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Los nombres de Aafia Siddiqui, Samantha Lewthwaite, conocida como “la viuda blanca”, o Aqsa Mahmood, han comenzado a sonar luego de que se las vinculara con el grupo terrorista Estado Islámico.
Aafia Siddiqui
Aafia Siddiqui, bautizada como “Lady Al Qaeda” por los diarios de Estados Unidos, fue condenada a 86 años de cárcel por atacar a soldados estadounidenses en Afganistán. Ahora su nombre ha vuelto a resonar luego de que el Estado Islámico (EI) pidiera su liberación. Tras el rechazo del gobierno de Barack Obama, el grupo terrorista asesinó a los periodistas James Foley y Steven Sotloff, así como al trabajador humanitario de Gran Bretaña, David Cawthorne Haines.
“Durante nueve largos meses, el gobierno estadounidense arrastró sus pies, reacio a tomar las medidas necesarias para salvar la vida de James. Los presos británicos y americanos permanecieron en las celdas del Estado Islámico después de que sus gobiernos se negaran, por arrogancia, a liberar a nuestros hermanos encarcelados y a nuestra hermana Aafia Siddiqui”, explicó el EI en su publicación en inglés Dabiq, según recoge El Mundo.
Nacida en Pakistán en 1972, Aafia Siddiqui se ha recibido de neurocientífica en el Massachusetts Institute of Technology, una de las mejores universidades de Estados Unidos. Es hija de un neurocirujano y una profesora de estudios islámicos. En 1990 decidió viajar a Norteamérica y a los 23 años se casó por teléfono con un pakistaní, con quien tuvo tres hijos.
Luego de doctorarse en 2001. Luego, tras los atentados contra las Torres Gemelas, el FBI la interrogó por haber comprado por internet lentes para ver en la oscuridad, manuales militares y chalecos antibalas. Al mes siguiente tanto ella como su marido se fueron del país y ya no se supo de ella.
En 2003 fue declarada por la fiscalía estadounidense como “la mujer más buscada del mundo”, algo que perduró hasta durante cinco años. En 2008 fue capturada en Afganistán, y llevaba consigo instrucciones para crear armas químicas y cianuro de sodio. Mientras era interrogada, le sacó el fusil a un agente y disparó al mismo tiempo que gritaba en árabe “Dios es grande”. Uno de los militares que estaba presente le tiró dos disparos en el abdomen, y dos años después fue condenada a 86 años de cárcel por intento de homicidio. Actualmente se encuentra cumpliendo su pena en un centro penitenciario de Texas.
Luego de que los talibanes, Al Qaeda y el gobierno paquistaní pidiera su liberación; ahora se ha sumado también Estado Islámico. “Si supiera que están usando su nombre para justificar sus acciones, lloraría y suplicaría por quienes han muerto”, expresó su hermana. “Ha sido una noticia muy perturbadora. Resulta terrible comprobar que quienes secuestran y decapitan a periodistas y activistas occidentales están usando el nombre de mi hermana”, en una entrevista con Crónica, y que recoge El Mundo. “La familia lleva 12 años luchando por su liberación a través de cauces pacíficos y dignificantes. El Estado Islámico solo busca arruinar nuestra labor y mejorar su reputación aprovechando la enorme simpatía que despierta la causa de Aafia”, agregó.
Su hermana niega que se hayan encontrado vínculos entre Aafia y Al Qaeda. “La verdad prevalecerá algún día. (…) Mi hermana es una víctima más de la guerra contra el terrorismo. Sí, es cierto que probablemente estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero le pido a la gente que abra los ojos y considere los hechos”, manifestó.
La “viuda blanca”
Otra de las mujeres es Samantha Lewthwaite, quien, según publica el periódico inglés Mirror, se encuentra en Siria entrenando a mujeres suicidas de Estado Islámico. Lewthwaite estaba casada con Germaine Lindsay, uno de los cuatro suicidas que perpetraron los atentados contra el transporte público de Londres 2005, que terminaron con las vida de 52 personas. Desde entonces adquirió el sobrenombre “la viuda blanca”.
La mujer, hija de un militar británico, dijo estar horrorizada cuando su esposo participó del atentado con una mochila llena de explosivos. En ese entonces esperaba a su segundo hijo.
Lewthwaite había conocido a Lindsay cuando tenía 17 años a través de internet. En ese momento ya hacía dos años que se había convertido al islam. Sus compañeros de la escuela la describen como una persona alegre. “Era una joven británica media”, explicó en su momento a la AFP Raj Khan, un concejal que había tenido vínculos con la familia.
En 2013, Interpol emitió una orden de detención sobre Lewthwaite, puesto que algunas fuentes del gobierno keniano la vincularon con el asalto del centro comercial de Nairobi (Kenia), donde murieron alrededor de 60 personas.
Poco se supo de ella luego de que sucedieran los atentados en Londres. La policía keniana sospecha que reside en África con sus tres hijos de entre siete y 12 años, y que viaja con pasaporte sudafricano falso, con el nombre de Faye Webb.
Aqsa Mahmood
Con apenas 19 años, Aqsa Mahmood, dejó su casa en Glasgow en 2013 y llegó a Siria para convertirse en mártir de Estado Islámico. En entrevista con CNN, su padre contó que al despedirse, Aqsa dijo que volverían a verse el “día del juicio”, y que le gustaría ser mártir. Además de defender al grupo terrorista, en redes sociales promueve ataques a Occidente y publica fotos de armas.
Aamer Anwar, abogado de la familia, expresó que “no hay nada” que los padres pudieran haber hecho. “Era una radical de alcoba. Si esto pudo ocurrirle a Aqsa, quien tenía todas las oportunidades en la vida, la mejor educación que el dinero puede comprar, una familia moderada, liberal… si pudo ocurrirle a ella, a alguien tan inteligente, entonces puede ocurrirle a cualquier familia”, señaló.
Aqsa fue influenciada a través de internet. Sus padres aseguran que no percibieron indicio alguno de que la joven pudiera tener alguna relación con grupos extermistas. Cuentan que escuchaba Coldplay y leía las novelas de Harry Potter y Los juegos del hambre.
Según CNN, desde que estalló el conflicto en Siria, Aqsa se apegó más al Corán y se alejo de las libros de ficción. Sin embargo sus padres cuentan que la adolescente tenía miedo a la oscuridad y que no sabía que óminibus tomar para ir al centro de la ciudad, por lo tanto no entienden cómo se animó a cruzar la frontera de Siria.
“No le gustaba gritar. No sé cuándo se volvió tan valiente. Le daba miedo hablar, le daba miedo volar y este es un paso muy grande… que haya volado a Siria. No puedo creerlo”, agregó Khalida, su madre. Relató que su hija se casaría al llegar a Siria, les dijo.
En tanto, su expresó que, en uno de sus diálogos a distancia, Aqsa, ella le dijo: “Ese es el procedimiento aquí. No dejan que una chica se quede sola. Ahora tenemos que encontrar un momento sagrado. Tenemos que casarnos aquí. No se preocupen. Estaré bien. Mi corazón está bien”.
Fuente:cciu.org.uy
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