MANUEL HERNÁNDEZ PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
De la infancia de Moisés sabemos muy poco. De hecho, el relato bíblico es muy escueto sobre este tema, y sólo los eventos más fortuitos fueron recopilados por la Torah, específicamente en el libro de Shemot (Éxodo).
Para obtener mayores datos de la vida de Moisés se recurre a la literatura rabínica. Aquí les traemos los principales relatos sobre su niñez, con base en las Hagadot (narraciones) del Talmud.
El mérito de Amram
Amram se casó con Yojeved bat Levi, la cual fue una gran mujer justa. Tuvieron un hija a la cual nombraron Miriam (que viene de la palabra hebrea “mar”: amargura) por causa de los días amargos que los judíos vivían en esa época; luego tuvieron un hijo al cual llamaron Aharon, que nació en el mismo tiempo cuando el faraón decretó echar a los niños hebreos al rio. Amram se divorció de su mujer para no procrear otro hijo y que este fuese muerto por el decreto del faraón. Como Amram era uno de los grandes hombres justos, los demás hebreos imitaron sus acciones y se separaron de sus mujeres.
Miriam tuvo un sueño, en el cual se le decía que su padre tendría un hijo que sería echado al agua, pero sería rescatado y luego salvaría al pueblo de Israel. Miriam, con tal de que esta profecía se hiciera realidad, le dijo a su padre: “cuando te separaste de tu mujer, decretaste un juicio más severo sobre Israel que el juicio del faraón, ya que el faraón decretó la muerte de los varones, pero tú has decretado la muerte de varones y mujeres”. Amram volvió a tomar a Yojeved por esposa, y de la misma forma los demás hijos de Israel volvieron a tomar a sus esposas y procrearon; de esta forma Amram tuvo el mérito de ser padre de Moisés.
El Nacimiento de Moisés
Antes del nacimiento de Moisés, los magos dijeron al faraón que habían visto en las estrellas que el salvador de Israel estaba por nacer, y por tal razón debería ordenar que todo niño varón fuera tirado al rio, ya sea que este naciera de judía o de egipcia, y para que nadie pudiera esconder a los recién nacidos mandó poner guardias a lado de la casa de las mujeres encintas.
Moisés nació tres meses antes de lo previsto, para que su madre pudiera esconderlo en casa. Cuando Moisés nació una luz inundó su casa con la intensidad de la luz del sol. Amram le dijo a su hija Miriam: “bienaventurada eres, mi hija, que tu profecía se ha cumplido”.
El mérito de la Hija del Faraón.
Después de tres meses, los guardias vinieron a casa de Amram para ver si su esposa ya había dado a luz. Yojeved temió por la vida de su hijo, por lo cual construyó una canasta y la recubrió por fuera para que las aguas no penetraran. Puso la canasta con Moisés adentro sobre las aguas del rio, y en ese mismo momento descendieron ángeles del cielo e imploraron por la vida de Moisés. Dios tomó en cuenta sus ruegos y envió un calor insoportable sobre todo Egipto, para que estos salieran al rio a bañarse y de esta forma la hija de Faraón encontrara a Moisés.
Un ángel acompañaba a Moisés en la canasta, y cuando se acercó la hija de faraón, el ángel golpeo a Moisés para que este llorara y así llamara su atención. La hija del faraón se acercó y vio al niño, y supo que era de los hijos de los hebreos, los cuales estaban destinados a morir, pero tuvo misericordia de Moisés. La hija del faraón estaba enferma de lepra; cuando tocó la canasta y la soltó, ocurrió que se había curado todo su cuerpo y se alegró en gran manera. Por haber tenido misericordia de Moisés, la hija del faraón tuvo el mérito de llamarse Batyah, es decir Hija de Dios. Cuando Dios envió las plagas a Egipto, ninguna plaga la daño, y también tuvo el mérito del mundo venidero.
Moisés es puesto a prueba por el faraón.
Un día Moisés, siendo aún pequeño, quitó de la cabeza del faraón la corona y la puso sobre sí mismo. Los magos del faraón interpretaron esto como un mal augurio, y sabiendo que Moisés era un niño prodigioso, aconsejaron al faraón en contra de Moisés. Para discernir si le había quitado la corona con malicia o con inocencia, le aconsejaron a faraón poner delante de Moisés una piedra preciosa de un lado y brasas en el otro. Cuando Moisés quiso tomar la piedra preciosa, el ángel desvió su mano hacia las brasas, y al tocarlas se quemó y por instinto metió su mano dentro de su boca, por lo cual se hirió tanto la mano como la boca y la lengua. Por esta causa Moisés era “pesado de boca y lengua” (le costaba trabajo hablar). Así fue como Moisés se salvó de la muerte.
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