IOSEF NEIRA
Resulta curioso, por decir lo menos, que la Asamblea General de las Naciones Unidas haya aprobado una resolución impulsada por nuestro vecino Egipto y aprobada por una amplia mayoría de países árabes, instando a Israel a renunciar a su posesión de armas nucleares y a poner sus instalaciones atómicas bajo el monitoreo de los organismos internacionales.
Digo resulta curioso, cuando escuelas administradas por la UNRWA, organismo perteneciente a la ONU, fueron usadas para almacenar y disparar misiles desde Gaza contra las ciudades israelíes en la última confrontación entre Israel y Hamas.
En Israel conocemos muy bien la frase “sabemos que los árabes quieren destruirnos, pero no podemos entender que esperen que además cooperemos en su intento”.
Sumemos a esto el hecho de que se pretende obligar a Israel a aceptar la creación de un nuevo estado árabe, a todas luces hostil a la convivencia con un estado judío, declarado públicamente a quien quiera escucharlo.
Los analistas internacionales se preguntan dos cosas:
¿Por qué se niega Israel a que Irán posea armas nucleares sí aparentemente Israel si las tiene?
¿Por qué se opone a reconocer un estado árabe (“palestino”) si ellos fueron reconocidos en forma similar?
Para entender estas aparentes incongruencias debemos analizar en primera instancia las características del mundo en que hoy vivimos.
MORALIDAD RELATIVA.
Cuando usted acude al colegio de su hijo, indignado porque un compañero agredió al suyo, pero lo felicita cuando es el suyo quien agredió a otro compañero, usted tiene doble moral. Cuando reclama las faltas contra los jugadores de su equipo, pero hace vista gorda cuando las faltas las comenten los jugadores de su equipo, usted tiene doble moral. Cuando condena las 2.000 muertes en Gaza, pero calla ante las 200.000 ocurridas en Siria, por nombrar un caso, usted tiene doble moral. Cuando protesta por la alta cantidad de civiles muertos en Gaza, pero calla cuando el 96% de las víctimas de los drones americanos en Iraq son civiles, usted tiene doble moral. Cuando la doble moral es la norma, desgraciadamente obliga a desconfiar del buen juicio de nuestros vecinos en el mundo.
La República Islámica de Irán es una teocracia que ha hecho pública de todas las formas posibles su intención de destruir a Israel en cuanto tenga los medios. ¿A cuántos países ha intentado en toda su historia destruir Israel?
Cuando ese mundo doble moralista intenta forzar la creación de un nuevo estado árabe sin dar a Israel las condiciones mínimas para que no se convierta en otro enclave fundamentalista como lo es hoy Gaza, gobernado por un gobierno democráticamente elegido por los Gazatíes cuando contaban con plenas libertades para elegir su futuro y sin ningún tipo de bloqueo israelí, significa que sigue insistiendo en que nos pongamos voluntariamente la pistola en la cabeza.
Hacemos un llamado a todos aquellos pacifistas que se oponen a las armas como medio de mantener la seguridad, el orden y la paz, a instar a sus propios gobiernos a eliminar sus propios ejércitos, sus cuerpos de policía y eliminar rejas y cerraduras de sus propias casas… cuando los veamos predicando con su propio ejemplo, sabremos que no estamos tratando con esos conocidos y descarados doble moralistas, y les reconoceremos autoridad moral para opinar al respecto.
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