La revista francesa PARIS MATCH realizó una entrevista al Presidente sirio.
Señor presidente, después de tres años de guerra, ¿cuál es la situación actualmente? ¿Deplora usted no haber manejado las cosas de otra manera al principio, cuando aparecieron los primeros signos de revuelta en marzo de 2011? ¿Se siente usted responsable?
–Desde los primeros días hubo mártires entre los miembros del Ejército y de la policía. Por lo tanto, ya en aquel momento estábamos enfrentando el terrorismo. Había manifestaciones pero no eran numerosas. Nuestra única opción era defender al pueblo en contra de los terroristas. No teníamos otra opción. No podemos decir que lo deploramos porque estábamos luchando contra el terrorismo desde los primeros días. Eso no quiere decir que no haya habido errores cometidos en la práctica. Siempre hay errores. Pero, hablemos también francamente: si Qatar no hubiera financiado desde el inicio a esos terroristas, si Turquía no les hubiera aportado apoyo logístico y si Occidente no les hubiera dado apoyo político, las cosas habrían sido diferentes. En Siria había problemas antes de la crisis, lo cual es normal, pero eso no quiere decir que haya que buscarle a lo sucedido un origen anterior.
Durante esta guerra, al Ejército de usted se le critica por haber utilizado masivamente la fuerza. ¿Por qué bombardear a los civiles?
–Cuando un terrorista le ataca a usted, ¿cree usted que puede defenderse con diálogo? El Ejército recurrió a las armas cuando la otra parte hizo uso de las armas. Nuestro objetivo nunca sería afectar a los civiles. ¿Cómo puede usted resistir durante cuatro años matando civiles, o sea a su propio pueblo, y combatir al mismo tiempo a los terroristas y los países hostiles que los apoyan, como los países del Golfo, Turquía y Occidente? Si no estuviésemos defendiendo a nuestro pueblo, seríamos incapaces de resistir. Por consiguiente, no es lógico decir que bombardeamos a los civiles.
Imágenes satelitales de Homs o de Hama muestran barrios arrasados. La ONU, organización de la que su propio país es miembro, habla de 190,000 muertos durante esta guerra. ¿Los habitantes de esos barrios eran todos terroristas?
–Primero que todo, habría que verificar las estadísticas de las Naciones Unidas. ¿Cuáles son sus fuentes? Las cifras que hoy circulan en el mundo, principalmente en los medios de prensa, son exageradas. Son falsas. Después, las imágenes de destrucción no son sólo de las fotos satelitales sino fotos tomadas en el terreno. Esa destrucción es real. Cuando los terroristas penetran en una región y logran ocuparla, el Ejército tiene que liberarla. Y se producen combates. Es por lo tanto normal que haya destrucción. En la mayoría de los casos, cuando los terroristas se instalan los civiles huyen. La verdad es que el mayor número de víctimas en Siria se cuenta entre los partidarios del Estado y no lo contrario. Muchos han resultado muertos en atentados. Cuando usted tiene guerra y terrorismo, desgraciadamente hay víctimas inocentes. Y, por cierto, eso es lo que sucede en todas partes. Pero no se concibe que el Estado apunte contra sus propios ciudadanos.
También según la ONU, 3 millones de sirios se han refugiado en los países limítrofes, o sea la octava parte de la población siria. ¿Son todos aliados de los terroristas?
–No, no. La mayoría de los que han salido de Siria lo ha hecho por causa del terrorismo. Entre esos refugiados hay algunos que apoyan a los terroristas y otros que apoyan al Estado. Estos últimos han salido del país por razones de seguridad. Gran parte de los refugiados no apoya a nadie.
Desde el punto de vista militar, ¿dispone usted de los medios para ganar la guerra?
–En este momento estamos luchando contra Estados, no sólo contra bandas. Están recibiendo miles de millones de dólares. Han recibido armas de países como Turquía. No se trata de una guerra fácil en el plano militar. Sin embargo, el Ejército sirio avanza en muchas regiones. Nadie puede decir aún cuándo terminará esta guerra, ni cómo. Nuestros adversarios pensaban, al principio, que conquistarían los corazones de los sirios. No lo lograron. Perdieron el respaldo de la población local. Eso precisamente es lo que ha permitido el avance del Ejército. Tenemos que ver la guerra desde un punto de vista militar, social y político.
