KHALED ABU TOAMEH
Hamas, Fatah y otros grupos palestinos utilizan a niños del Este de Jerusalem y Cisjordania en lo que aparenta ser una nueva Intifada contra Israel.
Casi la mitad de los palestinos detenidos por la policía de Jerusalem estos últimos meses son menores. Algunos incluso son de nueve años.
Estos niños son enviados para arrojar piedras, bombas incendiarias y pirotecnia contra policías, soldados de las FDI, civiles israelíes y vehículos, incluyendo autobuses y el tren ligero de Jerusalem.
La explotación de niños en la lucha contra Israel ha atraído poca atención de la comunidad internacional y los medios de comunicación. Los grupos de derechos humanos y las Naciones Unidas han elegido cerrar los ojos ante este abuso.
En lugar de condenar a aquellos que explotan a los niños y los envían a enfrentarse contra policías y soldados, estos grupos e instituciones denuncian a Israel por atacar a menores.
La mayoría de los ataques ocurren tras sus estudios, a fin de no privarlos de educación. Desafortunadamente, algunos de los menores palestinos mueren o resultan heridos en choques contra las fuerzas de seguridad israelíes.
Orwa Hammad, un niño palestino americano de 14 años originario de la aldea de Silwad cerca de Ramala, murió la semana pasada por disparos de soldados del ejercito israelí. Las FDI informaron que el menor fue descubierto preparándose para arrojar un explosivo contra vehículos israelíes.
Previamente, Bahaa Bader, de 13 años fue disparado por soldados israelíes en Beit Likya, también cerca de Ramala. Una vocera de las FDI informó que los soldados respondieron con fuego cuando los residentes arrojaron explosivos mientras las fuerzas salían de la aldea.
El mes pasado, Mohammed Sinokort de 16 años residente del barrio Wadi al-Joz de Jerusalem murió mientras arrojaba piedras.
Esta no es la primera vez que los palestinos utilizan a niños en su lucha contra Israel. Durante la primera Intifada que estalló en 1987, niños y mujeres se encontraban al frente de los disturbios contra soldados.
Esta estrategia funciona bien para Hamas y Fatah. En última instancia, siempre pueden acusar a Israel por ¨atacar deliberadamente¨ a mujeres y niños palestinos – un argumento que los medios occidentales apoyan sin hacer preguntas.
Los grupos palestinos saben que los niños que son enviados a enfrentar a soldados y policías israelíes no tendrán que rendir cuentas.
La mayoría de los menores que arrojan piedras o explosivos contra israelíes provienen de familias con bajos recursos, carecen de buena educación, medios económicos y sociales. Sin embargo, muchos de ellos vienen de familias de clase media y no radican en campos de refugiados.
Estos niños son victimas de una campaña de adoctrinamiento e incitación librada por varios grupos palestinos como Hamas y Fatah. Es una guerra conducida en los medios de comunicación, las mezquitas, instituciones educativas y la ardiente retórica de líderes y activistas.
Resulta aún más preocupante que los grupos palestinos recompensan a las familias de los niños, contratan abogados y liquidan las multas impuestas por el tribunal israelí. Por consiguiente, las familias están menos motivados a que sus niños no arriesguen sus vidas.
Algunos reportes indican que activistas de Hamas y Fatah en Jerusalem suelen pagar a niños pequeñas cantidades de dinero por arrojar piedras y explosivos contra israelíes y bloquear las calles en barrios árabes.
Hace un buen tiempo que Hamas y Fatah descubrieron que la presencia de los niños son la herramienta más efectiva en la lucha contra Israel – particularmente debido al daño que ésta provoca a Israel en el tribunal internacional de la opinión pública.
Hasta ahora, parece ser que los grupos palestinos han tenido éxito en su esfuerzo por pintar a Israel como un país que ataca a menores palestinos deliberadamente, cuyo único crimen ha sido ¨resistirse a la ocupación¨.
Vestir a niños con uniformes militares y permitirles llevar rifles y pistolas durante manifestaciones en Cisjordania y la Franja de Gaza es una manera de motivarlos a poner su vida en peligro. Pero claro que Hamas, Fatah y otras facciones palestinas no ven nada malo en esto.
Activistas adultos que estimulan y envían a niños para formar parte de la violencia deben rendir cuentas de sus actos, no sólo ante las autoridades israelíes, sino ante su propio pueblo y las organizaciones internacionales de derechos humanos. Si estos adultos desean una Intifida, deben ser los primeros en salir y enfrentarse a policías y soldados israelíes.
Ha llegado el momento de que la comunidad internacional y los medios de comunicación tomen conciencia de su conducta perturbadora y demanden que los grupos palestinos dejen de esconderse tras los niños.
Traducción: Esti Peled.
Fuente: Gatestone Institute.
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