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“Me preocupa que manifestaciones antisemitas muy claras, como -por ejemplo- las que protagoniza un integrante de la tropa oficialista como Luis D’Elia, en ningún momento sean amonestadas por el gobierno de la Argentina; es decir que son indirectamente aceptadas”, denunció el escritor Marcos Aguinis en diálogo exclusivo con la Agencia Judía de Noticias (AJN) a días del lanzamiento de “Sabra. Solo contra un imperio”, que escribió “a cuatro manos” con Gustavo Perednik y “a partir del 1º de noviembre estará en las librerías”.
En la misma línea, “estoy muy preocupado porque el gobierno argentino -a través del canciller (Héctor Timerman)- no solo firmó ese nefasto pacto con Irán (en paralelo a la investigación del atentado a la AMIA) con alguien (por el entonces presidente Mahmoud Ahmadinejad) que negaba el Holocausto y lo hizo el día de (internacional de su conmemoración), doblemente indigno, sino que ha decidido aliarse con Venezuela, que es el Estado más antisemita de América Latina, y prácticamente seguir sus directivas en materia de política exterior; esto es horrible y da lugar a que se estimule el sentimiento antisemita en el país”, prosiguió.
Palestinos.
Por otra parte y a modo de aproximación al contenido de su nueva obra, en la entrevista con AJN el escritor se mostró “cada vez más convencido de algo muy terrible, probablemente escandaloso: todo el tema palestino es una suerte de invento para destruir a Israel porque ellos no quisieron la independencia cuando estaban los imperios otomano e inglés, lucharon a favor de los británicos, se opusieron a la ‘Partición de Palestina’ que les daba un Estado árabe mucho más grande que el que pretenden en este momento y empezaron a expulsar a los judíos con el propósito de echarlos a todos al mar (Mediterráneo) y hacer una nueva Shoá”.
“El problema es muy viejo y cuando Cisjordania fue ocupada por Jordania no hubo rebeliones y protestas durante veinte años, y tampoco por la ocupación de (la Franja de) Gaza por parte de Egipto; sin embargo, cuando Israel ganó la guerra surgió la reivindicación, cuyo propósito fundamental es que desaparezca” el Estado judío, continuó.
“Recuerdo que cuando escribía mi primera novela, ‘Refugiados. Crónica de un palestino’, y me estaba documentando, vine a Buenos Aires -vivía en Río Cuarto, provincia de Córdoba-, fui a la embajada de la Liga Árabe a pedir material y me encontré con grandes mapas de Medio Oriente donde Israel estaba pintado con las palabras ‘Palestina ocupada’, pero Cisjordania decía ‘Jordania’ y Gaza, ‘Egipto’”, contó Aguinis.
“Ahí está la gran distorsión, que pretendemos esclarecer con esta novela, demostrando que los verdaderos pioneros que han logrado la resucitación del país han sido los judíos y que la población árabe de Palestina creció justamente porque en la zona donde había colonias judías había producción agrícola y se podía comer”, argumentó.
“Muchos árabes de Siria y Egipto fueron a vivir a Palestina por causa del hambre, o sea que la Palestina árabe creció gracias a la presencia judía”, concluyó el coautor de “Sabra. Solo contra un imperio”.
De todos modos, Aguinis es consciente de que “desgraciadamente hay intereses, distorsiones e ideologías que no son vencidos por un solo libro” porque “el prejuicio antisemita es feroz”.
“Por ejemplo, cuando era la guerra de Gaza, diariamente la prensa hablaba de cuántos civiles y niños murieron y pregunto por qué no dicen cuántos mueren ahora que los Estados Unidos bombardea al ISIS; esa discriminación es el antisemitismo en su más cruda y nefasta expresión”, criticó.
Fundamentalismo.
