrededor de los defensores de la ciudad (las fuerzas de resistencia [i.e. Hamas]).”

Hamas obviamente se complace con bajas civiles de su propio lado, pues busca sacarles ventaja para la guerra psicológica y propagandística. Que a nadie sorprenda, entonces, lo que han reportado los militares israelíes: que Hamas posiciona sus baterías de misiles junto a escuelas y hospitales para maximizar bajas civiles de su lado (y luego culpar a Israel de ‘genocidio’).

Lo anterior es totalmente consistente con la tradición de Hamas. Como todos sabemos, los terroristas de Hamas ajustan cinturones de bombas a sus niños y los envían a volarse en los mercados israelíes. No son famosos por proteger a sus civiles sino por destruirlos.

No hay problema, entonces, identificando a los responsables de bajas civiles en Gaza: son los terroristas de Hamas.

Tampoco hay problema identificando al bando genocida. Las constituciones de Hamas y de su organización madre, la Hermandad Musulmana, explican su objetivo: el exterminio del pueblo judío israelí.

¿Lo están cometiendo? No. Todavía no pueden. Falta la escala. Pero la intención ya está.

Fuente: Hir Home // Para leer el artículo original haz click aquí

 

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Francisco Gil-White: Francisco Gil White es investigador y defensor del judaísmo Recibió una maestría en ciencias sociales de la Universidad de Chicago, donde su trabajo ganó el premio Earl S. & Esther Johnson, y un doctorado en antropología biológica y cultural de UCLA, cuya tesis ganó el premio al Mejor Nuevo Investigador de la prestigiada Human Behavior and Evolution Society. Durante seis años, enseñó psicología evolutiva y cultural en la Universidad de Pennsylvania. Su trabajo explora las causas del racismo y del conflicto étnico, y en los últimos años se ha concentrado en el antisemitismo, el Holocausto, el conflicto árabe israelí, y la historia del pueblo judío, culminando en un examen de dos y medio milenios de historia occidental a través de la experiencia judía. Su libro, "El colapso de Occidente: el Siguiente Holocausto y sus consecuencias", está a la venta en Amazon.com