Programa de Pensión Alimenticia para Adultos Mayores.
Al final de noviembre pasado el gobierno del Distrito Federal renovó la tarjeta de pensión alimenticia que otorga a las personas de la tercera edad, (a partir de los 68 años); este apoyo iniciado en diciembre del 2003 por la administración del PRD, representa un derecho para los habitantes de la tercera edad de la Ciudad de México para recibir mensualmente una cantidad de dinero, que en el presente asciende a aproximadamente mil pesos, para cubrir sus necesidades alimenticias básicas y medicamentos, principalmente. Los beneficiarios de este programa, a través de una tarjeta de débito, pueden adquirir mercancías en múltiples autoservicios y otros establecimientos comerciales de la Ciudad; no obstante que el monto es limitado, para un gran número de beneficiarios, que en el presente suman cerca de medio millón, significa el único ingreso que perciben para su manutención. De acuerdo a las autoridades de la Ciudad es el único programa vigente de este tipo en Latinoamérica.
Otros apoyos que los adultos mayores reciben por medio del programa son la exención del pago en el Sistema de Transporte Eléctrico y en el Metro; testamento a bajo costo; trámites gratuitos para la defensa de sus derechos humanos: abandono, maltrato, apoyo sicológico, ayuda en caso de extravío; servicios médicos domiciliarios, entre otros.
A mí me correspondió el cambio de la tarjeta en el Salón Foro, junto al Metro Taxqueña, con varios cientos de beneficiarios a quienes nos brindaron un espectáculo musical y explicaciones sobre los avances del Programa. Quien por incapacidad física o enfermedad no pudieron ir a la entrega de las tarjetas, estas les serán llevadas posteriormente a su domicilio.
El evento estuvo muy bien organizado y el trato del personal a los adultos mayores fue muy caluroso. Como en la primera ocasión, cuando me fue entregada la tarjeta en otro acto masivo en el Auditorio Nacional, predominó la concurrencia de beneficiarios de clase media que llegaron al Auditorio en automóviles; me da la impresión que el programa, con interés políticos (votos para el PRD), no necesariamente beneficia a los adultos mayores más necesitados; sin embargo, al final de cuentas es un programa con buenas intenciones de ayuda social.
La Casa del Académico de la UNAM.
Pasando a otro tema, en varias ocasiones he comentado cómo en nuestra moderna sociedad se pierden tradiciones que durante mucho tiempo han sido aglutinadoras de los pueblos; en este sentido, la música tradicional mexicana y la popular han perdido vigencia y son substituidas cada vez más por música comercial, generalmente sin contenidos valiosos. He buscado recuperar nuestra música asistiendo a diferentes espectáculos, generalmente en el Sur de la Ciudad de México, en donde se concentra la mayor oferta cultural de la misma, y quizá del país.
En este contexto, hace tres semanas, Clemente, un amigo del Club Deportivo que frecuento, me invitó a la Casa del Académico de la UNAM; conformada por varios salones-comedores en torno a un gran jardín con paredes de roca volcánica, derivada de las erupciones del volcán Xitle en las Faldas del Ajusto. El establecimiento está cerca del Estadio Olímpico de la Ciudad Universitaria y es propiedad del Sindicato de la UNAM, es frecuentado por profesores activos y jubilados de esa institución; el ambiente es agradable y el menú que sirven sabroso y a precios módicos. Fuimos un jueves cuando toca un pequeño grupo de músicos (seis), integrado por un guitarrista (el director), un bongo, un flautista, un baterista, un cornetista y el teclado. Interpretan magistralmente música tropical, boleros, sones y valses cubanos; no había canción que les pedimos que no conocieran. Tocan de 2 P.M. a 5 P.M., después, de las 7 P.M a 10 P.M. , lo hacen en la colonia Roma en uno de los “antros” que han surgido por ese rumbo.
La Virgen de Guadalupe.
Una tradición que sigue viva en México es la celebración del día de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre de cada año, a ese evento concurren millones de peregrinos a venerarla en la Basílica de Guadalupe, el gobierno de la Ciudad de México estima que este año concurrieron a ese santuario 7 millones de feligreses; los peregrinos provienen de todos los estados de la República y de Centro América, principalmente, en menor proporción de varias ciudades de EUA, especialmente de Houston, Chicago, Los Ángeles y Nueva York. La Basílica de Guadalupe es el “lugar sagrado” más visitado en el mundo.
La televisión presentó el “torrente” de visitantes que llegaron a la Basílica, muchos de ellos hicieron largos recorridos a pie, otros llegaron hincados hasta el altar o en sillas de ruedas; la mayoría de la gente proviene de poblaciones agrícolas o semiurbanas y de barriadas populares de un gran número de ciudades de todos tamaños. El denominador común de los peregrinos es el fervor que tienen “a la madre de los mexicanos” por favores que han recibido de ella. Muchos de los visitantes destacan por sus rasgos indígenas, empero, a diferencia del pasado, ahora su vestimenta es moderna, y sobre todo muchos jóvenes usan aretes en las orejas y labios, y también destacan los que llevan tatuajes en diferentes partes de su cuerpo. El poeta Octavio Paz consideraba que la Virgen de Guadalupe era el consuelo de los pobres y el escudo de los oprimidos, conectaba a los dioses y a los seres humanos, a los astros y a las hormigas, al maíz y al maguey, conecta pasado y presente, no sólo a través de vínculos temporales, sino también espaciales.
Recuerdo que cuando tuve una fábrica de ropa en los sesentas del siglo pasado, había en ella un nicho para venerar a la Virgen de Guadalupe. El 12 de diciembre los obreros realizaban una misa para honrarla, venía un sacerdote que la oficiaba; después se llevaba a cabo una gran fiesta en la fábrica patrocinada por los trabajadores. Se servía mole, barbacoa, arroz y otros platillos y, por supuesto abundante bebida; un trío semiprofesional integrado por los propios trabajadores amenizaba “la pachanga”; en donde las parejas de bailarines mostraban sus habilidades rítmicas. El escritor mexicano de origen judío, José Gordon, (JG), menciona que no solo él, sino otros escritores judíos son guadalupanos; JG señala que la idea de una Virgen de la compasión, que tiene su mirada desde el mundo indígena además de sus colores, el manto lleno de estrellas, la piedad y ternura con la que abraza a los más desprotegidos, es algo que me movió desde muy pequeño.
JG menciona que cuando iba a la iglesia a acompañar a los amigos, “mi hermana y yo nos quedamos fascinados con esa imagen”. En este ámbito, a mí también me ha resultado fascinante la Virgen de Guadalupe; me sumo a los judíos Guadalupanos. Como judío, sin intensiones de fervor religioso por la Virgen de Guadalupe, poseo varios cuadros antiguos de ella; los tengo por su valor artístico y porque para mí representa parte de la cultura de México; espero que mis correligionarios ortodoxos o conservadores sean indulgentes conmigo y no me califiquen de idólatra.
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