Crónicas Intrascendentes.Parte CXXXII

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

La ingratitud, un antivalor.

Últimamente hemos tenido frecuentes celebraciones; hoy es el cumpleaños de mi esposa, un poco más de la mitad de su vida la ha compartido conmigo, en las buenas y en los momentos difíciles; estamos juntos, firmes, mirando hacia el futuro, que por nuestra edad se vislumbra más corto, el chiste es vivir con plenitud, para eso sirve la madurez emocional de nuestra tercera edad. Tendremos una comida, con nuestros amigos Miguel y Ninfa. Los hijos brillan por su ausencia.

La ingratitud es un fenómeno difícil de aceptar, sobre todo cuando proviene de seres cercanos, en este ámbito, Yom Kipur, que ayer celebramos los judíos, “es un día de perdón y expiación de los pecados entre el ser humano y Dios y entre la gente y su prójimo; la conducta pasada del hombre se pesa sobre una balanza y Dios registra y sella su destino en el Libro de la Vida”.

Ayuné en Yom  Kipur y pedí a Dios perdón por mis pecados, a quien involuntariamente he lastimado, nunca he afectado intencionalmente a nadie. Sin embargo, me resulta difícil disculpar la ingratitud de los hijos o de terceros con los que actué de buena fe. Mi esposa me dice que “no soy nadie” para no perdonar; quizá tenga razón, empero, es un sentimiento que no puedo evitar. Tampoco perdono a los nazis que provocaron el Holocausto; no pido justicia, ni venganza, porque ello no restaurará la vida de quienes la perdieron inocentemente, me conformo con despreciarlos, ello me tranquiliza.

Mi ayuno de Yom Kipur me hizo sentirme solidario con los millones de judíos en el mundo que ese día también ayunan; no asistí al templo, aunque sí expresé unas plegarias alusivas al arrepentimiento. Siguiendo la tradición judía vestí una camisa blanca como símbolo de humildad; escuché a través de internet el Kolnidre, la primera plegaria con la que se inicia esta celebración y cuyo significado es “una declaración solemne de anulación de las promesas incumplidas o imposibles de cumplir, una solicitud a D-os de perdón”.

¿México es un Estado fallido?

En cuanto a mis comentarios sobre el entorno nacional, he platicado con diferentes politólogos, economistas y gente con sentido común que confirma que la economía “no acaba de arrancar” y que peligra la paz social. No se trata de tener una repetida posición contra el sistema, sino que las experiencias del pasado y la evidencia actual muestran que la situación no mejora como apunta el discurso oficialista. En los dos primeros años de la actual administración prosigue el lento avance de la economía, las explicaciones para justificarlo son múltiples; en este sentido, para los especialistas, la lentitud del crecimiento se vincula con las modificaciones fiscales: la eliminación de la posibilidad de deducir las inversiones en forma inmediata, particularmente las del sector de la construcción, que tiene un importante efecto multiplicador en diferentes áreas de la economía y además se podrían alejar inversiones esperadas como resultado de las reformas energéticas y en las telecomunicaciones. También afecta negativamente el quitar las deducciones relacionadas con las prestaciones de los trabajadores y empleados, quienes deben pagar un Impuesto sobre la Renta mayor. El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) opina que es vital que México cuente con un sistema fiscal sencillo y equitativo, que ayudaría a mejorar la competitividad del país al lograr una mayor eficiencia en la asignación de los recursos.

El CEESP señala que otros factores que impiden el desarrollo de la actividad productiva son la corrupción, la ineficiencia burocrática y el ambiente de crimen y robo que prevalece. Lo cierto es que los recientes problemas de ingobernabilidad que se han registrado en los Estados de Guerrero y el de México, agregados a los que se han observado tiempo atrás en otras entidades, están perfilando a México en su conjunto como un Estado Fallido, en el cual la vigencia de las leyes y el respeto a los derechos humanos son inexistentes.

En Guerrero, el pasado 26 de septiembre policías municipales de Iguala dispararon a estudiantes normalistas de Ayotzinapa matando a seis personas, dejando heridas a 17 y desparecidas a 57; los estudiantes de esa Normal habían protagonizado enfrentamientos con la policía en el pasado reciente. En septiembre se habían apoderado de tres autobuses en una terminal en los que pretendían llegar al centro de la ciudad para protestar. En este entorno, ya aparecieron 14 normalistas y se encontraron 28 cadáveres en fosas clandestinas que se suponen son de los estudiantes.

La respuesta desproporcionada de la policía municipal de Iguala fue por orden de su Presidente Municipal “para dar un escarmiento a los normalistas” el edil renunció inmediatamente “para no entorpecer las investigaciones”, en el presente está prófugo en virtud de que está siendo investigado por sus ligas con el crimen organizado. Si bien los normalistas han sido manipulados por fuerzas políticas, y quizá, por la delincuencia, “para calentar la plaza”, y constantemente han tenido actitudes vandálicas”, nada justifica su represión y asesinato. El gobernador de Guerrero, que alcanzó la gubernatura a través de una coalición entre el PRD y el Pan, admitió que en su entidad hay debilidad en materia de seguridad debido a que no hay suficientes elementos policiacos en los municipios y pidió apoyo de la recientemente creada Gendarmería (Federal), lo cual no resolverá de inmediato la situación de terror que vive Guerrero en detrimento de la economía local y de la propia imagen del país.

Los días del Gobernador de Guerrero están contados por su incapacidad para restablecer la tranquilidad en su Estado. Los normalistas siguen causando problemas; 700 estudiantes de Ayotzinapa bloquearon nuevamente la Autopista del Sol para exigir la presentación con vida de sus compañeros dejando pasar a los conductores que pagan una cuota; asimismo, el fin de semana pasado se manifestaron violentamente contra la casa de gobierno en Chilpancingo, donde lanzaron bombas molotov y piedras, y volcaron un auto. Por otra parte, seis personas fueron asesinadas en las últimas 24 horas en Acapulco y dos cadáveres fueron encontrados sobre la carretera Chilpancingo-Iguala.

En la próxima Crónica comentaré sobre el enfrentamiento entre delincuentes y el Ejército en Tlatlaya, Estado de México, en donde fueron ajusticiadas 22 personas. La violencia que se generaliza en México da la impresión de que los habitantes del país viven en un ambiente similar al que se experimenta en el Medio Oriente; de manera que las reformas estructurales aprobadas recientemente pueden tener una efectividad relativa.

 

 

 

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León Opalin Chmielniska: De nacionalidad mexicana, estudió Economía en el ITAM, logrando además una maestría en la Universidad Hebrea de Jerusalem y diplomados en el Instituto Español de Turismo así como en el Británico. También ha realizado estudios sobre comercio internacional en Holanda. Pertenece y es reconocido por varios institutos y universidades importantes de México y el extranjero y su incursión en las letras inició en temas económicos y finanzas en el periódico Financiero y la revista ANIERM. Por muchos años ha sido colaborador de "Foro" y asesor de varias compañías. Sobre las materias que domina, sigue dando conferencias en planteles y universidades.