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Mientras que el asalto del Estado Islámico contra Kobane entra a su fase final, Turquía se resiste a cooperar con su minoría kurda para ayudar a los defensores de la ciudad.
El futuro de la ciudad Siria de Kobane corría riesgo este martes cuando el ataque del Estado Islámico entraba a su fase final luego de tres semanas de agresiones.
A pesar de una serie de elementos estratégicos e ideológicos que inclinan a Ánkara a no intervenir directamente, crecientes protestas en Turquía y en el exterior la presionan a tomar partido.
¨Kobane está a punto de caer,¨ reconoció el Presidente Recep Tayyip Erdogan en una entrevista para la televisión turca mientras recorría un campo de refugiados en el sur del país.
Turquía está dispuesto a intervenir como parte de una estrategia para solucionar el conflicto en Siria, insistió Erdogan.
¨Necesitamos una zona de exclusión aérea, cielos seguros, entrenar y abastecer a la oposición moderada en Siria,¨ agregó.
A cambio de intervenir activamente contra el Estado Islámico, Ankara demanda una estrategia directa contra el régimen del Presidente Bashar al-Assad considerado por los turcos como el principal causante de la inestabilidad en Siria.
Para las potencias occidentales que se enfocan en la lucha contra ISIS y temen involucrarse en el conflicto en Siria, tales concesiones son débiles.
Mientras tanto, Hugh Pope, director del Grupo de Crisis Internacional (ICG) para Europa y Asia Central opina que cualquier acción unilateral contra ISIS que involucre a tropas turcas en Siria pudiese arriesgar al país si éste no cuenta con el apoyo explícito de la OTAN.
¨Turquía debe actuar con cautela. Si se involucra en algo que puede ser visto como un ataque no provocado, la respuesta de la OTAN puede ser muy ambivalente.¨
Recientemente, los medios de comunicación turcos e internacionales han reportado la presencia de una red de reclutamiento del ISIS en Turquía.
Este país atrae a 35 millones de turistas al año, incluyendo a muchos occidentales. Por lo tanto, posibles ataques terroristas del Estado Islámico pueden paralizar a este sector que representa un diez por ciento de la economía,
Asimismo, Turquía teme que las milicias kurdas nacionalistas defiendan la ciudad sitiada por ISIS.
El Partido de Unión Democrática, una organización armada que ha gobernado la zona noreste de Siria habitada por los kurdos desde la retirada del régimen de Assad en 2012, está vinculada con el grupo de rebeldes kurdos que ha luchado durante treinta años por una mayor autonomía kurda en Turquía, considerado por Ankara como grupo terrorista.
¨Turquía está satisfecha con que la semi-autonomía kurda declarada por los kurdos de Siria sea derrotada por el Estado Islámico,¨ afirma Cengiz Aktar, científico político de la Universidad Suleyman Sah de Istanbul.
Esta semana, oficiales de inteligencia en Ankara anunciaron al líder del Partido de Unión Democrática que Turquía intervendría en Kobane si el partido abandona sus aspiraciones de autonomía y corta sus vínculos con el régimen de Assad.
Sin embargo, la falta de acción ha incrementado el enojo de la minoría kurda en Turquía. El lunes por la noche, manifestantes kurdos arrojaron cocteles Molotov y construyeron barricadas durante disturbios en Ankara y otras ciudades en la región sureste habitada por kurdos.
En la ciudad de Varto, la policía utilizó fuego contra manifestantes kurdos y mató a un hombre de 25 años.
Turquía ha dialogado con el Partido de Unión Democrática durante los últimos 18 meses, luego de años de insurrección que han cobrado 40,000 vidas, perjudicando la economía del sureste de Turquía.
La semana pasada, Abdula Ocalan, líder encarcelado del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) y guía en las negociaciones amenazó con anular las conversaciones si cayera Kobane y ocurriera una masacre.
Un creciente número de observadores temen que a pesar de la ambivalencia turca, tarde o temprano el gobierno tendrá que enfrentarse al Estado Islámico.
¨Si Kobane cae, Turquía será el siguiente objetivo de ISIS,¨ expresa Nazmi Gur, un parlamentario miembro del Partido Democrático del Pueblo pro kurdo.
Fuente: Alexander Christie-Miller, The Christian Science Monitor.
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