“Aplaudo la disposición del Papa” de impulsar la paz, así como “hay muchos clérigos musulmanes que están escandalizados con el ISIS”, a quienes “habría que estimular para que hablen con claridad” porque “si, por ejemplo, dijeran que alguien que asesina o se suicida asesinando gente va al infierno y no al paraíso, posiblemente no habría más ‘mártires’ ni madres idiotas y enloquecidas que elogien a sus hijos que se suiciden matando a inocentes”, se esperanzó el escritor en diálogo con AJN.
“Cuando los teólogos musulmanes y los imanes prediquen esto, habrá un gran cambio en el mundo” porque “las propuestas de paz no logran convencer a quienes están decididos a hacer la guerra”, insistió.
“Aquí nos encontramos con un movimiento, una tendencia o una ideología que usa una religión como el islam para estimular el odio y hacer la guerra, y lamento tener que compararlo con el nazismo, pero éste creció gracias al odio: se alimentaba de él, exacerbaba a la gente, y por eso el 95 por ciento del pueblo alemán, que era el más culto de Europa, se volvió nazi”, subrayó Aguinis.
“En estos momentos, los fanáticos de la Yihad excitan a la gente con el odio a los judíos, no buscan una solución; por lo tanto, las medidas que se tomen para buscar la paz exigiendo que Israel haga concesiones son ingenuas y equivocadas”, aseguró.
“Siempre se le exige a Israel que haga concesiones, y las hace; ahora, pregunto: ¿alguien puede mencionarme una sola exigencia que se les haya formulado a los palestinos? Por lo menos que no hagan propaganda contra los judíos e Israel…”, inquirió el coautor de “Sabra. Solo contra un imperio”.
“Nada, y mientras no se les exija a los palestinos, los árabes y los fundamentalistas que muestren que están decididos a hacer la paz, no puede haberla paz; ¡no se le puede exigir paz a una sola parte, que justamente es aquella que la quiere!”, se quejó.
Libro.
“Sabra. Solo contra un imperio” fue “escrito con gran placer y muchas exigencias”, la primera de las cuales era hacerlo “a cuatro manos con Gustavo Perednik” y la segunda, “realizar una investigación histórica muy profunda y vasta porque describe una época anterior a la Primera Guerra Mundial cuando todo Medio Oriente -Israel, Jordania, Siria…- era territorio del imperio otomano”, relató Aguinis a AJN.
Por entonces, “los pioneros judíos empezaron a construir un país desde la piedra, la arena y los pantanos, o sea que hubo un trabajo admirable: en vez de usar el resentimiento, el odio y la guerra, se pusieron a trabajar y lo hicieron florecer”, añadió.
“Allí aparece un muchacho muy inteligente y seductor que se llama Absalom Feinberg, que es el protagonista central de la novela y es becado para ir a la París de la belle èpoque, donde establece relaciones notables con Jacques Maritain, Henri Bergson y otras grandes figuras, tiene varios romances, comienza a organizar grupos para rebelarse contra el imperio otomano y lograr la independencia del Estado judío y está entre los jóvenes que reciben a Teodoro Herzl cuando hace su viaje a Israel, poco antes de morir”, resumió el escritor.
“La novela tiene partes muy conmovedoras, pero fundamentalmente un esclarecimiento histórico decisivo ahora que se distorsionan tanto los hechos”, destacó.
“Perednik se había enterado de la historia del ‘primer sabra’, el primer chico que nace de los pioneros judíos que llegaron a Israel a fines del siglo XIX y tiene una mentalidad distinta al judío del ghetto, sometido, oscuro, cobarde, débil, vencido; al contrario, es sabra: lleno de sol, espinoso por fuera y dulce por dentro”, lo describió Aguinis.
“Escribí libros con monseñor (Justo) Laguna, pero era diferente porque era un diálogo que se grababa y luego se editaba”; en cambio, hacerlo “a cuatro manos” fue “una experiencia nueva porque era buscar información, escribir un texto, mandárselo al otro, que lo corregía y lo devolvía”, y así sucesivamente, finalizó.
Fuente:itongadol.com
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