Pero ellos no han perdido todavía ya que la mitad del país no está bajo control de usted.
–El Ejército sirio no puede estar en todas partes a la vez. Donde no está presente los terroristas aprovechan para cruzar las fronteras e infiltrarse en tal o más cuál zona. Pero cada vez que el Ejército decide recuperar una región logra hacerlo. Esto es otro tipo de guerra. Estamos ante terroristas que se infiltran en una ciudad o en una aldea. Así que esta guerra será larga y difícil.
Muchos dicen que la solución es que usted se vaya. ¿Ha pensado usted en la posibilidad de que la salida de usted sea la solución?
–En todos los países del mundo, un jefe de Estado llega al poder a través de un mecanismo constitucional y sale del poder a través de ese mismo mecanismo. Un presidente no puede imponerse ni tampoco puede abandonar el poder dejando el caos. La prueba palpable son los resultados de la política francesa en Libia con la decisión de atacar a Kadhafi. ¿Cuál fue el resultado? Después de su salida se instauró el caos. ¿La solución era la salida de Kadhafi? ¿Mejoró eso la situación? ¿Se convirtió Libia en un país democrático? El Estado es como un barco. El capitán no huye en medio de la tormenta. No abandona el navío. Si los pasajeros tienen que abandonar el barco, el capitán será el último en hacerlo.
Eso quiere decir que el capitán está dispuesto a morir. Usted mencionó a Muammar el-Kadhafi. ¿Tiene usted miedo de morir de la misma manera que Sadam Husein o Kadhafi?
–El capitán no piensa en la muerte, ni tampoco en la vida. En lo que piensa es en salvar el navío. Si naufraga, todo el mundo muere. Así que lo mejor que se puede hacer es hacer todo lo posible por salvar el país. Pero quiero subrayar algo importante. Mi objetivo no es seguir siendo presidente, ni antes, ni durante, ni después de la crisis. Pero, pase lo que pase, nosotros los sirios no aceptaremos jamás que nuestro país se convierta en un juguete en manos de Occidente. Eso es un principio fundamental para nosotros.
Hablemos del grupo Estado Islámico. A veces se oye decir que al principio el régimen sirio estimuló el ascenso de los radicales islamistas para dividir la oposición. ¿Qué responde usted a eso?
–En primer lugar, enSiria tenemos un Estado, no un régimen. Seamos claros con la terminología. Si suponemos que lo que usted dice es cierto y nosotros apoyamos el Estado Islámico, eso quiere decir que nosotros le pedimos que nos atacaran, que atacaran nuestros aeropuertos militares, que mataran a cientos de nuestros militares, que ocuparan nuestras ciudades y aldeas. ¿Qué lógica tiene eso? ¿Qué ganábamos nosotros con eso? ¿Dividir y debilitar la oposición, dice usted? No necesitábamos hacerlo. Hasta Occidente reconoce que se trataba de una oposición títere. Es el propio Obama quien lo ha dicho. Así que esa hipótesis es falsa. Entonces, ¿dónde está la verdad? En realidad, el Estado Islámico fue creado en Irak en 2006. Que yo sepa no fue Siria quien estaba ocupando Irak sino Estados Unidos. Abu Baker al-Baghdadi no estuvo en las cárceles sirias sino en cárceles estadunidenses. Entonces, ¿quién creó el Estado Islámico? ¿Siria o Estados Unidos?
Los sirios que nosotros hemos visto en Damasco hablan más de las células durmientes yihadistas en Occidente que de la guerra contra el Estado Islámico. ¿No le parece sorprendente?
