*ARNOLDO KRAUS
Las enfermedades y, sobre todo, las epidemias, son magníficos retratos de la condición humana. Las individuales —cáncer de estómago, artritis reumatoide, diabetes mellitus— reflejan alteraciones tisulares y celulares. Las que agrupan a muchas personas —sida, paludismo, tuberculosis o las gripes H1N1 y H7N9— evidencian situaciones sociales: pobreza, desnutrición, carencia de agua potable y de medicamentos, son factores predisponentes.
Las patologías individuales disminuyen la calidad de vida o matan a quienes la padecen; las epidemias acaban con más vidas en menos tiempo. Esa es la razón por la cual los alumnos aprenden en los primeros cursos los conceptos básicos sobre epidemia: “Enfermedad que se propaga durante un cierto periodo de tiempo en una zona geográfica determinada y que afecta simultáneamente a muchas personas… cuyos efectos nocivos dañan a una cantidad superior a la esperada”.
Al concepto anterior agrego dos incisos: a) afectan más a las sociedades pobres y, b) su contención y tratamiento reflejan la capacidad política. El término patología de la pobreza incluye los incisos previos. El concepto lo acuñaron los doctores Alejandro Celis y José Nava, quienes, en 1970, publicaron en la Revista Médica del Hospital General, el artículo La patología de la pobreza, cuyo título refleja su contenido: las diferencias económicas son factores determinantes en el origen de las enfermedades y en las causas de los fallecimientos.
Han transcurrido más de cuarenta años desde la publicación del artículo. Pobreza y patología siempre serán tema vigente; pobreza e irresponsabilidad política, son motivos para defenestrar y denunciar a la ralea política. En las miserias económica y política radica la importancia de la epidemia de ébola, ahora africana, perennemente humana.
Las epidemias no son gratuitas, suman efectos adversos y miserias. De ahí su prevalencia en naciones pobres. La actual epidemia de ébola ejemplifica esa situación. Mientras escribo, el virus ha matado a mil 200 personas. Los expertos calculan que los casos aumentarán 27% cada 10 días. Los países afectados son Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria. Las epidemias reproducenLa patología de la pobreza. Dos ingredientes como ejemplo. La esperanza de vida refleja la salud de las naciones. Japón tiene el primer lugar con 85 años, Sierra Leona, de un total de 193 naciones, ocupa el último lugar (47 años), Guinea con 50 años y Nigeria con 53, ocupan los puestos 188 y 182. Otro índice, el de desarrollo humano, indicador social compuesto por tres parámetros: educación, vida larga y saludable, y nivel de vida digna, explica porque las epidemias suceden en países pobres. De un total de 187 países evaluados, Sierra Leona tiene el lugar 181, Guinea el 177 y Liberia el 175. Ni los virus ni los números mienten: es en naciones pobres donde las epidemias cobran vidas.
Las epidemias siempre contienen ingredientes humanos. El principal, acuciante y alarmante, es la pobreza y sus derivas. Los pobres son víctimas del ébola y otras infecciones por diversos factores; desnutrición, carencia de agua potable y vecindad con animales infectados son algunas razones. Las zoonosis, enfermedades transmitidas por animales a seres humanos, producen epidemias. Es probable que el ébola se transmita por murciélagos, el VIH/sida por chimpancés y el síndrome respiratorio agudo y severo por civetas comerciadas en China. Las zoonosis afectan a pobres porque ellos conviven con animales o porque los cazan para comerlos.
Las enfermedades de la pobreza poco interesan a los políticos y nada a las farmacéuticas. Los países pobres son víctimas de hurtos desmedidos por parte de sus dirigentes, y son, salvo por el sida, de escaso interés para las compañías farmacéuticas: si no hay quien pague medicamentos apropiados, ¿para qué investigar? Además, en los países señalados y en muchos otros, no se habla de prevención, de tratamiento oportuno ni de educación para la salud.
Otros orígenes de las epidemias son los cambios producidos en la naturaleza por las actividades del ser humano; contaminación de aguas, deforestación, manipulación genética de semillas y desertificación son factores asociados con zoonosis y epidemias.
Al hablar de epidemias es obligatorio politizar el tema: diezman a los pobres, no a los ricos. Incluso, cuando hay medicamentos adecuados, como sucede con el sida, las víctimas mortales son personas pobres. Imposible no delatar a Felipe Calderón y asociados, quienes, víctimas de sus epidemias de mentiras, aseguraron que México, gracias al Seguro Popular, forma parte del selecto grupo de naciones cuya cobertura en salud es universal, es decir, no hay mexicano que no cuente con un sistema de salud fuerte, moderno eficaz. Es decir, La patología de la pobreza de Celis y Nava, gracias a Calderón, es mera historia.
*Médico
Fuente:eluniversalmas.com.mx
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