El tratado fundacional del juego moderno lo escribió en 1495 un judío de Segorbe en lengua catalana| Francesch Vicent estructuró las normas actuales, con la aparición de la figura de la reina | Montserrat tuvo uno de los incunables, pero la última pista se pierde en 1913.
¿Quién posee un ejemplar del libro fundacional del ajedrez moderno? Ofrecen dieciocho mil euros sólo por localizarlo, porque se ha convertido en el santo grial del ajedrez, una obra que marca un antes y un después en la historia ajedrecística. Y estaba escrito en catalán.
Hacia 1495, un valenciano de Segorbe, Francesch Vicent, judío por más señas, recopiló y publicó por primera vez las normas consideradas modernas del ajedrez. Y lo hizo en catalán: Llibre dels jochs partitis dels scachs en nombre de 100. Una joya, un incunable del que se ha perdido la pista pero que se ha podido seguir hasta la Biblioteca de Montserrat, donde se conservó un ejemplar al menos hasta inicios del siglo XIX. Luego, el misterio. La importancia del texto reside en que por primera vez se establecen las reglas del ajedrez de nuestros días, prácticamente las mismas con las que el noruego Carlsen y el indio Anand están disputando el título de campeón mundial.
Para entender la extraordinaria importancia de este incunable hay que resumir brevemente la historia del ajedrez. El juego empieza a estructurarse de forma similar a la actual en la India. Se llamaba chaturanga y enfrentaba a cuatro ejércitos en un tablero de 64 casillas. Posteriormente se reduce la batalla a dos bandos y el juego llega hasta Persia, donde obtiene un gran reconocimiento y nacen expresiones como jaque mate (“el rey está atrapado”).
En ese momento se trata de un juego inacabable, con partidas larguísimas. El ajedrez llega a Occidente a través de la península Ibérica, por mediación de los musulmanes, pero con rapidez obtiene gran aceptación también en las comunidades cristiana y judía. En el siglo XI se consolida en las élites intelectuales, por su combinación de estrategia y matemática. De la pareja de rey y visir de sus orígenes se pasa a la combinación de rey y alférez. Luego, a mediados del siglo XV, en un momento de máximo esplendor y prestigio de Valencia, el ajedrez prosigue su expansión y en 1475 tres estudiosos judíos valencianos, Vinyoles, Castellví y Fenollar, publican un poema alegórico, Scachs d’amor, donde por primera vez se habla de la figura de la reina, toda una revolución por tratarse de un figura femenina en un entorno militar.
Las reglas antiguas sufren una revolución al conceder a la reina el poder de todos los movimientos salvo el del caballo, al establecer el traslado por diagonales de los alfiles, al permitir el arranque en doble casilla de los peones y, otro aspecto revolucionario y polémico, al permitir que un simple peón pueda ser coronado si alcanza la última casilla. El último ejemplar de Scachs d’amor se pierde en la Guerra Civil española, pero aún se conserva una copia fotográfica en la Biblioteca de Catalunya, una auténtica joya.
Veinte años más tarde, en 1495, es cuando Francesch Vicent publica su famosa obra con las normas correctamente establecidas, acompañadas de un centenar de problemas. Se calcula que se realizaron unas 300 copias de este tratado fundacional del ajedrez moderno, pero lamentablemente no se conserva ninguna. Vicent tuvo que huir de Valencia con la expulsión de los judíos y halló refugio en la corte papal de los Borgia, donde se convirtió en el maestro de ajedrez predilecto. El último paradero conocido del libro fue Montserrat, pero en 1811, durante la guerra de la Independencia, los monjes tuvieron que proteger los incunables de la colección y los escondieron en las cuevas. De los 155 registrados sólo regresaron 40 y entre estos ya no estaba el Llibre dels jochs.
La pista reaparece en 1913, cuando se cree que el más famoso librero de viejo de Barcelona, Salvador Babra, habría vendido un ejemplar a un rico coleccionista norteamericano. Pero nunca se ha podido confirmar si fue así realmente y quién lo adquirió.
Toda esta apasionante historia es el hilo conductor de La dama dels escacs. Nascuda a València, reina a tot el món, el detallista documental con guión y dirección de Agustí Mezquida que se estrena este viernes en los cines de Barcelona. Los trabajos de destacados investigadores como José Antonio Garzón y Ricardo Calvo han guiado a Mezquida. “Hemos buscado este santo grial por todas partes, incluso en los fondos de un reputado coleccionista de Cleveland”, explica. “Sin suerte, pero no descarto que acabe apareciendo una copia”. Hay 18.000 euros en danza para quien aporte una pista fiable.
Fuente: La Vanguardia
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