–El terrorismo es una ideología, no organizaciones ni estructuras. Pero la ideología no conoce fronteras. Hace 20 años, el terrorismo se exportaba desde nuestra región, en particular desde los países del Golfo, como Arabia Saudita. Ahora nos llega de Europa, y sobre todo desde Francia. El mayor contingente de terroristas occidentales que ha venido a Siria es de franceses. Cometen atentados en Francia. En Bélgica atacaron el Museo Judío. El terrorismo en Europa no está durmiendo, se ha despertado.
Los americanos (estadunidenses) son actualmente aliados tácticos contra el Emirato Islámico. ¿Sigue considerando usted sus intervenciones como una violación del territorio sirio?
–Usted ha utilizado la palabra “táctico” y eso es un punto importante. Usted sabe bien que una táctica no tiene ningún sentido sin estrategia, porque no logrará vencer el terrorismo por sí sola. Es una intervención ilegal: en primer lugar porque no ha recibido la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU y además porque no ha tenido en cuenta la soberanía de un Estado, que es Siria. La respuesta es “Sí”, es una intervención ilegal y, por lo tanto, es una violación de la soberanía nacional.
La AFP reporta que la aviación de usted ha efectuado 2,000 misiones aéreas en menos de 40 días, lo cual es enorme. Cuando los aviones de usted se cruzan con los aviones de ellos, por ejemplo, yendo a bombardear Raqqa, ¿existe un protocolo de no agresión?
–No hay coordinación directa. Nosotros atacamos el terrorismo donde quiera que se encuentre, sin tomar en consideración lo que hace Estados Unidos o la coalición. Usted se sorprendería seguramente si supiera que la cantidad de misiones diarias de la aviación siria para golpear a los terroristas es superior a las de la coalición. Así que, en primer lugar, no hay coordinación. Y además los ataques de la coalición son sólo cosméticos.
Pero esos ataques lo ayudan a usted. La renuncia del secretario americano de Defensa Chuck Hagel se explica en parte porque él pensaba que esos ataques fortalecían al gobierno de usted y las posiciones de ustedes.
–Observe que la pregunta que usted me está haciendo contradice la pregunta en la que se nos acusa de apoyar a Daesh (Acrónimo árabe del Emirato Islámico. Nota de la Red Voltaire). Eso quiere decir que nosotros somos enemigos de Daesh.
Lo que dije fue que se dice que, al principio, ustedes apoyaron a Daesh para dividir la oposición.
–No estoy acusándole a usted. Me refiero más bien a quienes piensan eso.
Ahora, una de las consecuencias ha sido esa renuncia (del secretario de Estado estadunidense), desde el punto de vista americano. ¿Estima usted, a pesar de todo, que los ataques de la coalición le ayudan a usted?
–No se puede acabar con el terrorismo mediante golpes aéreos. Son indispensables fuerzas terrestres que conocen la geografía y que actúan al mismo tiempo. Es por esa razón que no hay resultados reales al cabo de 2 meses de campaña de la coalición. Así que no es cierto que los ataques de la coalición nos ayuden. Seguramente nos habrían ayudado si fuesen serios y eficaces. Somos nosotros quienes estamos librando los combates terrestres contra Daesh y no hemos comprobado ningún cambio, sobre todo teniendo en cuenta que Turquía sigue aportando un apoyo directo (a los yihadistas) en esas regiones.
El 14 de julio de 2008 estaba usted en la tribuna de los Campos Elíseos en ocasión de la Cumbre del Mediterráneo. Hoy el gobierno francés le considera a usted un paria. ¿Cómo vive usted esta situación?
–Las buenas relaciones (que existieron) entre 2008 y 2011 no eran resultado de una iniciativa francesa. Primero estuvieron los estadunidenses, quienes encargaron a la administración francesa de aquella época de presionar a Siria sobre el tema de Irán. Después estuvo Qatar, que empujaba a Francia a mejorar sus relaciones con Siria. Mantener buenas relaciones con nosotros no emanaba por lo tanto de una voluntad independiente por parte de Francia. Ahora, las cosas no han cambiado. Hollande, al igual que Sarkozy, no actúa por voluntad propia.
Francois Hollande sigue considerándole a usted como un adversario. ¿Piensa usted que el contacto podrá reanudarse en algún momento?
