RAQUEL VILLÉCIJA
Hasta ahora dejaban Francia para unirse a la guerra santa en Irak o Siria pero lo hacían en solitario. Desde hace meses la huida es en grupo: parejas con hijos y familias enteras abandonan el país para participar en actividades terroristas. Si antes el empeño de las fuerzas de seguridad galas era detener a los llamados ‘lobos solitarios’, ahora se enfrentan a un fenómeno más complejo: el de las fugas colectivas.
La Justicia francesa está investigando la marcha a Siria de una familia entera que vivía en Niza. En total 11 personas, tres hermanos con sus respectivas parejas e hijos, que se habrían ido a los territorios controlados por el Estado Islámico a hacer la ‘yihad’, según los investigadores. Desde el pasado mes de septiembre no dan señales de vida. Un familiar alertó a la policía, que recaba informaciones para verificar su paradero.
De momento sólo tienen la sospecha y pocas pistas, aunque la Fiscalía ha abierto una investigación por terrorismo. París calcula que hay un millar de franceses combatiendo en grupos radicales en países como Siria o Irak. La fuga de esta familia al completo es un caso cada vez menos raro.
En los últimos meses ha habido otras marchas colectivas, como la de 11 ciudadanos de las Antillas que, según se conoció la semana pasada, también partieron a Siria para integrar las filas de los grupos radicales. En verano la policía detuvo a una pareja y sus tres hijosantes de que embarcaran rumbo a Turquía con el mismo fin. La mujer estaba embarazada y uno de los menores tenía sólo ocho meses.
‘Combatir con los héroes’
Los agentes no pudieron impedir, sin embargo, que otra pareja con su hijo de tres años procedente de Loiret se uniera a los yihadistas del Estado Islámico en Irak el pasado mes de septiembre. Los fugados declararon a la televisión M6 que querían combatir con “los grandes héroes” del IS.
De momento los servicios antiterroristas no tienen muchos datos sobre la última familia de huidos. Las primeras pesquisas apuntan a que algunos se habrían radicalizado en los últimos meses y habrían arrastrado en su decisión de partir al resto de familiares.
Según las autoridades galas, desde 2012 alrededor de 150 franceses se han unido a las filas del IS en Irak o Siria. Interior afirma que hay 930 nacionales implicados en actividades terroristas y, según ‘The Economist’, de los 3.000 combatientes occidentales que hay en Damasco, uno de cada tres es francés.
París acaba de endurecer su legislación para evitar la fuga de extremistas a estos países. Lo que se pretende no es tanto evitar que estas personas se radicalicen fuera sino que creen un peligro al volver.
La norma prohíbe salir de Francia a los sospechosos aunque no hayan cometido delito, en el momento en el que haya razones para pensar que viajan fuera para participar en actividades terroristas o cuando “su retorno a Francia ponga en peligro la seguridad de sus compatriotas”.
El Estado Islámico ha amenazado directamente a París por su participación en los bombardeos contra las posiciones del grupo en Irak. El país ha extremado la vigilancia y elevado el nivel de alerta terrorista, sobre todo tras la decapitación en Argelia a manos de radicales del ciudadano galo Hervé Gourdel hace unas semanas.
La policía trata de captar a los radicales antes de que se machen y también a los que se encargan de adiestrarlos y enviarlos a las zonas terroristas. En el último mes las autoridades galas han detenido a una decena de personas sospechosas de reclutar a jóvenes para enviarlos a Siria e Irak.
Fuente:elmundo.es
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