ARNOLDO KRAUS
En homenaje a Hernán Vera, un ser bueno
Dentro de los múltiples debates de la medicina contemporánea, el del paternalismo médico es fundamental. Paternalismo médico se refiera a la vetusta, aunque no tan vetusta conducta, que le permite al galeno decidir qué es lo mejor para su enfermo sin consultar sus deseos. En contra de esa actitud, algunos doctores han bregado por empoderar al enfermo para que sea él quien decida su tratamiento. Cuando es obtuso, restarle autoridad al Poder médico, es imperativo.
Sucesos actuales como el de la familia conformada por Brett y Naghemeh King y su hijo enfermo Ashya –más seis hijos-, víctimas de la ceguera médica y judicial de los británicos, expone algunos problemas. El caso se inició en Reino Unido. Mientras escribo- 4 de septiembre-, el brete continúa. Al matrimonio se le acusa de haber sacado sin permiso del hospital de Southampton a Ashya, quien tiene cinco años, y se encuentra afectado por un tumor cerebral. Por esa razón la justicia británica giró una Orden Europea de Detención y Entrega cursada por el Reino Unido a través de Interpol.
Abundan los casos de enfermos y familiares cuyas discrepancias los han confrontado contra el Estado Médico (el término es mío: institución médica como representante del gobierno y de su idea de justicia). Comparto el affaire King y dos historias más. Parteaguas es el caso de Rudy Linares, pintor de casas de 23 años. En 1989, mientras vivía en Chicago, se introdujo, pistola en mano, a la sala de terapia intensiva, amenazó a las enfermeras y desconectó el ventilador mecánico que mantenía “con vida” a su bebé en estado de coma durante ocho meses. Cuando liberó a su hijo del ventilador, Rudy lo acunó: media hora después el bebé falleció. Tras la muerte de su hijo Linares se entregó.
Del segundo caso fui testigo. Una paciente afectada por una enfermedad autoinmune muy agresiva, sufrió, a los 68 años, trombosis masiva de la pierna derecha, Salvarle la vida implicaba amputarle toda la extremidad. De no efectuarse el procedimiento fallecería. La paciente, tras consultar con familiares, médicos, amigos, y, sobre todo, consigo misma, decidió no amputarse.
Las súplicas de sus hijos y las advertencias de algunos médicos quienes le presentaban un panorama muy complejo y la amenazaban con retirar cualquier apoyo si no seguía sus consejos de nada valieron. La enferma ejerció su autonomía: consideró que no tenía sentido pervivir atada a una silla, sin libertad. “Ya no sería yo”, concluyó. La enferma falleció pocos días después.
La familia King huyó a Benjarafe (Málaga) porque consideraba que el tratamiento médico para su hijo era muy agresivo. Quieren someterlo en Estados Unidos o en la República Checa a terapia por medio de protones, la cual, de acuerdo a su información, es menos agresiva cuando se le compara con la radioterapia y quimioterapia convencionales. Ante la sordera de los médicos ingleses se dirigieron a Málaga, con el fin de vender una propiedad y así subvencionar el tratamiento. Debido a las órdenes giradas por el gobierno británico, los padres de Ashya fueron, al poco tiempo de haberse instalado en un hostal, encarcelados.
La justicia británica ha tildado a los padres de secuestradores, de no respetar la ley y los ha tratado como criminales. En un principio el gobierno solicitó su extradición. Días después Londres retiró los cargos y los padres recobraron su libertad pero no la tutela del hijo. A vuelapluma agrego que el letrado español a cargo del caso, consideró que los padres “quieren profundamente a sus siete hijos, incluyendo a Ashya”. Agrego que mientras los padres estaban presos, uno de los hijos del matrimonio, de 23 años, tuvo que hacerse cargo de su hermano en el hospital malagueño donde se encuentra internado.
“El trato que mi hijo y mi nuera y Ashya han recibido va más allá de la crueldad. Han arrancado a un niño pequeño que se está muriendo de sus padres, que han estado junto a él cada minuto de cada día. Es algo inconcebible”, comentó para la BBC la abuela del menor.
La ética médica tiene múltiples lecturas. En lo concerniente al artículo resalto tres: la del enfermo, la de los médicos y la de la justicia. Dialogar debería ser la solución. Cuando el poder es sordo y obtuso, como en ocasiones sucede en medicina, y cuando la justicia ignora el valor de la ética médica, enfermos y familiares tienen derecho de ejercer su autonomía. Los padres de Ashya, aunque equivoquen su decisión, no deben ser tratados como criminales.
Médico
Fuente:eluniversalmas.com.mx
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