–Esto no es una cuestión de relaciones personales. Por cierto, yo ni siquiera lo conozco. Se trata de relaciones entre Estados e instituciones y en interés de los dos pueblos. Nosotros trataremos con cualquier responsable o gobierno francés en aras del interés común. Pero la administración actual (de Francia) actúa en contra de los intereses de nuestro pueblo y en contra de los intereses del pueblo francés. Yo no soy ni enemigo personal ni rival de Hollande. Pienso que su rival es más bien Daesh porque están muy próximos en materia de popularidad.
¿Sí o no hay hoy armas químicas en Siria?
–No. Lo hemos dicho claramente y cuando decidimos renunciar a las armas químicas fue de manera definitiva y total.
Sin embargo, el secretario de Estado americano John Kerry los acusa a ustedes de haber violado el tratado utilizando cloro. ¿Es cierto?
–Usted puede encontrar cloro en cualquier hogar sirio. Cualquier facción puede utilizarlo. Pero nosotros no lo hemos utilizado porque tenemos armas convencionales más eficaces que utilizamos en la guerra contra los terroristas. No ocultamos esto porque estamos en nuestro derecho. No nos sorprenden esas acusaciones. Por cierto, ¿desde cuándo dicen los americanos la verdad sobre la crisis siria?
¿Utilizaron ustedes armas químicas?
–No hemos utilizado ese tipo de armas. Si lo hubiésemos hecho se habrían registrado decenas, incluso cientos de miles de muertos, no unas 100 o 200 personas como se dijo el año pasado, sobre todo tratándose de regiones pobladas por cientos de miles, incluso millones de sirios.
Durante la última estancia de usted en París, en noviembre de 2010, yo entrevisté a su esposa Asma. ¿No echan de menos los viajes al extranjero?
–No soy un amante de los viajes y mis visitas no eran para hacer turismo. Lo que verdaderamente echo de menos es la Siria de antes. Lo que echamos de menos, por supuesto, es un mundo diferente, donde reinen relaciones lógicas y morales. Teníamos entonces grandes esperanzas de desarrollar nuestra región, de garantizarle una mayor apertura en el plano intelectual. Pensábamos que Francia era, por su patrimonio cultural, el país más adecuado para desempeñar ese papel con Siria en el Medio Oriente.
Su esposa se veía como una embajadora de la modernidad. ¿Cómo vive ella esta situación, ahora que se ve recluida en Siria?
–Como todos los sirios, como yo mismo, ella siente dolor viendo la destrucción y la sangre derramada. Sentimos el dolor de ver como nuestro país vuelve decenas de años atrás y como se convierte en centro del terrorismo después de haber estado entre los cinco primeros países en materia de seguridad. Los dos sentimos la pena de ver como Occidente, al que creímos capaz de contribuir en materia de apertura y desarrollo, toma la dirección opuesta. Peor aún, de ver que sus aliados son países medievales del Golfo, como Arabia Saudita y Qatar.
A usted se le describe como alguien extremadamente cercano a sus hijos. Por las noches, cuando regresa a su casa, ¿cómo les explica usted lo que está sucediendo en su país?
–Ese diálogo tiene lugar en cada hogar sirio. Lo más difícil es cuando tratamos con niños cuya conciencia social se ha formado durante la crisis. Las dos preguntas principales que hacen son las siguientes: “¿Cómo es posible que personas que dicen creer en Dios y en el islam o defenderlos puedan matar y decapitar?” Es una contradicción difícil de explicar. Los niños también preguntan si esas personas saben que están equivocadas. La respuesta es que algunas lo saben y explotan la religión para sus propios fines, otras son ignorantes que no saben que la religión es el bien, no el crimen. También nos hacen una última pregunta: “¿Por qué Occidente nos ataca y defiende a los terroristas?” No hablan, evidentemente, de Occidente como tal sino que se refieren a países precisos como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña. “¿Por qué actúan así? ¿Acaso les hemos hecho algo malo?” Nosotros les explicamos entonces que los pueblos son una cosa y los Estados son otra.
Fuente:forumenlinea.com
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