ENLACE JUDÍO MÉXICO
En Rosh Hshaná comemos manzanas con miel para tener un buen año. Pero ¿por qué justamente manzanas con miel y no otra cosa dulce? Hay un a diferencia entre la dulzura de la manzana y la dulzura de la miel. La manzana es una fruta dulce que crece en un árbol. La miel viene de una abeja; un insecto que ni siquiera es comestible. De todas formas la miel que produce es dulce. En realidad es todavía más dulce que la manzana.
De la misma forma en la vida tenemos dos tipos de dulzura: momentos de alegrías familiares, éxito laboral, triunfos personales y relaciones armoniosas. Estos son los momentos de la dulzura de la manzana. Pero también tenemos momentos de otro tipo de dulzura, cuando las cosas no resultan de la forma prevista, cuando nos golpea una tragedia, cuando nos enfrentamos con desafíos, cuando vivimos situaciones que parecen amargas e insuperables, como una picada de abeja. Y logramos salir de ellas, resolverlas, superarlas. Entonces nos fortalecemos.
Por eso comemos manzana con miel el primer día del año. Nos deseamos unos a los otros que este año traiga dulzura como la manzana y dulzura de lo malo superado, la dulzura de la miel del mismo animal que podría causarnos dolor.
Una reflexión: La abeja, como todos los demás insectos, no es kosher, pero su miel si lo es. Esta es una situación muy especial, porque, en principio, “lo que viene de un animal no kosher, no es kosher”.
Las abejas producen la miel recolectando el néctar de las flores (kosher como todo producto vegetal) y almacenándola en sus cuerpos en un estómago especial, llamado bolsa de miel. Tienen además un segundo estómago donde digieren el alimento que consumen. Si la abeja siente hambre cuando vuela, transfiere un poco de néctar desde la bolsa de miel al estómago y lo usa como alimento. Cuando la bolsa de la miel está llena, la abeja retorna a la colmena y las abejas obreras retiran el néctar con sus lenguas y lo airean, dejando que algo de agua se evapore en el proceso, depositando luego el remanente en una celda de la colmena, donde es almacenado. Vemos así que la miel nunca llega a formar parte del metabolismo de la abeja.
La miel ha sido el alimento natural que ha endulzado las vidas de los hombres desde tiempos remotos… cientos de historias se tejen a su alrededor, culturas y religiones la incluyen en sus prácticas. Así, por ejemplo, éste dorado líquido aparece consignado en las memorias y hallazgos de:
Los egipcios. En sus jeroglíficos, de unos 6.000 años de antigüedad, se veían representaciones de abejas y de sus desplazamientos a lo largo del Nilo. Usaban barcos, con colmenas de barro en su interior; efectuando ya una apicultura trashumante.
Los egipcios conservaban los cadáveres dentro de miel y la utilizaban, según describe el documento más antiguo de su medicina, el papiro de Ebers (1.500 a.e.c) para curar heridas, enfermedades gástricas, intestinales, renales, de los ojos, etc. Lo empleaban en forma de emplastos, compresas, infusiones, píldoras, etc. Era, además, uno de los ingredientes de sus cremas de belleza y la servían como ofrenda en sus ceremonias religiosos.
Mesopotamia. De los médicos asirios tenemos constancia en sus manuscritos, que hacían uso de la miel en ginecología, en afecciones oculares y en ungüentos para masajes. Asiria era conocida con el nombre de «país de la miel y del olivo». En Nímrud, los arqueólogos descubrieron un bajo relieve con la representación de Assov, D-os alado de las cosechas y de la polinización en la antigua Asi¬ría, llevando en su mano izquierda una cesta llena de polen de datilera.
Gracia. En la Grecia antigua, como remedio básico, se comía miel y uvas. Pitágoras se alimentaba exclusivamente de vegetales y miel. En sus tratados médicos le atribuía numerosas propiedades curativas. Hipócrates (siglo V a.e.c.) empleaba la miel, frotándola, en multitud de enfermedades y creía que tenía el poder de alargar la vida. Incluso el filósofo Aristóteles (siglo IV a.e.c.) llamado «Sol de la apicultura antigua», estaba convencido de su poder sobre el organismo humano, y aconsejaba, entre otros remedios, miel blanca para las enfermedades de los ojos y en el tratamiento de llagas. Dioscórides preconizaba su poder en el caso de problemas intestinales, fístulas, llagas, quemaduras y heridas. Los atletas griegos la usaban como alimento energético y, además, la tomaban disuelta en agua para recuperar sus fuerzas.
Roma. Plinio el Viejo, en su Historia Natural, la califica de «medicamento con propiedades benditas para los ojos, las llagas y partes internas», y aconseja su aplicación en el tratamiento de fistulas y heridas. Claudio Galeno (siglo 1 e.c.) la indica como parte indispensable de muchas de sus fórmulas magistrales, incluso en casos de envenenamiento.
En el islam. En el Corán, en el paraíso musulmán se ofrecen (…) ríos de agua incorruptible, ríos de miel y de vino purificado (…) Mahoma (570-632), la indicaba además como uno de los mejores remedios generales. Avícena (980-1037), en sus «Cánones de la Medicina», describe decenas de remedios a base de cera y miel. En una de sus recetas le atribuye poder paro contribuir a la eterna juventud.
Rusia. En los más antiguos manuscritos medicinales rusos se destacan las propiedades medicinales de la miel, y existe una canción épica que relata como uno de sus héroes, Ilyá Múromets, fue salvado de su parálisis tomando una bebida o base de este valorado producto.
Uso de la miel en nuestros días.
Mucho hemos aprendido de las culturas antiguas de los sabios que han transmitido su saber durante siglos, hasta nuestra época.
Aprendamos sus consejos y apliquemoslo a nuestra vida actual
-Tomar una cucharadita de miel de abejas en el desayuno nos proporciona y beneficia con mas energía para nuestras actividades físicas diarias.
– Miel de abeja con limón alivia las molestias de la garganta, a calmar la tos y bajar la fiebre.
– Ayuda a las personas que sufren de ulceras gástricas, solo tomate una cucharadita de miel en ayunas y no consumas alimentos por al menos una hora.
– La miel de abeja te ayuda a mantenerte alejado de infecciones debido a sus propiedades antisépticas.
-Las heridas y quemaduras también se curan con miel de abejas, ya que sus propiedades antisépticas y cicatrizantes ayudan a evitar infecciones y benefician con la aceleración la cicatrización de la piel.
-La miel de abeja es un alimento prebiótico, que contiene oligosacáridos propios que aumentan la población de la flora bacteriana de forma natural, mejorando la salud digestiva y del sistema inmunológico.
La miel es importante, es especial para la humanidad misma, para la mesa, para la salud, para el espíritu.
Enlace Judío les desea: “Que este año que empieza sea muy feliz: que la miel cubra lo que nos suceda y su dulzura nos permita saber con certeza que lo que tenemos es lo que necesitamos”.
Fuente: Revista Salomon, Ella Sabe de Salud
#RoshHashaná
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