LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO
Con la serenidad que propicia la tregua de paz indefinida entre Israel y la organización fundamentalista Hamas, se propicia un análisis sereno de los hechos que condujeron al conflicto bélico entre ambos bandos en la denominada operación Margen Protector, y en general, sobre la filosofía y evolución del terrorismo. En este contexto resulta evidente que Israel no tuvo otra opción diferente a la guerra ante el lanzamiento masivo de misiles por parte de Hamas a su territorio; la población israelí apoyó la acción militar en virtud de que “ninguna nación en el mundo puede estar bajo una amenaza de misiles”; lanzarlos a civiles es un crimen de guerra y defenderse de ellos no lo es como han afirmado diferentes medios de comunicación y gobiernos, e incluso la ONU, quienes no han denunciado, o lo han hecho tibiamente, los crímenes de guerra perpetrados en el Tíbet, Chechenia o Kosovo, entre otros países.
Israel no puede medirse con los parámetros genocidas de estos últimos o la sangrienta guerra civil de Siria que en tres años ha provocado más de 200 mil muertos. El ex secretario de Relaciones Exteriores de Israel, Sholomo Ben Ami (SBA), considera que hay que evaluar adecuadamente las acciones y el monto de víctimas en el conflicto militar de Gaza, y en general, en las guerras entre Israel y sus vecinos árabes que datan de un siglo con 100 mil víctimas entre ambos bandos, cifra mínima si se le compara con los genocidios señalados en periodos mucho más breves.
En este entorno ¿cómo se puede calificar de genocidio la operación militar israelí en Gaza, cuando paralelamente a los enfrentamientos 100 camiones diarios enviados por Israel ingresaban a este territorio con alimentos, medicinas y ayuda humanitaria? ¿es genocidio que previo a un bombardeo las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) avisaran a los gazatíes que abandonaran sus hogares para no ser heridos o muertos? por contra, Hamas no respetó la vida de su gente, reteniéndola en sus viviendas como escudos humanos. Las FDI pudieron haber terminado con la milicia de Hamas, hecho que los palestinos y algunos israelíes evalúan como un fracaso de la operación Margen Protector, empero, como mencionó SHBA, no lo hicieron porque más bajas de Hamas afectaría su reputación, de por si lastimada por la distorsión de los hechos de guerra que presentaron los medios.
Hamas es una organización de fanáticos que después de que Israel se retiró de la Franja de Gaza en el 2005, destruyó las viviendas y la infraestructura que ese país les dejó, en vez de utilizarlos para el beneficio de los gazatíes. Hamas, en sus escuelas islámicas fundamentalistas, enseña la intolerancia, el adoctrinamiento al odio y la idea de que el suicidio de Kamikazes para matar israelíes es una forma válida para ganar la vida eterna.
La Saharia (Ley Islámica) que impone Hamas y los diferentes movimientos terroristas islámicos, representan normas de una religión de guerra y lucha. El clérigo yihadista Husein Bin Mahmud, afirma que es lícito asesinar a un Harbi, una persona que no profesa el islam y por tanto es un hereje, incluso justifica la decapitación como una forma efectiva de aterrorizar a los enemigos del Islam. De aquí que para apoyar al pueblo palestino es preciso condenar a Hamas y a la Yihad islámica que utiliza el terrorismo para alcanzar sus objetivos, Hamas y los fundamentalistas islámicos representan un sistema religioso inhumano que se opone a la democracia, que no respeta derechos humanos básicos de libertad de expresión y de culto, oprime a las mujeres y persigue a homosexuales y a cualquier individuo que no esté de acuerdo con sus ideas.
En este marco, SHBA considera que la opción militar con Hamas no puede ir más allá de ciertos límites, se abre la oportunidad de otra opción; negociar con Hamas ahora que no es popular en el mundo árabe, “Israel tendrá que aceptar un gobierno palestino de unidad con Hamas incluido”. El descontento de los palestinos de Gaza con Hamas por las afectaciones que experimentaron durante la ofensiva de las FDI se ha manifestado en una demanda de que Hamas renuncie a su posición de no negociar directamente con Israel; en este ámbito, algunos líderes de esa organización terrorista han expresado la posibilidad de “hablar directamente con el enemigo sionista”.
La negociación con Hamas sería un primer paso de Israel para estabilizar la región, no obstante, el peligro es mayor no solo para Israel; en Líbano está Hezbollah que posee 100 mil misiles y el “monstro de siete cabezas”, el Ejército Islámico (EI), que ya domina parte de Irak y Siria y amenaza llegar a Jerusalén, quizá invadiendo Jordania.
A trece años de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York por parte de fundamentalistas islámicos, que provocaron cerca de tres mil muertos, la lucha que inició Occidente contra el terrorismo no menguó esta actividad, por el contrario, ha cobrado fuerza y se ha vuelto la principal amenaza para el mundo. El Presidente de EUA, Barak Obama, anunció el 11 de septiembre pasado el inicio de otra guerra con ataques aéreos contra los rebeldes del EI en Siria e Irak y “donde quiera que estén, así como el fortalecimiento de los divididos rebeldes moderados que buscan derrocar al gobierno de Damasco”.
Las posibilidades de éxito de la iniciativa de Obama son limitadas; la cancillería de Siria ha advertido que cualquier acción sin la aprobación de su gobierno será una agresión contra Siria, ignorar al régimen de Bashar Al Assad “puede ser la primera chispa del incendio en la región”. En igual sentido, Rusia puntualizó que atacar el territorio sirio sería “una grave violación de las leyes internacionales sin respaldo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde Moscú tiene poder de veto”; Rusia es uno de los principales aliados de Siria. Por su parte, China apoya la lucha contra el terrorismo, sin embargo, expresa que “se debe respetar la ley internacional soberana, la independencia y la integridad territorial”, e Irán, el principal país promotor del terrorismo en el mundo; con argucias se opone al combate de la coalición contra el terrorismo. La paz en el Medio Oriente sigue siendo una quimera.
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